La Horda del Cráneo Rojo-Narración

Iniciado por Greeny, Septiembre 09, 2005, 10:45:43 PM

Greeny

MASTER: Greeny
PERSONAJES:
Adela (Elune): N/A
Athos (Rasdel): Desde que inició su aprendizaje como mago, Athos se mostró como un estudiante aplicado. Sin embargo su maestro, Eifol, fue acusado de hereje por la Orden de la Torre. De esta forma, todo el Linaje de Eifol parecía corrupto. Ello provocó que la Torre sospechara del joven Athos, que se vio obligado a exiliarse para escapar de las iras y cada vez más amenazantes sospechas de los hechiceros. Decidido a recuperar el prestigio perdido entre los magos, Athos se dirigió hacia el famoso Templo del Sol para estudiar los Cuernos de Yahim. Ello provocó que el joven mago se viera inmerso en una peligrosa aventura en el Bosque de las Hojas Caídas en la búsqueda de la Gema Oscura, donde se enfrentó a la Horda del Cráneo Rojo y al líder de su propia Orden: el traidor Astral; pero también se encontró con un viejo amigo de su juventud: el ahora nigromante Derec.
Derec (TheLordAlex): Sus orígenes como mago empezaron en la Torre de Marfil, junto a su amigo Athos. Pero el amor se cruzó en su vida al conocer a la joven Ariana, una joven hechicera que había entrado en la Torre. Su incomprendido amor –pues las normas sobre este sentimiento en la Orden de Hechiceros son muy estrictas- les llevó a fugarse una oscura noche... Lo siguiente que se sabe del oscuro mago es que, a causa de las artimañas de Astral, fue capturado por el paladín LordCiego, quien lo acusó de prácticas oscuras, y llevado de malas maneras hasta el Templo del Sol, donde una joven clérigo llamada Adela, se apiadó de él, defendiendo que toda persona tiene derecho a una segunda oportunidad.
Lord Ciego (LordCiego): Servidor y guerrero del Templo del Sol, el paladín emprendió un viaje donde halló a un nigromante de pálida piel llamado Derec. Tras capturarlo, lo llevó hasta su templo, lleno de heridas por el duro viaje y el maltrato del paladín. Acusado de practicar magia negra por LordCiego, Derec iba a ser ajusticiado en el Templo, pero Adela -una joven clérigo que solía oponerse a sus métodos y su concepto de Bien- se apiadó del hechicero, defendiendo que toda persona tiene derecho a una segunda oportunidad. El Decano del Templo del Sol apoyó la decisión de Adela, lo cual no agradó a LordCiego, el cual se prometió no perder de vista al nigromante.
Mk Venner (Galahad78): Tras ser contratado por el joven mago Athos, el explorador Mk Venner tiene como objetivo guiar al joven hechicero hasta el Templo del Sol.
Swann (Swann): Sólo abandona su mutismo para lanzar comentarios sarcásticos sobre casi todo lo que le rodea. A pesar de esta actitud, mantiene una relación casi paternal con la joven Adela, la cual ahora se ha convertido en Decana del Templo del Sol. El monje es el bibliotecario del lugar, y por ello es muy respetado por todos, incluso por el imponente y enérgico paladín LordCiego.

LA HORDA DEL CRÁNEO ROJO

MkVenner llegó a lo alto de la colina, a lomos de Gaia, su yegua castaña, y observó con sus atentos ojos. Sonrió.

- ¿Estamos cerca? -preguntó una voz a su espalda.

- Hemos llegado -el explorador señaló adelante, y el mago que le había hablado -el mismo que lo había contratado- llegó a su lado montado en un ligero rocín blanco de nombre Niebla. A unas pocas millas se observaba una bella escena: un gran santuario de mármol blanco rodeado de un pequeño y verde bosque. Al fondo, el Sol empezaba a desaparecer en el horizontes, lanzando sus últimos rayos sobre esta zona del nordeste de Erathia, cercana a la frontera con Deyja, hogar de los oscuros nigromantes.

- No tardaremos mucho, Athos, poco después de que anochezca llegaremos al Templo del Sol.

- Perfecto, estoy deseando tener en mis manos los Cuernos de Yahim para estudiarlos... me devolverán el prestigio perdido por los errores de otros.

- Pues en marcha... ¡espera! ¿Qué es eso? -MkVenner observó con los ojos entrecerrados el lejano horizonte.

- ¿Qué ocurre? -pregunto Athos, el hechicero.

- No lo sé, pero no me gusta... parece un ejército, viene del Oeste.

En efecto, un numeroso grupo se dirigía directamente hacia el Templo del Sol.

- Aún están lejos, y van a pie. Quizás si nos damos prisas lleguemos antes que.... ¡no puede ser! -se sorprendió de pronto MkVenner, ya que el último rayo de Sol iluminó un grotesco estandarte: el Cráneo Rojo.

-¡La Horda! -gimió Athos, mientras ambos comenzaban una veloz galopada para alcanzar el Templo del Sol antes que los No-Muertos.

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Los Antiguos son, según las leyendas, unos poderosos seres creadores de vida, a los que muchos consideran Dioses, aunque su culto ha desaparecido de Erathia sin dejar rastro. Los Antiguos, enemigos de los Kreegan, tenían varios nombres, siendo los más comunes entre los antiguos habitantes y adoradores de Erathia los llamados Sheltem, Xenea, Attiem, Zieq...

La puerta se abrió. Swann alzó la cabeza con un gruñido que mostraba lo molesta de la intrusión. Estaba estudiando un antiguo manuscrito que hablaba de un mito poco conocido, el de los Antiguos. Pero alguien había entrado en su habitación privada, y sin anunciarse.

Tom, un joven novicio, apareció ante su vista, jadeando y pálido.

- Ya tenemos a un pálido joven entre nosotros -dijo con sorna el erudito monje, en referencia al nigromante capturado por LordCiego hacía unos días-. No necesitamos más -e ignorando a Tom, agachó la cabeza para seguir leyendo, pero el joven siguió en el mismo sitio, tomando aire para poder hablar.

- Señor, me manda el Decano, hay problemas y requiere su presencia en el Gran Salón. Es urgente.

- ¿Y qué es más importante que un manuscrito de más de 200 años?

- La Horda señor -jadeó el chico-. ¡Los No-Muertos se acercan al Templo!

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LordCiego empuñaba su espada larga y su escudo. Su chaquetón de escamas lucía impresionante, y su voz sonó aún más impresionante.

- ¡Defensores del Templo! -gritó-. ¡Que esos malditos engendros vuelvan a la pútrida tumba de la que salieron! ¡El Bien triunfará esta noche, y siempre!

Los vítores del resto de Defensores del Templo se oyeron en la oscura noche, donde unas figuras aún más oscuras se acercaban a su objetivo...

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- ¡Sal fuera! ¡Sabes como combatir a los No-Muertos! -gritó un anciano clérigo, pero Derec, el nigromante, lo ignoró. ¿Qué le importaba la vida de esos malditos clérigos que sólo le habían hecho daño desde que llegó al Templo? Decían que le habían dado una segunda oportunidad, pero la verdad es que no le habían dejado salir del Santuario... hasta ahora, casualmente cuando necesitaban sus "despreciables artes oscuras".

El anciano insistió, pero el pálido hombre se levantó de su asiento y se marchó de la habitación, encaminándose por el pasillo. Varios Guardianes corrían de un lado para otro, organizando las defensas. Derec no pudo evitar sonreír.

Entonces la vió. Adela, la bella joven de largo cabello castaño que le había salvado la vida, se cruzó con él, corriendo hacia la salida con una corta espada en la mano. ¿Qué hacía? Ella no era una guerrera...

- No le debo nada a este Templo... pero sí a ella -susurró el nigromante, echando la negra capucha de su túnica sobre su cabeza y encaminándose tras Adela.

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MkVenner y Athos llegaron hasta las cercanías del Templo del Sol. Justo en ese momento, un grito de guerra procedente de las filas de los Guardianes dio comienzo a la batalla. Los paladines se lanzaron contra una horda de esqueletos y zombis que al menos los triplicaban.
El primero en embestir fue LordCiego, Capitán de los Guardianes del Templo del Sol, seguido por sus fieles paladines.

- ¡Están entrando! -dijo MkVenner, al ver como mientras parte de las fuerzas de la Horda luchaban con los Guardianes, otros No-Muertos trepaban por las paredes del Templo para alcanzar los balcones y entrar en el Santuario.

- Una distracción.... -susurró Athos.

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- ¡Ahí vienen! -gritó Adela, sorprendida en el pasillo por dos esqueletos. Su compañero, un joven clérigo, cayó abatido por las herrumbrosas espadas de los No-Muertos. La mujer retrocedió, blandiendo su espada a la defensiva, hasta que notó una presencia oscura a su lado, que la hizo dar un respingo.

- Tranquila, soy yo -susurró una voz, y Derec se interpuso entre los dos esqueletos y la mujer, con su larga vara empuñada con fuerza.

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Swann corría lo más rápido que podía hacer con su lánguido cuerpo: no estaba acostumbrado a los ejercicios físicos. Tras hablar con el Decano y otro importantes monjes en el Gran Salón y conocer la situación, había tenido una intuición: la reliquia más sagrada del Templo del Sol, los Cuernos de Yahim, podía correr peligro. Sin una palabra había salido corriendo del Gran Salón, dirigiéndose directamente hacia la Sala Sagrada, donde la reliquia descansaba en un altar, dentro de una urna de cristal. En su mano llevaba su espada, y sobre sus hombros su arco. No era un guerrero, pero este era un mundo peligroso y sabía defenderse.

Llegó a la Sala Sagrada justo cuando se oyó el sonido de un cristal rompiéndose. Allí vio como tres zombis, armados con oxidadas hachas, cogían los dorados Cuernos de Yahim con sus sucias manos. En el suelo, los dos Guardianes de la Reliquia yacían muertos, junto con cuatro zombis.
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TheLordAlex

"Retrocede porfavor no quiero lastimarte" se escucho una voz que provenia del fondo del pasillo, era Derec, se aproximo rapidamente, no se escuchaban sus pasos, parecia que fuese un fantasma.

Derec salio alfrente de Adela se interpuso entre ella y los esqueletos

"Hijos mios queriendo hacer travesuras el día de hoy" dijo con voz burlona alzo la capucha oscura que cubria su pálido rostro levanto su vara ke hasta el momento la usaba como si fuese un simple bastón:

"REGO AURAM!" entono con fuerza...
\"En la sabiduria esta el poder\"

rasdel

-Rápido Mk Venner! Debemos alertar a los guardias antes de que la Horda logre su propósito.- Athos tomó las riendas con fuerza y se apresuró a la entrada del Templo del Sol... quedaba poco tiempo...
-Niebla corre como los vientos... apresura la marcha mi viejo amigo!- dijo el mago a su noble rocín quien se movia a una velocidad nunca antes vista...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Galahad78

"Maldita plaga del infierno..." pensó MkVenner, el rostró transformado en una mueca de odio. Una parte poderosa de él le empujaba a cargar contra la Horda y aliviar su ira en una espiral de destrucción, pero su instinto de supervivencia le gritaba que eso no sería más que un suicidio sin sentido. Con un gran esfuerzo de voluntad, espoleó a su fiel yegua tras los pasos de Athos.

-Tranquilas mis pequeñas, esta vez será diferente...Aun no es la hora - susurró para sí mientras Gaia cogía velocidad.
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Elune

Adela se quedó unos segundos paralizada. A pesar de haber estudiado durante años estas abominaciones animadas por magia negra, cuando vió a su compañero caer, creyó que no serviría de nada.

Ahora Derec estaba entre ella y dos de esas criaturas. "Él las conoce mejor y sabe como combatirlas "-pensó y se sintió más segura. Se aferró fuertemente con una mano al amuleto que colgaba de su cuello y se concentró.
"Sin la magia que les anima no son más que huesos... solo polvo."- señaló con la espada a uno de los esqueletos y siguió concentrandose. "Polvo al polvo. Eso son."
-Entonces, ¿todo es sólo reflejo y contrarreflejo? -preguntó ella.
Y él escribió, mientras ella le oía decir:
-¿Qué se ve en un espejo que se mira en otro espejo?

Michael Ende - "La Historia Interminable"

Swann

Swann observó con aprensión al grupo de criaturas. Siempre había despreciado a los monjes que dedicaban sus estudios a combatir a los no-muertos. Lo consideraba una pérdida de tiempo "No se me ha perdido nada en los cementerios" solía ser su presuntuosa respuesta a los comentarios que hacía Adela sobre sus avances en Nigromancia con Derec. Pero esta vez el cementerio había ido a buscarlo a él.
"Si supiera cómo lanzar uno de esos estúpidos exorcismos"
Pero lo cierto es que no tenía ni idea de por dónde empezar. Afortunadamente, en su juventud su maestro le tuvo castigado sin poder acceder a la biblioteca del templo durante todo un año. Y el aburrimiento le llevó a practicar el tiro con arco, una habilidad que se ajustaba bien a su poca capacidad física y grandes dotes de concentración. Ahora quizá ese viejo castigo iba a serle útil.
" No sé que hacer... en un combate de de dos contra siete zombis, han muerto dos humanos y cuatro zombis... un humano puede, entonces, con ¿dos zombis? eeerrr..  no, no... eso está mal... los zombis son lentos... sí, apuntaré al que lleva la reliquia... esto retrasará a los otros dos...

Pensaba todo esto para concentrarse mientras tensaba la cuerda del arco: quería atravesar la garganta grisácea y pútrida de ese engendro. Siempre pensaba en otras cosas cuando tiraba con arco. Si pensaba en el disparo le saldría mal. Tenía que pensar en otra cosa.

"Igual ni me atacan... ellos van a lo que van... quieren salir de aquí con el cacharro... eso es... huumm... Septem vaccae pingues et septem spicae plenae sunt... O presul vere civitates, qui in templo angularis lapidis... Ah, me tengo que acordar de apagar el candil, me lo he dejado encendido con las prisas..."

Al pensar la palabra "prisas", el zumbido de una cuerda repentinamente destensada le sorprendió casi como si no hubiese sido en verdad él el que la había soltado.
La flecha ya estaba echada.

LordCiego

El combate era tenso pero el dirigir a sus compañeros en combate era una refrescante tarea despues de su aventura solitaria en la captura de ese nigromante.

Bueno, no se me agradecio el trabajo bien hecho en su momento pero lo  apreciaran cuando sus mercedes puedan seguir estudiando sus libros tranquilos

No era la primera vez que eran atacados, siempre habia algun guerrero loco o algun picaro de manos largas que interferia en las tranquilas vidas del templo pero los que lo hacian ya sabían el valor de un cuello cortado. Cuando defiendes tu morada de alguien que la allana los accidentes ocurren aunque sean más aparatosossi vas por ella vestido con tu fiel espada.

Pero los no-muertos no entienden de eso; solo son criaturas malvadas dirigidas por alguien con intenciones aun más malvadas

Y si hay alguien que las dirige tiene algun objetivo, pero solo hay una cosa en ese templo que los no-muertos puedan querer...

y yo no permitire que eso ocurra.... ¡¡Adelante hermanos!!, ¡Sigamos luchando y recordad no morir! ¡No quiero tener que mataros cuando hayais muerto!

Greeny

La batalla era dura, y sucia. Herrumbrosas espadas, oxidadas hachas, desgastadas lanzas y quebrados escudos se mezclaban con las brillantes armaduras y las bellas espadas de los Paladines. Y en medio de la batalla, LordCiego brillaba con luz propia. Mientras derribaba con su escudo a un zombi, el Capitán destrozaba con su espada a un esqueleto. Casi sin tiempo, el paladín se giró, deteniendo en el último momento un hacha destinaba a cercenarle la cabeza. Como replica, LordCiego decapitó al zombi que le había atacado.

El Capitán alzó la cabeza... a pesar de la heroica defensa, estaban siendo derrotados.

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- ¡Rego Auram! -tronó la voz de Derec, mientras con su vara apuntaba a uno de los esqueletos, que enseguida fue arrastrado por un repentino viento que lo estampó contra la pared, esparciendo sus huesos por doquier.

Antes de que pudiera encargarse del otro esqueleto, la joven Adela señaló al otro esqueleto con su espada corta, entonando un sagrado salmo. El esqueleto se convulsionó, dejando caer su arma, y comenzando a deshacerse lentamente, hasta que sólo quedo un montón de polvo en el suelo.

Entonces un grito resonó en el aire.

- ¡El Decano! -reconoció Adela.

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La flecha de Swann cruzó los aires, clavándose algo por debajo de la garganta de uno de los zombis. Sin embargo, la criatura ni se inmutó. Los zombis, con los Cuernos de Yahim en su poder, salieron corriendo, empujando a Swann que cayó al suelo. Mientras huían por el pasillo, el monje los miró asombrado. Esos zombis eran demasiado ágiles. Y además, no le habían matado... no era su objetivo.

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Con un potente salto, el caballo de Athos el mago entró en el Templo, seguido de cerca por la yegua de MkVenner.

- ¡Están entrando por el otro lado! -avisó el explorador a los guardias-. ¡Trepan por los balcones!

Cabalgando por el amplio pasillo principal del Templo, mago y explorador guiaron a sus monturas, avisando todos de la invasión de los balcones. A gran velocidad atravesaron el pasillo, dejando a ambos lados diversas habitaciones, en algunas de las cuales se libraba una pequeña batalla campal. De repente, el pasillo acabó en un cruce: a derecha e izquierda se extendían unos pasillos, de techos más bajos y más estrechos, por donde sus monturas no podrían pasar. Y frente a ellos, una gran doble puerta se encontraba destrozada, astillada: en su interior, un gran salón se habría ante ellos, donde un par de Guardianes luchaban contra varios esqueletos, sin posibilidades de vencer. Un anciano, vestido con una lujosa túnica de seda llena de sangre, estaba derribado en el suelo, junto a un trono de mármol, amenazado por la pálida espada de un esqueleto...
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Galahad78

El experto ojo de MkVenner le permitió hacerse cargo de la situación en un instante. Un anciano con pinta de ser importante yacía cerca del trono, mientras un esqueleto se encumbraba sobre él, dispuesto a administrarle el golpe de gracia. Un par de Guardianes luchaban rodeados de varios esqueletos, pero se veían claramente superados. Había que hacer algo, y había que hacerlo rápido.

MkVenner sintió que la ira volvía a embargarlo. ¿Con qué derecho se creían los magos oscuros para utilizar así los cuerpos de personas que habían reído, habían amado, habían vivido? Una sombra cruzó su rostro y ya no pensó más.

- ¡Athos, entretén al grupo de flacuchos! – gritó MkVenner al tiempo que espoleaba su montura en dirección al esqueleto solitario y el yaciente anciano. – Ya va siendo hora de equilibrar la balanza, ¿verdad, mis pequeñas? – dijo MkVenner sonriendo como un demente, al tiempo que se preparaba para saltar sobre la espalda del desprevenido esqueleto...
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rasdel

Al ver que su compañero cabalga al rescate del pobre anciano, Athos rápidamente se posiciona buscando un ángulo apropiado para un buen ataque...

Los guardias estaban luchando como podían, en sus rostros se veía el miedo y la desesperación, estaban rodeados y los esqueletos no paraban de atacarles... el mago debía atacar y debía hacerlo rápido...

Agarrando con fuerza su vara mágica Athos apunta a el grupo de esqueletos... -Asquerosos no-muertos, ahora verán la ira de un mago- dijo Athos enfurecido.

-CREO AURAM!!!- Las palabras del mago retumbaron en las paredes del oscuro cuarto...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Swann

"He sobrevivido para aprender una lección: las flechas solo sirven para hacerles un agujerito más a esa carroña purulenta"
A pesar de ello, Swann no olvidó recoger su arco, que había quedado tirado en el suelo tras el empujón que le había propinado la mano fría y acartonada del zombi. Después salió tras ellos corriendo por el pasillo en penumbra preguntándose para qué exactamente lo hacía.
Odiaba gritar. De hecho, podía afirmarse que no sabía gritar. Pero hacia la dirección a la que se apresuraban los zombis se oía el entrechocar de espadas, los lamentos, los estertores de los no muertos...
¡¡Atención, cuidado!! ¡¡Se llevan los cuernos de Yahim!! ¡¡Detenedlos!! ¡¡Dejad todo lo que estéis haciendo!! ¡¡Se llevan los cuernos!!
Tenía la impresión de que sus gritos de alarma apenas eran escuchados, sumergidos como estaban en el fragor de la batalla. Las sandalias que usaba no eran las ideales para correr. O quizá era que llevaba años sin hacerlo. Pero el caso es que de pronto notó que parte del calzado del pie izquierdo se le quedaba atrás, mientras que la otra parte seguía adherida a su tobillo. Su propia sandalia le hizo la zancadilla y... ¡cataplaf!

"¡Me cago en Neberneith" refunfuñó intentando incorporarse de nuevo. Y entonces, rabioso por su torpeza gritó, esta vez como un loco:

"¡COGED A ESOS ZOMBIS! ¡SE LLEVAN LOS CUERNOS! ¡LOS CUERNOS DE YAHIM!"

Luego se ató la sandalia y siguió tambaleándose pasillo abajo y gritando, en tanto un negro presentimiento de catástrofe, unas imágenes de pesadilla, con un gran Liche sosteniendo la reliquia en sus garras huesudas llenas de anillos de oro, le impedían pensar en nada real. Ni siquiera en que se había puesto la sandalia del revés y por eso cojeaba.

TheLordAlex

Derec derribo a uno de los esqueletos, cuando se disponia a atacar al otro vio con sorpresa que este se desintegraba como polvo

"Pero como" penso-depronto observo que Adela habia estado entonando un salmo mientras el hacia su conjuro "Esta chica sabe defenderse me hace recordar a...-Derrepente unos gritos interrumpieron su pensamiento "¡COGED A ESOS ZOMBIS! ¡SE LLEVAN LOS CUERNOS! ¡LOS CUERNOS DE YAHIM!"

Unos ruidos como pasos se escuchaban del fondo del pasillo, pasos muy apurados, entonses supuso que eran los zombis que anunciaban la voz, una oscura idea atravezo por su mente:

"Yo no le debo nada a estos clerigos, que lo unico que han hecho es retrasar mi unico proposito, tal vez pueda robar esos cuernos y hacer trato con los nicromantes, ellos deben tener la sabiduria suficiente para ayudarme en mi proposito"-mientras tanto adela se incorporaba, podia escuchar como se levantaba detras de el, mirandola de reojo penso

"Por que tuviste que aparecer en mi vida justo en este momento PORQUE PORQUE"!! se dio la vuelta hacia Adela y le dio la mano para ayudarla a terminar de incorporarse

"Creo que debemos ayudarlo"-dijo casi como resignado
\"En la sabiduria esta el poder\"

LordCiego

A pesar de su valiente actuación algo no iba bien:

"Este ataque es más grande de lo que parecia en un principio, sera mejor que vayamos retrocediendo poco a poco hacia el templo e ir reorganizando los efectivos desde alli"


Desde que LordCiego conocio el templo del sol le parecio que habia muy pocos arqueros a su alrededor pero en este caso ¿de que iban a servir unas flechas que casi el unico objetivo que iban a conseguir era colarse entre unos sacos de huesos en movimiento? Seria un gasto inutil. Y mientras el pensaba en el templo un compañero suyo se le acerco:

"Señor los no-muertos han entrado al templo!"

Dejandose proteger un momento por sus compañeros echo un rapido vistazo al templo lo que acrecento un pensamiento en el...

"Si quisieran echar el templo abajo estaba claro que ya habrian empezado, pero apenas hay unas brechas. Ahora si que lo tengo claro, vienen a por Los Cuernos de Yahim"

Lo unico que sabia LordCiego sobre los cuernos era que es una reliquia sagrada que fue hallada cuando se empezó a construir el Templo del Sol. Estaba enterrada en el sitio donde ahora está dicho Templo. Fue considerado un augurio favorable al templo. Sólo un libro de la biblioteca habla de la reliquia, mostrando un dibujo de la misma y su nombre en varios idiomas. Pero de sus supuestos poderes nada de sabe.

Despues de hecharle el vistazo al templo le dijo su compañero que le traido el mensaje:

"Quiero que tu y tus hombre os quedeis aqui conmigo mientras retrocedemos hacia el templo"

"Pero señor, si no volvemos la entrada quedara un poco desprotegida"

"Lo se, pero os necesito; vamos a retroceder hacia el templo más rapìdo de lo previsto y no podremos defendernos tan bien asi que os necesito aqui para que podamos cerrar bien filas. Cuando lleguemos a la entrada ya nos encargaremos de todo bien"

"Si, señor"

Elune

Apenas tuvo tiempo de sorprenderse de lo que acababa de hacer. Aunque tampoco es que no creyese que lo iba a conseguir, pues entonces no lo habría conseguido nunca. Demasiados sucesos estaban ocurriendo rapidamente y los segundos parecían minutos. Mientras aquella criatura se convertía en polvo pensó en la repentina invasión del Templo. Siempre había supuesto a los muertos vivientes como criaturas lentas, estúpidas y torpes. Pero aquellos seres parecían dominados por una perversa inteligencia que los controlaba como si fueran partes de un mismo ser... ¿Por que atacaban de repente? Llevaban a cabo un ataque organizado y preparado... no entraban como una turba demente a destruir todo a su paso.

Entonces un grito resonó en el aire.

- ¡El Decano! -reconoció Adela.

Rapidamente emprendió una carrera hacia el origen del grito. Derec la siguió sin pronunciar palabra pero pensativo. De repente unos nuevos gritos se sumaron. "¡COGED A ESOS ZOMBIS! ¡SE LLEVAN LOS CUERNOS! ¡LOS CUERNOS DE YAHIM!"

Adela titubeó un poco -Es el pobre Swann. Pero... ¿por que huyen con los cuernos y no le han matado ya?. En cambio han podido atacar al Decano... En seguida frenó en seco.

Alabada sea la luz! Derec... es una distracción! Todo eso una distracción solo pretenden llevarse los cuernos! -dijo percatándose de la situación y arrancando a correr en dirección contraria. - ¡Debemos ir rápido a por los cuernos! Creo que está en peligro mucho más que el Templo si esa reliquia cae en malas manos. No creo que podamos hacer nada por el Decano para bien o para mal y estoy segura de que él comprenderá que los Cuernos son más importantes. ¡Lo suficientemente importantes como para mobilizar toda esta brujería! ¡Corramos!
-Entonces, ¿todo es sólo reflejo y contrarreflejo? -preguntó ella.
Y él escribió, mientras ella le oía decir:
-¿Qué se ve en un espejo que se mira en otro espejo?

Michael Ende - "La Historia Interminable"

Greeny

Adela corría lo más rápido que podía, seguida de cerca por Derec. Los gritos guiaron a los dos hasta las escaleras que conducían al segundo piso. Entonces los vieron. Unos extraños y sorprendentemente ágiles zombis corrían hacia ellos, en dirección a las escaleras, seguidos a cierta distancia por Swann, que corría torpemente, cojeando a causa de una mal colocada sandalia. Bloqueando las escaleras, Derec el nigromante y Adela se dispusieron a detenerlos, pero antes de que un solo hechizo saliera de sus labios, los tres zombis saltaron poderosamente por encima de ellos, agarrándose al techo y moviéndose rápidamente por él como insólitas arañas, y subiendo hacia el segundo piso.
- ¡¿Cómo...?! –se sorprendió Adela, subiendo las escaleras lo más rápidamente que podía, seguida por Derec y el cojeante Swann.

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MkVenner saltó desde lo alto de su yegua, derribando de un golpe al esqueleto que amenazaba pasivamente al Decano. El no-muerto se levantó desmañadamente, pero antes de que supiera qué pasaba, dos espadas destrozaron sus putrefactos huesos.

- ¡Creo Auram! -se oyó entonces. Athos, que había desmontando de un salto, había lanzado unos de sus hechizos de viento contra tres de los pérfidos esqueletos, que salieron despedidos por los aires, estrellándose ruidosamente contra la pared y rompiéndose en varios fragmentos. Animados por este cambio de la situación, los dos Guardias supervivientes atacaron al resto de los no-muertos, y con la ayuda del bastón de Athos y las espadas de MkVenner aniquilaron a los últimos enemigos de la sala.

- Gracias... por salvarme -jadeó el Decano, apoyándose en el trono y sentándose en él-. No sé quienes sois, pero creo que deberías quedaros aquí. Es un lugar seguro -entonces se dirigió a uno de los Guardias-. Ve, y busca al Capitán. Quiero que me comunique como va la batalla.

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El plan de LordCiego funcionaba. El compacto grupo de Guardianes fue una férrea defensa infranqueable para los No-Muertos. Sin embargo, cuando los Paladines estaban cerca de la entrada del Templo, se oyó un grito.

- ¡Los Cuernos!

Reconociendo la voz de Adela, y alzando la mirada, LordCiego vio como desde uno de los balcones tres veloces zombis saltaban al vacío, cayendo de pie y emprendiendo una rápida huida.

- ¡Esos no son zombis cualquiera! -gruñó, viendo como uno de ellos llevaba algo brillante en la mano-. ¡Maldición!

En ese momento los No-Muertos, tras contener momentáneamente a los Guardianes, huyeron en una veloz desbandada, siguiendo a los portadores del Cuerno hacia el oeste.

- Señor, el Decano desea su informe de batalla -le habló un Guardián que acababa de salir del Templo.

Resignado, LordCiego miró a la Horda en retirada. No tenían efectivos para seguirlos, aún no. Pero LordCiego nunca deja escapar a una presa.

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En el Gran Salón, con el Decano presidiendo la reunión desde su trono, se hablaron muchas cosas esa noche. Tras las declaraciones de Swann, Derec y Adela sobre el robo de los Cuernos por los sorprendentes zombis, y la presentación de Athos y MkVenner, fue LordCiego el que tomó la palabra, con un ardiente discurso en el que pedía al Decano la aprobación de una misión de rescate de la reliquia.

Tras sus palabras, un pensativo Decano habló con voz clara:

- Debemos ser cautos, mi buen Capitán. Debemos estar preparados para todo... quizás Swann, ayudado por los que se ofrezcan voluntarios, pueda encontrar más información sobre este misterio en la Biblioteca...

- Lo que no me cuadra... -comenzó de repente a decir MkVenner-, es que la Horda atacase desde el  oeste, y huyera al oeste... que yo sepa Deyja, país de los nigromantes, está al noreste de aquí.

- Cierto -dijo Athos-. Al oeste, a varias millas, no hay nada, excepto...

- El mar -concluyó Adela, pensativa.
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