La Horda del Cráneo Rojo-Narración

Iniciado por Greeny, Septiembre 09, 2005, 10:45:43 PM

LordCiego

- ¡Al fin! ¡Al fin recupero lo que me pertenece! -gritó.

- ¿¡Pero qué dices Adela!? -Grito Derec a la vez que se empezaron a escuchar unos golpes

PUM!

Y quien habia sido de nuevo Adela, de repente volvio a no serlo y les conto como los habia utilizado.

- Una vez que tuve a mi nigromante, necesitaba un paladín. Un pequeño chivatazo a LordCiego y éste se encargó de capturar a Derec. ¿No te extrañó que fuese tan fácil su captura? ¿Qué estuviese casualmente durmiendo, paladín? Un sencillo hechizo lo consiguió, y los dos extremos opuestos se unieron. Otro inepto más, nuestro amigo LordCiego -Adela rió-.

Cuando oyo esto la ira le invadio. Le habían utilizado para sus propios planes. Quiza habia capturado a un nigromante pero lo había echo sin saberlo en beneficio de... ¿Quien demonios era realmente?.

Demasiado Tarde, cuando se dio cuenta "Adela" ya habia echado a correr aunque ¿4 Adelas? en ese momento y en ese sitio ya no le sorprendia nada asique no le parecio excesivamente raro que los golpes que se oian cada vez más fuerte eran de una Hidra que habia aparecido detras de donde estaba "Adela" situada antes.

Una Hidra era un Adversario muy poderoso pero LordCiego estaba demasiado furioso como para pararse a pensar en que era mejor o peor. Esto no era un campo de batalla normal en el que dirigir a sus soldados a pesar de todo. Aqui eran un grupo de compañeros que tenian que intentar salir de alli. Saco su espada y su escudo y flanqueo a la hidra para intentar atacar a una de las cabezas sin que llegaran las otras.

Greeny

El caos llenó la enorme sala. Las cabezas de la Hidra se lanzaban contra LordCiego y los dos hechiceros con gran velocidad. LordCiego, el paladín, se enfrentaba fieramente a dos cabezas de la criatura, usando su escudo y espada de manera defensiva e intentando flanquear a la hidra. Por su parte, Derec y Athos retrocedían mientras las otras tres cabezas embestían contra ellos.

- ¡Este es el momento que he esperado! ¡Enfrentarme a mi mayor miedo... ese es mi destino! ¡Es mi misión...! –Athos saltó atrás evitando por poco el ataque de una de las cabezas del monstruo-, ¡Y es la única forma que mi alma encontrara descanso y que mi honor vuelva a ser el de antes...! –una enorme pata de la hidra intentó entonces aplastar al mago, pero este hábilmente rodó a un lado. Arrodillándose, apuntó con su bastón a la hidra-. ¡Y nada ni nadie se me interpondrá... ni siquiera tu engendro de la oscuridad... ni siquiera tú!

Athos se concentró en un hechizo –su hechizo más poderoso- mientras a su alrededor Derec usaba su vara para entretener a la hidra y LordCiego golpeaba una de sus cabezas con su brillante espada.

- ¡Creo Ignem! –gritó el mago, y de su palma derecha surgió una esfera ígnea que se estrelló contra el gran cuerpo de la Hidra del Caos. Nada más notar el calor que desprendía el hechizo, y tras clavar su arma en una las cabezas de la hidra, LordCiego saltó hacia atrás y rodó sobre sí mismo para alejarse de la criatura. La hidra comenzó a aullar de dolor, alzando sus cinco cabezas hasta el techo. Pero antes de que ninguno pudiera reaccionar, una de las cabezas salió disparada hacia el causante de tanto dolor: Athos el hechicero.

El mago, arrodillado, vio venir el ataque pero no pudo reaccionar.

- ¡Rego Auram!

Justo antes de golpear a Athos, la cabeza recibió un repentino golpe de aire desde un lado, desestabilizando la embestida levemente. Athos se echó a un lado, y los puntiagudos dientes de la hidra rozaron su túnica, desgarrándola ligeramente.

La hidra pareció volverse loca de dolor, y comenzó a atacar vertiginosamente a sus enemigos. LordCiego, antes de haberse incorporado, fue golpeado por una cabeza, y aplastado contra una de las bellas columnas de la estancia. Mientras su espada caía al suelo, el paladín oyó un crujido en la pétrea columna, mientras varias estalactitas se tambaleaban en el techo. Usando su escudo, LordCiego golpeó la cabeza de la hidra, y ésta se alejó, dejándolo caer al suelo, junto a su espada. El paladín notaba como su cuerpo estaba muy dolorido, especialmente en su pecho, donde la hidra había dejado una armadura abollada.

Por su parte, Derec y Athos tenían que retroceder torpemente, usando sus varas defensivamente.

- ¡LordCiego! –llamó Athos, viendo al paladín caído. Con su vara golpeó otra de las cabezas de la hidra, pero el golpe no pareció afectarla-. ¡Derec, LordCiego está herido!

El nigromante abrió la boca, pero antes de poder decir algo una cabeza lo golpeó violentamente, lanzándolo por los aires.

- ¡Derec! –gritó Athos, viendo como su antiguo compañero de la Torre de Marfil caía varios metros atrás. La hidra siguió atacando alocadamente, aún afectada por el dolor ígneo causado por el mago. Sus cabezas golpearon varias columnas, resquebrajándolas en parte. Toda la sala tembló.

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Cuatro imágenes de Adela, o quien quiera que fuera, corrían hacia la salida, con la Gema Oscura en el zurrón. MkVenner, fuera de sí, comenzó a disparar flechas contra las distintas imágenes, sin detenerse a apuntar.

Una primera saeta cruzó el aire, atravesando la espalda de una de las imágenes, la cual se difuminó repentinamente. Gruñendo, el explorador cargó una segunda flecha.

Mientras Swann, oculto tras una temblorosa columna, entonaba un salmo que le haría ver donde estaba el auténtico rival. Un suave "Intellego Corpus" salió de sus labios, y enseguida notó que había funcionado. Al tiempo que una segunda flecha de MkVenner pasaba cerca de la cabeza de una de las "Adelas", fallando por poco, el bibliotecario supo que todo era un nuevo engaño.

- ¡No es ninguna de ellas! ¡Todas son imágenes falsas! –avisó el monje al explorador, mientras enseguida apuntaba a un sitio concreto, un lugar entre las tres imágenes que quedaban visibles. Tomó un segundo para calmarse y apuntar, y disparó.

Un grito de dolor se oyó en la sala, y un anciano de corta barba y cabello cano apareció, cayendo al suelo mientras se agarraba el costado, donde la flecha de Swann estaba clavada. Rápidamente la sangre empezó a manchar el lateral de la túnica del anciano. Las imágenes falsas de Adela desparecieron.

- ¡No sabéis lo que estáis haciendo! –gritó, mientras la sala volvió a temblar. Parecía que todo iba a venirse abajo en cualquier momento-. ¡Nadie se enfrenta a la Horda! ¡Nadie...!

Sus últimas palabras fueron silenciadas por un aterrador grito de la legendaria Hidra del Caos, que embistió a toda velocidad contra los ladrones de la reliquia.
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Swann

Tras el terrible bramido de la bestia, hubo un instante de silencio. Swann tenía a Mkvenner muy cerca, casi a la entrada de la caverna, desde donde habían disparado las flechas que terminaron delatando al anciano ilusionista. Se oyeron dos gemidos, el del viejo atravesado por la saeta y el de Lord Ciego, que había sufrido el tremendo impacto de la Hidra y yacía con la coraza hundida sobre el pecho tal vez malherido. Parecía como si durante aquellos brevísimos instantes todos, incluso el monstruoso ser, estuviesen tomando un respiro para analizar el entorno y decidir una acción. Algunas piedrecillas y polvo se desprendían del techo de vez en cuando. Las ciclópeas columnas no parecían decorativas, sino que realmente debían haber sido erigidas en tiempos remotos para sustentar una bóveda natural poco segura. Ahora, esas columnas habían sufrido las terribles embestidas del monstruo que apenas podía moverse sin golpearlas y algunas de ellas se habían quebrado. Swann no olvidó el principal motivo que los había llevado allí. miró al ágil MkVenner, que aun no había sufrido el menor daño y le gritó:
"¡Coge la gema MkVenner!"
Luego corrió hacia LordCiego e imponiéndole las manos recitó Creo Corpus, esperando que se recuperara lo suficiente como para huir de la inminente nueva embestida de la Hidra.
La Hidra comenzó a avanzar de nuevo hacia los saqueadores de su tesoro.
Mientras curaba rápidamente a Lord Ciego gritó todo lo que pudo:
¡Hay que largarse de aquí!. ¡Esto se derrumba!
Ojalá les diera tiempo a todos de escapar y a MkVenner de ir a recoger el zurrón y volver. De ello dependía no solo su salvación, sino la de toda Erathia.i

rasdel

La Hydra soltó un escalofriante grito de dolor mientras intentaba atacar todo a su paso...

- Sufre maldita...-pensó Athos mientras una sonrisa se formaba en su rostro.

De repente la Hydra golpeó al Paladin, quien intentaba levantarse luego de evitar un fuerte ataque, lanzandolo contra una de las columnas y hundiendo su blanca armadura. Al tiempo que Athos logró anunciar la caida de su compañero a Derec, el necromante tambiénn salió volando por los aires por un fuerte ataque de la enfurecida bestia. Con ambos compañeros caidos solo quedaba él en frente de la criatura la cual no paraba de soltar gritos que reflejaban el fuerte dolor que sentía...

-Coje la gema MkVenner!- gritó Swann mientras corría a ayudar a Lord Ciego quien intentaba levantarse.

Athos sabía tenía que ayudar a Swann, de alguna forma debía evitar que la Hydra lo atacara mientras este curaba a LordCiego...

-Derec?... estas bien?? puedes caminar viejo amigo??... Aguanta esto solo llevará un minuto!- gritó el hechicero a su viejo amigo mientras levantaba su vara con ambas manos...

-Nor Amadus Elfalas Anumden.. que las fuerzas de la naturaleza me escuchen... Emanor Ileron Anemiuh Noslarothem Falodar Ameth ... fuerte como el Oso, señor de los bosques, me erguiré frente a mis enemigos- digo mientas golpeó la vara contra el piso...

La vara del joven hechicero creó una luz resplandeciente que la cubrió a ella y a el dandole una increible resistencia...

-La Fortaleza del Oso!! Una pequeña sorpresa que porta mi vara mágica, regalo de despedida de mi buen amigo Elleshar,  druida de los bosques de Norien!! Creeme cuando te digo que no podrás vencerme tan facilmente- explicó a la bestia, a pesar de que él sabía que esta no le entendería a Athos le gustaba fanfarronear sobre sus poderes.

Su conjuro había llamado la atención de la criatura, o al menos algunas de sus cabezas. Mientras se ponía en posición de combate Athos logró notar como unas pequeñas piedras caían delante de el... enseguida miró hacia arriba de la Hydra, para encontrarse con estalacticas que temblaban como miedosos pequeños... sus puntas apuntaban a la bestia y en ese momento Athos sabía lo que debía hacer...

-Picos de piedra fueron el techo de mi primer hogar, quizas mi fuego no logró detenerte... a ver que opinas de mi proximo truco!!!- gritó a la bestia mientras apuntaba su vara hacia el techo...

Con un rápido giro de su cabeza chequeo a cada uno de sus compañeros, pero algo llamó su atención... a unos cuantos metros de él en el piso estaba el cuerpo de su maestro... el cuerpo de Astral quien parecía muerto...

-No puede ser... no puede haber caído tan facilmente- pensó -donde está mi venganza? donde esta mi pelea??- a pesar de su molestía y dolor a causa de no poder combatir con el causante de todos los problemas de su vida, Athos sabía que lo importante ahora era terminar con la bestia y salir con vida de ese lugar portando la gema...

-Swann!!! Toma a Ciego y salgan de aqui... MkVenner!!! Tu encargate de recuperar la gema y de llevar a ese pedazo de escoria aún no hemos terminado con él... Yo tomare a Derec una vez que haya terminado mi proximo conjuro...- gritó tratando de asegurarse de que todos salieran con vida...

CREO AURAM!!!!-entonó con fuerza mirando fijamente las estalacticas...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

TheLordAlex

Tras el duro golpe que recibio Derec despues de defender a Athos este se incorporo y pudo observar que su amigo le estaba devolviendo el favor protegiendolo con su vara magica

Derec?... estas bien?? puedes caminar viejo amigo??... Aguanta esto solo llevará un minuto!-Le dijo con un tono algo preocupado, este se incorporo y le dijo

Si, hara falta algo mas que eso para derrotar a este Nigromante,-Dijo con una cierta sonrrisa, y juntos observaron el techo lleno de estalactitas, ya apunto de caer por todo el movimiento de la Hidra despues de sus ataques

Esta vez mi golpe de viento podrá derribarlas, vamos Athos es hora de terminal con este bicho y ocuparnos de nuestro verdadero enemigo, porque no me agunto las ganas de una venganza, Atral pagará por destruir mi vida!!-Dijo al ver que este, su antiguo maestro y el que practicamente hizo que se iniciara en la necromancia, yacia a unos cuantos metros de ellos.

REGO AURAM!!-Entono esta vez epuntando a las estalactitas que se encontraban sobre el animal
\"En la sabiduria esta el poder\"

LordCiego

CLONCK, PUM!!!

Eso fue lo que se oyo cuando la hidra golpeo con su cabeza a LordCiego y lo mando hacia una columna con la que se estampo. Por un momento la cabeza le dio vueltas pero enseguida se recupero y le dio un golpe con su escudo a la cabeza de la hidra para zafarse de ella.

Tan pronto paso eso Swann se le acerco y recito Creo Corpus a la misma vez que dijo -¡Hay que largarse de aquí!. ¡Esto se derrumba! , pero LordCiego le cogio las manos y le dijo a la misma vez que se levantaba:

-No pierdas el tiempo y salgamos de aqui!!

Justo mientras se levantaba escucho decir a Athos:-Swann!!! Toma a Ciego y salgan de aqui... - Lo que a pesar de la situación le hizo cierta gracia. Con lo que pesaban los dos quien tendria que llevar a alguien era el a Swann que pesaba mucho menos. Ademas a pesar de que estaba Herido levemente parecía no notar el dolor asi que echo a correr mientras esperaba que los demas le siguieran.

-Que pena perderla, era una buena espada. Espero que no nos encontremos algo a la salida.....

Galahad78

MkVenner vió cómo sus flechas fallaban, pero no le importó; estaba alcanzando a las falsas Adelas. La ira, que se había ido acumulando desde la desaparición de su familia, le prestaba alas a sus fatigadas piernas.

- ¡No es ninguna de ellas! ¡Todas son imágenes falsas!- oyó gritar a Swann. Un segundo después, escuchó el restallar del arco del bibliotecario; y medio latido más tarde, se escuchó un grito de dolor al tiempo que un anciano de corta barba y cabello cano se materializaba entre el espacio que antes ocupaban dos de las imágenes de Adela. Una flecha sobresalía de su costado, que ya empezaba a ensangrentarse. Un disparo soberbio. Al mismo tiempo, las imágenes de la clériga ondularon y se desvanecieron.

- ¡No sabéis lo que estáis haciendo! –gritó, mientras la sala volvió a temblar. Parecía que todo iba a venirse abajo en cualquier momento-. ¡Nadie se enfrenta a la Horda! ¡Nadie...!

MkVenner apenas dudó un instante. Una pequeña parte de su mente se preguntaba cómo les iría a sus compañeros con la Hidra del Caos. Por la algarabía de sonidos que llegaba a sus oídos, la bestia seguía viva; nada podía decir de sus compañeros. El resto de su mente era un torbellino de rabia.

- ¡Coge la gema MkVenner! – oyó que gritaba el bibliotecario. El explorador no necesitaba acicates para acercarse al monstruo que había convertido su vida en un infierno desde hace un año. Cuantas noches en vela, cuantos fantasmas que lo visitaban una y otra vez..."Ahora quedaremos en paz, pequeñas, podréis descansar...y yo con vosotras...". En varias poderosas zancadas se plantó al lado del caído anciano, que luchaba por quitarse la flecha, y poniendo a Despair en su pecho, justo encima del corazón, la voz llena de un odio intenso, le dijo:

- Soy MkVenner de Vinam...Tú mataste a mi familia, prepárate a morir...
[i:ec942aef72]Si pones tinto en un vaso de txikito, es el txikito; si lo pones en un porrón, es el porrón; si lo pones en una bota, te pones las botas...Sé tinto, amigo[/i:ec942aef72]

Greeny

La sala temblaba. Cada vez más polvo y piedras caían desde las alturas. Varias estalactitas vibraron, comenzando a caer.

- ¡Swann! ¡Toma a LordCiego y salgan de aquí! ¡MkVenner! ¡Tú encárgate de recuperar la Gema y de llevar a ese pedazo de escoria, aún no hemos terminado con él! –Athos retrocedió con su vara alzada frente a él, mirando con odio en sus ojos a la hidra, aunque ese sentimiento se lo había provocado la visión del maestro de las ilusiones: Astral-. ¡Yo tomaré a Derec una vez que haya terminado mi próximo conjuro!

- No hará falta, compañero –a su lado apareció un herido Derec, algo falto de aliento. Sin embargo en su voz había determinación-. ¡Vamos Athos, es hora de terminar con este bicho y ocuparnos de nuestro verdadero enemigo, porque no aguanto las ganas de obtener la venganza, Astral pagará por destruir mi vida!

La hidra avanzó alocadamente hacia los magos, que sin dudarlo un segundo entonaron a la vez:

- ¡Creo Auram!

- ¡Rego Auram!

De sus varas surgieron unos poderosos vientos, dirigido a la inestable techumbre del lugar. El golpe de aire acabó por derribar varias estalactitas, que cayeron sobre la enorme criatura, clavándose en su cuerpo. La Hidra del Caos bramó dolorida, mientras una de sus cabezas golpeaba una columna, partiéndola en dos. Un enorme crujido sonó en todo el templo.

Swann, mientras, corría hacia el caído paladín, al tiempo que gritaba a MkVenner que cogiera la Gema Oscura. Por respuesta, el explorador sonrió malévolamente, corriendo hacia el ilusionista herido.

- Creo Corp... -comenzó Swann, pero la mano de LordCiego lo detuvo.

- ¡No pierdas el tiempo y salgamos de aquí! –lo interrumpió, levantándose rápidamente. Al bibliotecario le sorprendió que tras ese duro golpe recibido, el guerrero estuviese en tan buenas condiciones. Los dos, monje y paladín, salieron corriendo mientras LordCiego echaba una mirada atrás, donde su reluciente espada empezaba a ser enterrada bajo capas de polvo y piedras. Todo se venía abajo.

Pero a pesar de todo el caos, de todos los gritos, de los bramidos de la bestia, de las piedras cada vez más grandes que caían, una figura permanecía impasible. MkVenner, el explorador que había perdido a su única familia, alzó sus espadas –una corta y una larga- ante Astral.

- Soy MkVenner de Vinam...tú mataste a mi familia, prepárate a morir... –masculló impasible, pero con auténtico odio en su mirada, el explorador, y dejó caer su espada larga sobre el ilusionista. Astral alzó su mago con rapidez, intentando lanzar un hechizo, pero la espada de MkVenner cercenó de un tajo la mano del mago, que salió volando por los aires.

- ¡Aaaaaaaaggghh! –Astral se agarró la muñeca derecha, desangrándose, al tiempo que un nuevo temblor, más fuerte que los anteriores, llenó la sala. Varias columnas cayeron ruidosamente, levantando nubes de polvo. Una de ellas golpeó el gran cuerpo de la Hidra del Caos, que enojada embistió contra los dos magos que la encaraban. Derec logró esquivar por poco a la criatura, pero Athos fue golpeado y derribado al suelo.

- ¡Athos! –Derec ayudó al mago a levantarse.

- ¡Estoy bien! –Athos se puso en pie, jadeante-. ¡Ese hechizo imbuido en mi vara es muy útil!

- ¡Vámonos de aquí! –fue la voz de Swann, que había llegado junto al paladín casi a la salida, donde MkVenner sonreía ante la visión del derrotado Astral.

Alzando su arma de nuevo, el explorador estaba decidido a acabar con la vida del gemibundo ilusionista, cuando de repente, con una sorprendente velocidad, Astral sacó con su única mano la Gema Oscura de su zurrón, deteniendo con ella la espada de MkVenner, destinada a decapitarlo. El arma golpeó la oscura piedra, y ésta salió por los aires, mientras la sala se oscurecía repentinamente. Una sombra, parecida a la de un pequeño lagarto, huyó rápidamente del lugar donde estaba hacía unos segundos Astral.

Swann se agachó, tanteando con premura el suelo y agarrando la Gema Oscura, y guardándola en su zurrón, mientras todos corrían fuera de la sala. La Hidra del Caos, el legendario ser, tronó con sus recias voces, antes de ser sepultaba por una ingente cantidad de enormes rocas y asfixiante polvo.

- ¡Arriba! –gritó LordCiego, señalando las escaleras por las que habían entrado sus compañeros. Todos corrieron por ellas, mientras LordCiego cerraba la marcha. Todo el interior del templo temblaba al unísono.

- ¡La puerta está cerrada! –MkVenner golpeó iracundo la puerta con su puño, descargando la ira de haber dejado escapar a Astral.

- ¡La Gema! –dijo Athos, teniendo una idea-. ¡Usad la Gema Oscura!

Swann la sacó enseguida del zurrón, oscureciendo la escalera totalmente. Pero enseguida un suave crujido indicó que la puerta se abría.

- ¡Todos fuera! –gritó LordCiego, que desde su posición veía como las escaleras empezaban a hundirse en la tierra.

En el exterior un nuevo día acababa de empezar –a pesar de que ello no cuadraba con los cálculos de los compañeros-, pero era un extraño día, con un astro levemente apagado.

- ¡La Gema! –gruñó Swann, guardándola en el zurrón. Repentinamente todo se iluminó con la fuerza del amanecer-. ¡Por los siete escritos de Solmyr! ¡Esta Gema es extraordinaria!

A sus espaldas, el mítico Templo de los Antiguos se derrumbó, concluyendo la destrucción iniciada en su sala más profunda.

- Uf, todo ha acabado –suspiró con alivio LordCiego, mirando el templo.

- No lo creo –MkVenner señaló abajo, al pie de la elevación, y habló con aparente calma-. Estamos rodeados...

En efecto, toda la elevación del templo estaba rodeada por una innumerable hueste, donde ondeaban varios estandartes que todos reconocieron.

- ¡La Horda del Cráneo Rojo! –gimió Athos, que de pronto comprendió la conexión de Astral con los No-Muertos-. Nos estaban esperando... hemos hecho el trabajo sucio.

- Y yo sin mi espada –susurró LordCiego.
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rasdel

-Maldita sea! Salimos de un problema para entrar en otro!- maldijo el joven hechicero mientras miraba a su alrededor para ver un número incontable de no-muertos...

-Bueno, todo se resuelve a esto!- a pesar de su fatiga Athos se posiciona para el combate...

De la Horda emanaba un olor putrefacto que infectaba el aire, el olor era tan fuerte que parecía quemar al respirar. Athos miró a sus enemigos, notó sus facciones deformes, a algunos le faltaban ojos y orejas... otros con sus lenguas hacia afuera, y otros que no eran más que un costal de huesos cubierto por una fina capa de piel putrefacta...

-Al menos el conjuro de "La Fortaleza del Oso" sigue activo... aun siento como mi cuerpo es sólido como roca, si he de morir aqui que sea como un hombre... si he de morir lo haré luchando- pensó Athos mientras apuntaba a los no-muertos con su vara...

-Creo que es hora de que Derec muestre lo que puede hacer... él es el único con suficiente conocimiento como para "despertar" el poder de esa Gema... y puede ser lo único que nos saque de aqui- explicó Athos a sus compañeros mientras la hora se acercaba...

Athos sentía que se acercaba la batalla, a su alrededor la respiración de sus compañeros era fuerte... la fatiga y cansancio se sentía en el grupo, pero aún todos estaban de pie. El joven hechicero se sentía al fin con hermanos... no sentía esto a menudo, ya que habia sido apartado de su familia al ir a la Torre... y aparte de Astral y Derec su unico amigo era el Druida Ellessar quien siempre lo trato como a un hermano menor y era su unica "familia"...

-Por todo lo que no he dicho... y debí decir... Por todo lo que no he hecho... y debí hacer... pido perdón... solo pido una cosa a cambio a mis ancestros... denme la fuerza para luchar con honor... denme la fuerza para que estos proximos minutos de todo de mi... hagan de mi lo que quiero ser... lo que debo ser para salir de este infierno... - culminó Athos mientras miraba como los no-muertos se acercaban cada vez mas rápido...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Swann

Swann miró con más tristeza que miedo a toda esa multitud de no-muertos que los rodeaba. Las circunstancias de su vida le habían llevado a considerar a los no-muertos desde la perpectiva de la compasión, más que desde la del horror. Todos esos seres que ahora caminaban hacia ellos arrastrando sus despojos no eran más que pobre gente, seguramente siervos que ya habrían sido esclavos en vida y a los que ahora la nigromancia les negaba descansar en paz: debían seguir siendo esclavos incluso más allá de la muerte. No en vano los no-muertos que aun disponen de algo parecido a cuerdas vocales y a músculos faciales demuestran un dolor terrible, una agonía mucho más deseperada que la de los moribundos, pues a éstos al menos les espera el descanso a la vuelta de la esquina. También conocía Swann el otro lado de la nigromancia, el lado de la protesta contra la inexorable ley de la muerte, la nigromancia que intenta recuperar del destierro eterno a la legión de los olvidados.
Así que su opinión sobre Derec se hallaba en suspenso. no sabía si debían fiarse de él. Decidió hacer recaer la responsabilidad entre todos los miembros del grupo.
-Amigos... Prometo ser breve esta vez...
Hizo el gesto de echar un trago a su petaca pero recordó que estaba vacía.
-Si existe un modo de sobrevivir a la horda que nos rodea ese modo está en esta gema.
La extrajo del zurrón y vigiló el rostro de Derec para intentar penetrar en sus intenciones más ocultas. Sin mucha esperanza de obtener nada de provecho, lanzó mentalmente sobre él el hechizo Intéllego Mentem. La luz volvió a atenuarse.
-Sin embargo, este artefacto de poder no revela sus secretos a cualquiera y menos a este pobre bibliotecario que  solo conoce del mundo sus aspectos superficiales, pero nada acerca de las misteriosas fuerzas que lo animan. Sin duda, el más cualificado de nosotros para utilizar los poderes de esta gema sea Derec...
Todos miraron al nigromante esperando alguna reacción. Pero de momento éste permaneció en silencio.
-Pero dada su condición de nigromante y las desagradables sorpresas que nos estamos llevando en nuestra aventura, no cabe duda de que darle la gema a Derec es, cuando menos, arriesgado... Así que me gustaría que sometamos a votación este tema. No es que piense que las mayorías están en posesión de la verdad pero... dadas las circunstancias creo que es mejor que repartamos entre todos las responsabilidades gravísimas que puedan derivarse de nuestra decisión.
Así pues, amigos, votemos y hagámoslo rápido: ¿entregaremos la gema a Derec para que la use según estime conveniente en estas terribles circunstancias?
Hablad...  

Galahad78

¿Cómo...? ¿Cómo era posible que el maldito hechicero se hubiera escapado delante de sus barbas? Con una mano menos, bien es cierto, pero eso le parecía magro consuelo al desolado MkVenner. Les había fallado. Otra vez. Sabía que no se lo reprocharían abiertamente, pero sus miradas estaban ahí, mudas, pero tan expresivas...Al menos Swann había tenido la presencia de ánimo que le había faltado a él para hacerse con la dichosa Gema. Pensó de nuevo en su familia, su pueblo...Tanto dolor por un trozo de piedra...Están locos, estos hechiceros.

Para colmo, se encontraban rodeados por enemigos. Otra vez. El explorador tuvo una sensación de dejà vu; al menos, se estaban haciendo muy duchos en la lidia de este tipo de situaciones. Volvió a la realidad cuando Swann comenzó a hablar:

-Amigos... Prometo ser breve esta vez...

Swann pensaba que la mejor opción que les quedaba era que la escoria nigr...Derec utilizará el poder de la Gema. Los instintos de MkVenner encendían lucecitas de alarma en su cabeza ante esta idea, pero algo le hizo cambiar de parecer...Algo que el mismo nigromante había dicho ¿minutos? ¿horas? ¿días? atrás...Con un profundo suspiro, la vista fija en la Horda que se acercaba y evitando mirar a sus compañeros, el explorador habló:

- Que Derec coja la Gema e intente hacerla funcionar. Yo le cubriré mientras tanto con mi arco. Mi señor LordCiego, podeis serviros de una de mis espadas.

Sus compañeros le miraron asombrados. Era la primera vez que mencionaba al nigromante por su nombre...
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TheLordAlex

Derec dio un supiro despues de salir del templo pero sabia que volveían a ver a Astral, y la proxima vez que lo viera su venganza sería absoluta, pero pronto su alivio se convirtio en preocupación al ver a la horda del en las afueras del templo aguardando por la gema.

No puede ser, casi morimos en aquel templo solo para que les entreguemos la gema-Dijo, era evidente que no tenian posibilidad de luchar, no asi nada mas...almenos que ...

LA GEMA!! Usemos su poder, estoy seguro que podrá ayudarnos en estas circunstancias, o no tendría sentido que Astral y los necromancer se tomaran tantas molestias en conseguirlas

Swann saco la gema de su zurrón pero esta parecia una piedras mas a ecepcion que escurecia el dia pero eso en que podía ayudar, que manera podía sacarlos de este apuro, aperente mente en nada pero Derec sabía que la piedra tenia una fuerte conexion con las artes oscuras: La Necromancia, artes que el ejercia y al parecer esta vez les servirian a pesar de que fueran odiadas por muchos.

Athos intervino:
Creo que es hora de que Derec muestre lo que puede hacer... él es el único con suficiente conocimiento como para "despertar" el poder de esa Gema... y puede ser lo único que nos saque de aqui- explicó Athos a sus compañeros mientras la hora se acercaba...


Derec complemento lo que dijo su compañero
Es verdad, de alguna manera esa piedra esta conectada con la necromancia y por eso creo que soy el unico capaz de despertar su poder-Pero era obvio que no se la darían asi nomas, por lomenos Mkvenner y LordCiego no lo dejarían

Entonces Swan propuso lo de la votacion a lo que Derec enfurecio

VIEJO LOCO!! estamos a segundos de ser masacrados por la Horda y tu propones una votacion, este no es el momento para la democracia, es vivir o ser masacrados tu sabes mas que nadie que por mi condicion de necromancer soy el unico que puede liberar su magia y solo asi talvez salgamos libres de esta

Que Derec coja la Gema e intente hacerla funcionar. Yo le cubriré mientras tanto con mi arco. Mi señor LordCiego, podeis serviros de una de mis espadas-Dijo Mkvenner a lo ke todos miraron asombrados, pero el mas sorprendido fue Derec, a lo que aprovecho el panico para quitarle de sus manos la gema a Swann viendo la aprovacion de la mayoria

ya esta bastante de pláticas, es hora de ver que hace esta pequeña-Derec trato de persuadir al clerigo de que se apurara ya que la horda no esperaria
\"En la sabiduria esta el poder\"

Swann

Mk Venner ha hablado con prudencia. Yo también voto por dejar la gema a Derec, si bien debemos estar atentos y vigilarlo mientras la usa
Swann esperó a conocer la opinión de LordCiego y Rasdel para entregarle el artefacto al nigromante, que la miraba con ojos cada vez más desorbitados e impacientes.

rasdel

-No creo que sea momento de perder tiempo en una votación cuando la acción a serguir es tan clara- dijo Athos mirando a Swann...

-No se ustedes mi estimados compañeros... pero ven esas caras... sienten ese aroma... bueno, yo preferiria que no se acercaran más... si debemos morir que asi sea, pero creo que morir por una simple rivalidad no tiene sentido... como ya he dicho... denle la gema a Derec y a ver que puede hacer... en caso de que falle... combatiremos... en caso de que caigamos... que no sea en vano... MANDEMOS A ESTOS MALDITOS AL INFIERNO DE DONDE SALIERON!!!-explico Athos a sus compañeros mientras tomada su vara con ambas manos...

La oscuridad provocaba que solo se viera una sombra borrosa a su alrededor... como pequeños puntos, a veces en parejas y a veces solos, los ojos de los no-muertos brillaban en la grisasea pared, que era la enorme cantidad de cuerpos putrefactos, que se les acercaba... Athos no sabia que le depararía el futuro, pero estaba seguro que no se iba a dar por vencido tan facilmente...

-Acercense un poco mas malditos y veran que los que sufriran seran ustedes!!!- dijo el mago mientras miraba a sus compañeros quienes se preparaban para el combate, mientras Derec intentaba despertar el poder de la Gema...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Greeny

La Horda se puso en movimiento. Lenta, muy lentamente, los no-muertos comenzaron a ascender por la enorme escalera. La visión era aterradora: numerosos esqueletos y zombis, con herrumbrosas espadas y hachas, con desgarrados estandartes, marchaban descompasadamente hacia los compañeros. Un fuerte olor a muerte llenó el lugar, mientras crujidos de huesos, largos gemidos y risas demoníacas sonaban en los oídos de los arrinconados héroes. La Gema oscurecía el amanecer, haciéndolo noche.

Todo parecía perdido.

- Si existe un modo de sobrevivir a la horda que nos rodea, ese modo está en esta gema –dijo Swann, mirando la Gema Oscura que tenía en su mano. Pensaba que Derec tendría el poder de usarla, pero dudaba si podían confiar en él. Rápidamente explicó su plan a los compañeros: votar si dar o no ese poderoso artefacto nigromántico al oscuro Derec.

- Que Derec coja la Gema e intente hacerla funcionar. Yo le cubriré mientras tanto con mi arco –habló enseguida MkVenner, y todos, incluido el nigromante, lo miraron con asombro-. Mi señor LordCiego, podéis serviros de una de mis espadas –MkVenner dio su espada corta al paladín, que la cogió mientras miraba al explorador con una extraña expresión, como si le hubiera fallado.

- MkVenner ha hablado con prudencia. Yo también voto por dejar la gema a Derec, si bien debemos estar atentos y vigilarlo mientras la usa –votó Swann.

- No creo que sea momento de perder tiempo en una votación cuando la acción a seguir es tan clara- dijo Athos mirando al bibliotecario. Entonces miró hacia la Horda-. No se ustedes, mi estimados compañeros... pero ven esas caras... sienten ese aroma... bueno, yo preferiría que no se acercaran más... si debemos morir que así sea, pero creo que morir por una simple rivalidad no tiene sentido... como ya he dicho... denle la gema a Derec y a ver que puede hacer... en caso de que falle... combatiremos... en caso de que caigamos... que no sea en vano... ¡mandemos a estos malditos al infierno de donde salieron!

- ¡Estáis todos locos! –gritó LordCiego-. ¿Cómo vais a confiar en esta escoria?

Los no-muertos estaban a medio camino. Sus gemidos se oían más claros ahora. Frente a ellos, montado sobre un caballo tan negro como la noche, gravemente descompuesto y lleno de gusanos, iba el que parecía ser el líder de la Horda: un no-muerto que trasmitía un enorme y oscuro poder. Su esquelético rostro era lo único que la negra túnica y su capucha, unas pesadas botas y unos finos guantes dejaban ver de su cuerpo. En su hombro izquierdo, un búho de una sola ala miraba a los compañeros con sus grandes ojos, y casi parecía que lo hacia con odio.

- Ya esta bastante de pláticas, es hora de ver que hace esta pequeña –dijo Derec, extendiendo la mano hacia Swann.

- ¡No lo hagáis! ¡Nos traicionará! –insistió el paladín.

La Horda se detuvo. Una siseante y distorsionada voz de ultratumba, procedente del líder de los no-muertos, llegó a los compañeros. Era casi un susurro, pero todos lo oían con total claridad.

- Entregadme la Gema, entregadla a la Horda. Hacedlo, y vuestra muerte será rápida. Negaros, y será muy lenta. Yo, Sandro, nuevo Señor de Deyja, os lo ordena, simples mortales.

El búho de su hombro aleteó con su única ala, como si deseara que la muerte del grupo no tardase en llegar.

- La Gema Oscura será entregada a un nigromante –ironizó Swann, y entonces se la entregó a Derec-. A él.

El esquelético rostro de Sandro pareció formar una mueca de odio. Sin hacer ni un solo gesto, ordenó a la Horda que acabase con los compañeros, como un mudo grito de guerra. Los no-muertos se pusieron en movimiento, al tiempo que tres zombis se adelantaban a la Horda con gran velocidad. Enseguida Swann los reconoció, pues se había enfrentado a ellos en el Templo del Sol.

- ¡Son los zombis que robaron los Cuernos de Yahim!

- ¡Haz algo Derec! ¡Y hazlo rápido! –dijo Athos, preparándose para la lucha.

El nigromante se concentró en los poderes de la Gema, intentando despertarla. Notaba una intensa oposición a su poder oscuro: la presencia de Sandro. Derec intentó concentrarse, olvidándose del exterior. Cerró los ojos fuertemente. Se aisló del mundo exterior. Pero algo lo distrajo en ese momento.

Un profundo grito resonó en la distancia. El Bosque de las Hojas Caídas tembló, y casi enseguida una ingente cantidad de arañas –tan grandes como la Reina Araña a la que los compañeros se habían enfrentado- surgieron de entre los árboles. Sobre algunas de ellas iban montados hombres y mujeres –elfos y humanos-, que con sus curvas espadas atacaban a la Horda. De la floresta surgían flechas y piedras, disparadas por guerreros ocultos. Numerosos hechizos –desde enredaderas que surgían de la nada, hasta potentes conos de agua y manos de piedra que surgían del suelo para inmovilizar a los no-muertos- llenaron el campo de batalla, entre los cantos místicos de los recién llegados.

- ¡Druidas! –gritó MkVenner, que entonces vio algo que le sorprendió-. ¡Mirad ahí! ¡Es Adela!

Efectivamente, sobre una gran araña, la mujer embestía sobre la Horda, lanzando sus hechizos clericales sobre los esqueletos y zombis que se ponían en su camino.

- ¡Adela! –se sorprendió Derec, dando un paso adelante.

- ¡Concéntrate Derec! –se quejó Athos, justo cuando los tres ágiles zombis saltaban contra los compañeros. Justo detrás de ellos, media docena de esqueletos alcanzaban la cima, encarándose a los héroes. Y tras ellos, venían más...

Y sobre todo ello, el chillido de un búho resonó, como un canto a la muerte de los compañeros.
RAW INSIDE: PUNK-ROCK desde Málaga

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