Aullidos en la Niebla - Narración

Iniciado por Greeny, Diciembre 10, 2005, 06:58:43 PM

Vitirr

Desde luego parecía que la nueva compañía de Tobías no era dada al aburrimiento. No habían salido de un aprieto para entrar de cabeza en otro.

- ¿Siempre os divertis tanto?.
Preguntó el monje en voz alta con tono de reproche.

- Esto es sólo un aperitivo. Sabrás lo que es la diversión de verdad cuando traigan el primer y segundo plato.
Contestó sarcásticamente el forastero con apariencia de explorador, cuyo nombre desconocía Tobías. En realidad, aún no conocía los nombres de ninguno. No es algo que le importara, y menos en ese momento, pero estaba seguro de que en algún momento se haría necesario comunicarse de alguna manera más allá de "eh tú". Habría que solucionar ese aspecto en cuanto tuvieran tiempo... si es que eso ocurría.

Tobías sentía a las criaturas aproximándose, gruñendo, raspando el suelo con sus garras. Incluso podía sentir su olor. Sin embargo no se veía nada, la niebla lo inundaba todo con su húmedo espesor.
Al menos tenemos al guerrero de la benda a quien no le importará mucho la niebla, pensó Tobías.

El mago se había situado en el centro de un círculo, protegido por sus tres compañeros y se proponía lanzar un hechizo que supuestamente apartaría la niebla por un tiempo según contó.

Tobías cerró los ojos y comenzó a murmurar entre dientes:
- Protege a tu siervo que lucha en tu nombre.

Justo antes de que alguno de sus compañeos tuviera la genial idea de recordarle que no era momento de oraciones, Tobías abrió los ojos, se irgió y dejó libre sus puños esperando el ataque de esas alimañas.

Krator

- No me digas que esa es tu mejor arma... tuvo que oir Adso al sacar su daga.

- Esta daga me ha sacado de tantos apuros como años tiene Erathia - respondió Adso al mensajero y añadió tras una pausa al menos es suficiente para estas criaturas.
¿Sabes? Como bardo he atravesado miles de bosques, y creo que este es el que menos me ha gustado.
comentó con ironia el pequeño Adso.
Como es habitual en Adso, hizo una pequeña reflexión sobre lo que tenía alrededor, examinando minuciosamente todo lo que le rodeaba antes de decidir.
He recorrido miles de kilometros y me he enfrentado a muchos animales salvajes, pero estos loboa son distintos, tienen algo extraño y no me gusta un pelo grito al mensajero a la vez que le añadia si tienes algo con lo que acabar con ellos será mejor q empieces, yo solo puedo encargarme de ellos cuando estén cerca.

Adso decidió que ya había hablado más que suficiente. Era momento de estar alerta y no de chachara como suele hacer.
Si ataco, los lobos son muy rápidos y con grandes reflejos, seguro que mi mano quedaría prisionera entre sus afilados dientes y sería mi fin. Estas criaturas suelen atacar saltando sobre la presa en el último instante, ese sería el único momento de fragilidad, Adso debería esquivar el ataque con velocidad y clavar la daga en el punto débil de esas criaturas, la garganta, justo debajo de su hocico y antes de llegar al pecho. pero si soy derribado, estaría muy indefenso ante la siguiente criatura.

Adso agarró con fuerza su daga y se enfrentó a su destino...

Atentoooooooooosssssss
Doble cruzado, cuadruple placer.

Galahad78

La verdad es que estos últimos 2 años estaban siendo muy...intensos, pensó Mkvenner. Persecuciones constantes, dormir con un ojo abierto, tensión continua...Las últimas horas eran un buen reflejo de lo que había sido su vida desde que llegara con Athos al Templo del Sol. No bien se habían librado de los jinetes negros y de su cabecilla cuando un temblor de tierra arrasó la ciudad donde pretendían alojarse. De nuevo al camino. No hubiera estado mal si no fuera por esa extraña niebla que se había levantado. Y por las criaturas lupinas que los rodeaban, claro. Aunque a su vista se mostraban un puñado, los sonidos que percibía el explorador delataban la presencia de más monstruos. ¿Cuántos? Imposible saberlo con certeza. Muchos, seguro, pensó el agotado Mkvenner.

El guerrero extranjero sugirió formar un círculo defensivo en torno a la figura del nigromante, que empezó a prepararse para lanzar un hechizo de aire a fin de levantar la niebla y poder vislumbrar a sus enemigos. Le pareció buena idea a Mkvenner, que desenvainando sus espadas, se aprestó a la lucha que se avecinaba.

- ¿Siempre os divertis tanto?.
Preguntó el monje en voz alta con tono de reproche.

- Esto es sólo un aperitivo. Sabrás lo que es la diversión de verdad cuando traigan el primer y segundo plato.
Contestó sarcásticamente Mkvenner. Acto seguido, se escuchó la potente voz de Derec: Rego Auram!!!

"Ahora sólo queda esperar que funcione..." pensó Mkvenner mientras aguzaba la vista con el fin de taladrar la espesa niebla...
[i:ec942aef72]Si pones tinto en un vaso de txikito, es el txikito; si lo pones en un porrón, es el porrón; si lo pones en una bota, te pones las botas...Sé tinto, amigo[/i:ec942aef72]

Lepastur

La situación pintaba mal, el tabernero parecía no tener ningún arma y el cantamañanas sólo portaba una daga, aunque por su manera de empuñarla y la posición que adoptaba parecía manejarla muy bien. Tras un análisis rápido de la situación concluyó en que sólo había dos posibilidades, intentar de buscar refugio en los árboles y tirotear a las bestias desde arriba, o luchar lo mejor posible tratándo de encontrar a los magos intentando descubrir su posición exacta mediante el sonido y una vez con ellos cubrirlos en anillo mientras ellos resuelven el tema, ya que entre tanto grito de los aldeanos buscarlos el silencio no aportaría nada. Como la primera parecía inviable puesto que, dada la aparición súbita de estas criaturas, era obvio que el enemigo era muy rápido y no habría tiempo de hacerlo, además de que mientras uno subía los otros 2 quedarían en inferioridad clara, así que se decidió a actuar:

- Debemos tratar de permanecer unidos y encontrar a los magos, - dijo Jojosh con decisión mientras desenvainaba su gran machete, una especie de espada corta muy afilada que usaba normalmente para abrirse paso entre la maleza en sus atajos - así que lo mejor será que tratemos de movernos y establecer comunicación sonora con los magos,  así que si conocéis sus nombres mejor será invocarlos.

Tras decir esto y echar una fugaz mirada de reojo al tabernero, Jojosh intentó afinar todos sus sentidos, ya que aunque ya se había enfrentado a fieras salvajes con anterioridad, éstas parecían distintas. Por la ferocidad de sus rugidos se atisbaba un gran odio interior, como si se hubiesen escapado del mismo infierno. Su intención era tratar de dividir la atención de las fieras en la medida de lo posible. Mientras observaba que las siluetas de esas 4 bestias se hacían más nitidas, Jojosh ádoptó una posición semi flexionada para tratar de esquivar a la criatura y contratacarle con un mandoble y, acto seguido, sentenció:

- Cebadilla, más vale que vayas buscando si puedes alguna rama puntiaguda que te sirva de pica, porque si no puedes llevarte alguna dentellada o algún que otro arañazo.
http://www.rae.es / :worthy: para Krator ¡por ser un campeón! / www.TorredeMarfil.es / Presidente de la plataforma de los Archimagos y Liches flanqueadores de títulos de web.

ValenciaBest

Melkor se sorprendió al ver tan dantesca escena, pero reaccionó con rapidez:

dijo: - rego corpus - al ver un árbol cercano con gruesas ramas. sera mejor estar alli arriba para combatir a estas bestias.

una vez alli (si es q llego q supongo q si, es un hechizo sencillo) y apuntando al ser que pisaba a Athos dijo - creo aquam - para atacar al animal
Hungry of HoMM!!
.-.-.-. O G A M E.gr .-.-.-.
AGA uni 1 <-> tu alianza d progreso

Greeny

Los músculos de Athos se endurecían. La bendición de la Vara Dorada volvía a extenderse sobre él, y ello le dio confianza, a pesar de estar en una mala situación. Lentamente, mientras la saliva caliente de la criatura caía sobre él, el druida alargó su mano hacia su cinto, donde estaba su daga. Si hacía un movimiento brusco...

Cerca de él, Melkor, el cazador, miraba alrededor. La gente moría, y no sabía qué hacer. Pero al ver a Athos, no tuvo dudas: era su objetivo, y debía estar vivo. Enseguida pensó en subir con un hechizo a un árbol. Desde donde su ventajosa posición le daría ventaja, pero no tenía tiempo. Arriesgándose quedándose en el suelo, entre la espesa niebla, el elfo alzó ambas manos hacia el lobo, y entonó su hechizo, a la vez que Athos entonaba el suyo.

- ¡Creo Aquam!

- ¡Creo Ignem!

Al mismo tiempo que el filo de la daga de Athos empezaba a arder, un cono de potente agua surgió de las manos extendidas de Melkor. El druida lanzó una estocada hacia atrás, clavando la ardiente daga en la parte baja del cuerpo del extraño lobo. Antes de que la criatura pudiera aullar de dolor, el hechizo de agua del elfo lo lanzó por los aires, lejos de la vista de los dos lanzadores de conjuros.

Athos, con la daga aún ardiendo, se levantó de un salto, y miró agradecido al elfo, aunque su expresión se tornó enseguida.

- ¡Cuidado Melkor, detrás tuya!

El rubio elfo se giró rápidamente, justo cuando otro lobo saltaba contra él. Afortunadamente, su hechizo aún seguía activo, por lo que la descarga de agua golpeó a la criatura, derribándola y lanzándola lejos.

Mientras, cerca de allí, Jojosh y Adso se prepararon para el combate. El posadero se levantaba del suelo, cogiendo una piedra –lo único que su temblorosa mano pudo encontrar-. Adso había asentido ante la idea del emisario de buscar a los magos. Pero antes debían librarse de los lobos.

El primero de ellos saltó contra Adso. El bardo aguantó hasta el último momento, y agachándose finalmente, clavó su daga en el cuello de la criatura. Con un aullido similar a un gemido, el lobo cayó al suelo, malherido. Estaba vivo, pero ya no podría moverse por la fea herida que tenía. Era cuestión de tiempo que muriese.

En ese momento, otro lobo saltó contra Jojosh. El emisario dio un paso atrás, al mismo tiempo que el posadero se giraba para salir corriendo de allí. Jojosh tropezó, rodó sobre el tabernero, y chocó contra el bardo. Los tres cayeron al suelo en una bola revoltosa de brazos, piernas y cabezas. La piedra del posadero salió volando, impactando increíblemente contra el hocico de una de las criaturas, que gimió por el golpe. En el último momento, Jojosh, a pesar de estar casi cegado por una mano del posadero, que le agarraba la cara, alzó su pie derecho y pateó al lobo que había saltado contra él, desviando su salto.

La criatura de nuevo encaró al grupo, al mismo tiempo que los otros dos lobos –uno de ellos sangrando por la pedrada recibida- se preparaban para saltar contra ellos...

Pero algo les detuvo.

Las pequeñas plantas del suelo se alzaron, agarrando a los lobos de las patas. Se enredaban fuertemente, animadas por algún poder sobrenatural. Entonces Adso y Jojosh vieron a Aridane, retrocediendo en la niebla, hacia ellos.

- ¡Eh, elfa! ¡Aquí! –gritó Adso, y la mujer se giró y vio a los tres hombres intentando levantarse.

- ¿A qué jugáis? –se mofó la elfa, ayudándolos a levantarse-. ¡Rápido, pronto se liberaran de mi hechizo! ¡Debemos encontrar a Athos y reunir a los humanos!

"Así que Athos es su nombre", memorizó Jojosh. Ahora ya sabía qué nombre gritar para buscarlo.

Pero antes de que pudieran siquiera empezar la búsqueda, un pequeño temblor azotó nuevamente la tierra, y la niebla desapareció de forma brusca. Todos miraron a su alrededor: del medio centenar de aldeanos, al menos la mitad había muerto –o estaban a punto de hacerlo-, y casi todos los restantes estaban heridos, algunos de enorme gravedad. Los gemidos de los moribundos llenaron el nocturno paisaje, sólo iluminado por unas caídas antorchas y una luna brillante. La gente lloraba por sus maridos, esposas e hijos perdidos, y algunos miraban con claro odio en una dirección. Athos y Aridane no pudieron mantenerles la mirada.

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Tensos, todos esperaron el resultado del hechizo de Derec... el nigromante, tras lo que pareció una eternidad –y sólo fueron unos segundos- entonó con dura voz:

- ¡Rego Auram! –el mago entonó hacia donde había oído un gruñido, y un golpe de viento apartó la niebla del lugar, al mismo tiempo que todos vieron como un lobo salió lanzado por los aires. Casi enseguida, desde ese mismo sitio, otros dos lobos saltaron contra ellos.

A pesar de que Derec había despejado parte de la niebla, casi enseguida ésta se repuso. Por ello, el ataque lupino pilló por sorpresa a Tobías y Mkvenner. El monje, gracias a sus reflejos, pudo alzar sus manos y agarrar la mandíbula del lobo. Cayendo al suelo, con el lobo sobre él, Tobías empezó a abrir las mandíbulas de la criatura, tirando con fuerza.

A su lado, Mkvenner era derribado también por su atacante, pero el explorador pudo rodar sobre sí mismo, apartando de un empujón al lobo.

Mientras, Jubei, con la cinta tapándole los ojos, parecía totalmente tranquilo. Inmóvil, con sus dos katanas listas, esperó. Repentinamente, movió una de sus katanas a la derecha con un golpe recto, a la vez que se agachaba y con la katana de su zurda golpeaba atrás, sin mirar. Un lobo, que había saltado contra la espalda de Derec, cayó muerto por un profundo tajo en su pecho, mientras la otra katana del extranjero se clavaba entre las fauces abiertas del lobo que estaba sobre Tobías. El monje notó que el lobo dejaba de hacer fuerza, y lo soltó, cayendo muerto a un lado.

El lobo que quedaba a la vista gruñó, y retrocedió, desapareciendo en la niebla. El resto de sonidos también fueron desapareciendo, lentamente. Antes de que supieran qué pasaba, la niebla desapareció tan rápidamente como había aparecido, acompañada por un pequeño temblor de tierra.

Todo parecía haber acabado.

Mientras Jubei se quitaba la venda de los ojos, los compañeros miraron a su alrededor. Como suponían, Janak, al menos como tal, ya no existía. Estaban casi en las afueras de la urbe, y por todos lados veían destrucción.

- ¿Qué está pasando? –se preguntó Mkvenner, pero nadie supo responderle.

- Al menos estamos vivos –dijo Jubei con su extraño acento.

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El gesto y la palabra pronunciada por Swann hicieron a los trogloditas dudar. No parecían los invasores que creían... o al menos ningún invasor anterior se había dirigido a ellos en otros términos que no fuera el lenguaje de las armas. Lentamente, fueron bajando las lanzas.

- Gssss, ggsssss –dijo el más cercano al sabio, señalando con su lanza al exterior de la casa, donde hacía poco el ejército demoníaco había pasado.

- ¿Qué... qué dice? –tartamudeó Tom.

Swann no respondió al aprendiz, sino que siguió mirando al troglodita.

- No, no venimos con ellos –dijo el bibliotecario en enano, creyendo entender a qué se referían-. Somos amigos.

Los trogloditas seguían dudando. Quizás no entendían el idioma enano –o sí-, pero por lo menos parecía sonarles. Al menos habían bajado las lanzas. Finalmente, uno de ellos caminó hacia la parte trasera del edificio, donde había una ventana.

- Gsss, gssss –el troglodita señalaba la ventana, haciendo gestos con la cabeza.

- Quieren que salgamos por allí, creo –dijo Swann, que caminó hacia la ventana seguido por Greg y Tom.

Asomándose, vieron que había un salto de apenas medio metro. Todos salieron al exterior, y los trogloditas los guiaron por distintos callejones, siempre ocultándose. Así recorrieron la ciudad subterránea, la cual era observada con interés por le sabio, que mentalmente anotaba cada detalle que veía. Greg también miraba a todos los lados, asombrado por lo que veía, aunque sus sentidos de guerrero le hacían estar alerta. Por su parte, Tom sólo se preocupaba de que sus temblorosas piernas fueran en la misma dirección para no tropezar.

Al final, alcanzaron la entrada trasera de una casa, la cual no se diferenciaba en nada del resto. Los trogloditas señalaron con sus lanzas al interior, y los compañeros entraron. La puerta se cerró a sus espaldas.

La habitación a la que accedieron estaba vacía, a excepción de una vieja silla de madera... y un anciano que estaba sentado sobre ella.

- Saludos, visitantes del mundo luminoso –dijo con voz rasposa, y con un extraño acento. Parecía que hacía mucho tiempo que no hablaba en idioma humano-. Hacía siglos que ninguno de mi especie pisaba esta antigua ciudad... el Amo desea veros.

Dicho esto, chasqueó los dedos, y una escalera apareció frente a los compañeros, una escalera que descendía a la oscuridad.

- No temáis, pocos mueren en la prueba que os aguarda, pero el honor de estar en presencia del Amo vale ese precio –al ver a Swann abrir la boca, el hombre hizo un gesto para acallarlo-. No, no me preguntéis a mí. Sólo soy el Siervo. Bajad, y afrontad la prueba. Si retrocedéis ahora, tendré que mataros –la última frase no fue dicha con malicia, ni con rencor. Fue dicha como si fuera lo más lógico del mundo, e hizo gemir a Tom.

Con un gesto, Greg se ofreció a ir primero, espada en mano.

- Allí donde vais, las espadas no sirven. Sólo la Fe os salvará.

Los tres compañeros descendieron, y lo último que vieron fue al anciano sonriendo ambiguamente.

Todo estaba oscuro, pero el camino era seguro. Al fin, las escaleras acabaron... y no había más camino.

Un barranco, cuyo fondo no se podía ver, los separaba de una puerta dorada que brillaba tenuemente a unos treinta metros de ellos. No había absolutamente nada en el lugar, ni siquiera techo o paredes. Sólo había oscuridad, arriba y abajo, a derecha e izquierda, a excepción de la brillante puerta.

- ¡Esto es ilógico! –se quejó Tom, pero Swann guardó silencio, pensando.
RAW INSIDE: PUNK-ROCK desde Málaga

http://www.myspace.com/rawinside

Krator

- Cómo te luces, mensajero... comentó Adso.

- Gracias, te debo una y grande - dijo en lenguaje élfico a la salvadora de su vida.

Tras dar unos pequeños pasos, Adso se quedó estupefacto ante lo que se le presentaba ante sus ojos. Un escalofrio recorrió el cuerpo de Adso. Apenas podía moverse al ver a toda esa gente herida, tirada y muriendo...esas mujeres, hijos, hombres, todos destrozados por lo ocurrido.
Adso salió de la perturbación y corrió hacia el herido más cercano.

Los monjes habían enseñado a Adso conocimientos de quirujia durante su infancia y lo había estado perfeccionando durante su vida en sus continuos viajes. No era el momento de vacilar y uso todo lo ue conocia para mejorar el estado de los que aún no habían perecido.
Doble cruzado, cuadruple placer.

Vitirr

Tobías se levantó y se sacudió la túnica polvorienta. Lo hubiera pasado mal si otra de esas alimañas hubiera decidido atacarle, pero por suerte sus compañeros eran indudablemente muy hábiles en las artes de la lucha.

- Sois realmente hábiles en el combate. No se ven personas como vosotros todos los días.

Tobías terminó de limpiarse y se irguió orgullosamente mientras continuaba dirigiéndose a sus nuevos compañeros.

- Soy el Hermano Tobías, y pertenezco al culto de Baa. Ayudamos a la gente que lo necesita y a veces se nos requiere para mantener la paz en lugares conflictivos, pues sabemos cómo cuidar de nosotros mismos y de los demás, como visteis en Janak. Ese era nuestro cometido allí, pero poco hay que podamos hacer ya en la ciudad.

El semblante de Tobías pasó de la parca seriedad habitual en él a un rostro que dejaba entrever cierto pesar y sentimiento de fracaso.

- No sé qué es lo que ha pasado, pero algo me dice que tiene que ver con vosotros, y puede que en particular ataña a esa piedra que portáis -(dijo mirando al pálido mago)-. Es mucho poder para un sólo hombre, mago.

Antes de que el mago pudiera contestar Tobías siguió su discurso.

- Ya he fracasado en Janak, no pretendo quedarme de brazos cruzados mientras esta... maldad, se extiende por toda Erathia. Permitidme ser partícipe de vuestras aventuras y quizás entre todos podamos averiguar qué está ocurriendo.

Tobías dijo esta última frase con un tono de voz y un rostro que no sugerían que admitiría un no por respuesta. De pronto sin embargo cambió su rictus y por primera vez dejó mostrar una pequeña sonrisa. No era la mejor de las sonrisas pues ciertamente no era su especialidad.

- Pero perdonadme que monopolice nuestra charla. Por favor decidme quiénes sois, de qué huís y qué sabéis de todo esto.

Swann

"Solo la Fe os salvará"

Swann echó mano de su petaca. Bebió un largo trago. Por un momento tuvo la tentación de lanzarla al vacío para comprobar si realmente caía. Pero ¿no significaría eso cambiar la Fe por la seguridad del experimento científico y por tanto renunciar a ella? ¿No enojaría esa orgullosa y precavida prueba al anciano que exigía que la Fe fuese la única vía? La puerta dorada parecía, brillando silenciosa entre las tinieblas, el símbolo de esa Fe que los tenía que salvar.
Bueno... Tom... Greg... Odiaría morir de una manera tan estúpida... Pero no se me ocurre nada mejor... Si la Fe no me libra de esta os lego en herencia este Mamotreto en el que voy anotando mis descubrimientos... Sería complicado bajar a por él... El bibliotecario entregó a Tom un grueso diario en folio de desgastadas tapas de cuero.

Después dijo:
También os pediría, si esta prueba de Fe resulta salir mal, que volváis donde el viejo y le saludéis cariñosamente de mi parte, o que incluso me lo bajéis a donde esté, para que me encargue personalmente de ello

Dicho lo cual, se dirigió al borde del abismo, mirando al frente...
Sus pies se negaron a obedecer la orden de su cerebro, como si fuesen un caballo que desacata las espuelas de un suicida. Greg y Tom contemplaban pálidos la escena.  La sensación de vértigo le ayudó finalmente a lanzarse hacia delante, como engullido por la negrura del precipicio sin fondo...

Medea

Aridane vio el odio enla mirada de los aldeanos y aunque lo entendia no podia comprender como acabante de sarlvarles la vida eran incapaces de dejar sus prejuicios y odios raciales,vio como Adso se iba a buscar hierbas y le dijo:
-Hey humano,os acompaño hoy me siento generosa tire los dados y me toca hacer el buen acto del dia-mientras decia eso se acercaba a Adso y lo cogio del brazo.
-Tambien buscare hierbas para hacer unguentos y curar a los heridos-por primeras vez en este dia caotico asomo una mueca de sonrisa.
Aridane se giro buscando a Athos, a melkor y a Josjosh para coprobar q por lo menos respiraban.
-Athos al final no han podido contigo,me gustaria saber q pacto teneis con Gaia-dijo guiñando un ojo.
A pesar de que Josjosh se encontraba situado a sus espaldanotaba cierta hositlidad y desconfianza hacia ella.Pobre su tempor estan grande que lo ciega y no es capaz de ver mas alla de la condicion qme estigmatiza.
Apesar de estar buscando hierbas curativas tenia su intinto alterado,se veia calma relativa,pero una angustia crecia en su interior algo la estaba incomodando ¿pero que podia ser? era la presencia de alguien pero no lograba dar con la persona adecuada y la que le provocaba esa sensacion de vertigo inducido,¿demasiados humanso juntos¿ no no creia era algo mas pero el que ......
¿Me seguiras queriendopor la mañana?
Por siempre jamas,amor

TheLordAlex

Gracias forastero, eso estuvo cerca-Le dijo Derec a Jubei despues de que este lo defendiera del lobo que salto a su espalda.

La niebla habia cesado y junto con ella los lobos

Porfin unos segundos de traquilidad, parece como si alguien no nos quiere dejar en paz Dijo con una sonrisa en los labios, el monje que hasta el momento los seguia sin pronunciar casi palabra, rompio su silencio y se presento, sus palabras hicieron que Derec le de algo de confianza, y asi contarle parte de la historia

Pero perdonadme que monopolice nuestra charla. Por favor decidme quiénes sois, de qué huís y qué sabéis de todo esto.-Dijo el monje, Derec lo miro

No se si deba decirles quienes somos, porque  los pondriamos en peligro, tan solo con el hecho de acompañarnos y que los Nigromantes los viran con nosotros, les acaban de declarar la guerra .... bueno, ya estan bien metidos en este problema asique lo mejor sera decirles, yo soy Derec y este es mi compañero Mkvenner, tal vez nos reconozcan como 2 de los heroes de la roca, que es como nos llaman desde hace 2 años cuando evitamos que los nigromantes posaran sus sucias manos sobre el artefacto que tengo, y desde entonces hemos sido perseguidos por ellos, si ellos logran quitarme esta gema, tendran la facultad de construir un un artefacto que hundiria este mundo en el peor de los caos, el Nigromante que esta detras de esto es el poderoso Sandro, el se alio con un mago de la Torre de Marfil que es de donde yo procedo, juntos hicieron un plan para manipular con engaños, traicion y hasta la muerte de nuestros seres amados a un paladin y ami para que actuemos cooperativamente para conseguir este preciado artefacto, pero Sandro no conto con el hecho de que yo teniendo conocimientos de la necromancia usaria este artefacto en su contra y asi lo derrote, hace 2 años y desde entonces somos perseguidos por este engendro, desde entonces cargo con la gema....  -Derec se interrumpio para agarcharce a ver al lobo tendido, muerto por Jubei hace algunos instantes

Este lobo no es como cualquier lobo salvaje que se encuentran en las afueras de los pueblos, los lobos no atacan a la gente asi nomas, atacan a los rebaños de ovejas o se llevan uno que otra gallina, pero nunca habia visto que atacaran a las personas, algo muy extraño  esta ocurriendo aqui y no se si tenga que ver con lo que les conte Derec se aproximo mas al lobo y con su vara lr dio vuelta

Que es esto?, parcen esporas, lo que fue pudo afectar la conducta de los lobos y por eso atacarnos, pero quien?

Mkvenner, busca un buen lugar para pasar la noche, creo que he encontrado un buen vigilante que nos podra ayudar mientras descansamos

Derec saco la gema de sus ropajes

Vemos si esta maravilla funciona tambein con animales-Dijo en tono ironico, se paro frente al lobo y concentrandoce en la gema murmuro

Rego Animal
\"En la sabiduria esta el poder\"

ADICTO20

-Gracias forastero, eso estuvo cerca- Dijo Derec al ver el lobo que intentó atacarle, el cual ahora yacía muerto a manos de Jubei –Ha sido un placer además de un deber- Respondió este último dejando ver una sonrisa. Poco después, el monje rompió su silencio y, tras explicar porque había decidido ayudarlos y a que se dedicaba, Jubei comentó:

-Noble profesión la tuya, hermano Tobías- Después de decir esto, Derec pareció animarse y contó parte de todo lo sucedido un par de años atrás. Tras escuchar con atención el relato, Jubei dijo:

-Bueno, yo soy Jubei, un extranjero venido de tierras lejanas, seguidor del Culto del Ojo Ciego, y estoy aquí para pasar una enigmática prueba. De momento solo he conseguido descifrar que Derec y su gema son las dos cosas que debo proteger con mi vida (y ni siquiera estoy seguro de eso), los demás detalles no puedo citarlos... ¿Por qué? digamos que las sombras nos acompañan siempre-

Jubei se detuvo un momento para observar los rostros de sus nuevos compañeros, y luego continuó –Pero si os preguntáis por mis intereses en esto, el único interés que tengo en ello es el de terminar mi tarea y volver a mi tierra. No es que no me guste el continente, tiene sus cosas, pero mi vida está en otra parte... y además, la gente de por aquí me mira y... una de dos: o creen que soy una especie de asesino a sueldo, o un desertor de algún extraño ejército. Una vez mientras bebía en una taberna, un tipo sentado a mi lado me suplicó llorando que no le matase, que le pagaría a mi señor esa misma semana... por supuesto, yo no tenía ni idea de que me estaba hablando aquel pobre hombre. Y mejor no contar la anécdota de cuando le dije a un panadero que su hija era muy hermosa, mientras tenía los ojos vendados...-  

Jubei suspiró –En fin... Deberíamos buscar un lugar donde descansar, llevo encima lo necesario para encender un fuego. Allí podríamos seguir con la conversación más tranquilamente, ya que me gustaría que Derec me aclarase dudas sobre él  y su gema y, como curiosidad, que Mkvenner nos contase la razón que le impulsa a viajar con él. Además, se que os preguntáis como puedo luchar con los ojos vendados y no hacerme picadillo a mi mismo, así que si echamos un sueñecito puede que satisfaga vuestra curiosidad- Dijo Jubei esto último entre leves risas mientras veía como Derec parecía hacer algo con el cadáver del lobo muerto.
[highlight=#FFFFAA]They say an end can be a start. Feels like I\'ve been buried yet I\'m still alive.[/highlight] - If I Ever Feel Better (Phoenix)

Galahad78

Sudoroso y jadeando por el reciente ataque, Mkvenner comprobó cómo la niebla cedía paso a la oscuridad nocturna. Los lobos se retiraban, dejando a los dos de los suyos que Jubei había abatido. Mientras el monje de la túnica se presentaba, Mkvenner seguía oteando la oscuridad en busca de más enemigos. Era raro que la Horda se retirara así, sin más. Esto tenía pinta de emboscada. Otra noche sin dormir, pensó resignado Mkvenner. Con un oído puesto en la conversación de sus compañeros, con el otro buscaba señales de criaturas. Demasiada información, Derec. ¿Quién te dice que estos extraños son de fiar? Por mucho que nos hayan ayudado, no sabemos apenas nada de ellos. Lanzó una mirada de advertencia al nigromante, quien no pareció advertirla, aliviado como estaba de seguir vivo. Al menos, no les ha hablado de sus estudios con la Gema.

Le tocó el turno al extranjero de la venda de contar su historia. Extraña, pero estos eran tiempos extraños. En fin... Deberíamos buscar un lugar donde descansar, llevo encima lo necesario para encender un fuego. Allí podríamos seguir con la conversación más tranquilamente, ya que me gustaría que Derec me aclarase dudas sobre él y su gema y, como curiosidad, que Mkvenner nos contase la razón que le impulsa a viajar con él. Además, se que os preguntáis como puedo luchar con los ojos vendados y no hacerme picadillo a mi mismo, así que si echamos un sueñecito puede que satisfaga vuestra curiosidad. Mkvenner se volvió hacia el extranjero al oir que le mencionaba:

- Mi razón para viajar con Derec es obvia, la acabas de ver. No sabe cuidarse él sólo - dijo con ironía el explorador. Teneis razón - continuó cambiando de tema rápidamente - en que sería mejor que encontráramos un sitio para descansar por ahora. La noche cambia muchos pensamientos, y es mejor que conversemos cuando luzca el sol. Me adelantaré a vosotros para buscar un sitio adecuado.

Diciendo esto, el explorador echó a andar entre los escombros de la urbe, buscando un sitio resguardado de las inclemencias y de las miradas indiscretas, donde poder descansar. Debo advertir a Derec de que no se vaya de la lengua... pensaba mientras se alejaba del grupo...
[i:ec942aef72]Si pones tinto en un vaso de txikito, es el txikito; si lo pones en un porrón, es el porrón; si lo pones en una bota, te pones las botas...Sé tinto, amigo[/i:ec942aef72]

Lepastur

* Gracias - dijo irónicamente Jojosh en respuesta al dardo del cantamañanas - pero no fui yo quien... bueno, no importa, el caso es que estamos bien.

Acto seguido, el cantamañanas le dio las gracias en élfico a la extraña elfa, lenguaje que Jojosh conocía básicamente y que no consideraba para nada el más oportuno de utilizar en aquel momento. No obstante, aquello le hizo pensar que quizá ella fuera la responsable de aquel fenómeno sobrenatural que parecía haberles salvado el pellejo a todos, lo cual era relativamente buena señal, ya que siempre viene bien poder contar con la ayuda de alguien poderoso. Lo que le sorprendió fue la manera en que reaccionó la elfa ante la iniciativa del bardo de atender a los heridos ¿cómo se podía ser tan inconsciente de la situación? Los supervivientes rebosaban de odio puro hacia ella y el otro Druida ¡y ella pretendía atenderles! Ante esto, y completamente perplejo por los pajaritos rosas que parecía tener la elfa en la cabeza, Jojosh tuvo que intervenir dirigiéndose a los dos discretamente por lo bajini en la lengua humana:

* Esto... - les susurró Jojosh a una distancia prudencial como para que el populacho no lo metieran en el saco de los Druidas - en primer lugar quizá debiérais echar una ojeada, los aldeanos están furiosos, no creo q sea conveniente mantener chácharas en élfico, ya q podrían pensar que les ocultáis algo o algo peor; y muchísimo menos que te acerques a ellos, elfa, y por tu bien, Maestro de las navajas, yo me mantendría apartado de ella si quieres ayudarla desde fuera y no como presunto sospechoso...

Una vez dicho esto, se acercó a la elfa, quien lo observaba de una forma penetrante y compasiva a la vez, con actitud desconfiada con la intención de agarrarla de los brazos para someterla y llevarla ante la persona que en aquellos momentos había sido más respetada por el gentío a pesar de ser elfo, y esperando que no hubiesen cambiado de parecer con respecto a él.

Había que hacer algo y pronto o la situación sería peor que la de la taberna antes del temblor. Su intención era tratar de simular una actitud de ajusticiamiento para calmar la ira de los pueblerinos. Quizá podría engañarlos para que abandonasen el lugar tras una defensa para limpiar el nombre "de los acusados", lo cual estaba difícil, o quizá llevar a cabo el plan que tramó en la taberna, que era simular una ejecución colgándolos, lo cual era más factible en su opinión, y que probablemente le proporcionaría cierto renombre entre las gentes del pueblo destruído, pero todo dependía de lo que dijera el mago chulángano. Puede que así, estos buscaran un refugio más alejado de los Druidas, y podrían continuar el camino hasta el círculo de los Druidas para buscar explicaciones.

Fue así como tomó la decisión de acercarse a la elfa y susurrarle: por tu bien, sígueme la corriente...
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Melkor se dirigio hacia donde se encontraba Athos y le dijo:

- Athos creo q ahora que ha pasado el peligro será mejor nos tomemos un descanso y hablemos tranquilamente sobre ti, te recuerdo q tienes un juicio pendiente, no tienes nada que temer si no eres culpable. lo mejor para ti dadas las circunstancias, es q en cuanto dejemos a los aldeanos sanos y salvos nos dirigamos hacia la torre d la orden para resolver tu problema, de no ser asi podria acarrearte mas problemas en el futuro.

¿¿que me dices?? -
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.-.-.-. O G A M E.gr .-.-.-.
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