Aullidos en la Niebla - Narración

Iniciado por Greeny, Diciembre 10, 2005, 06:58:43 PM

Vitirr

Todo había pasado, la calma llegó de repente tal y como llegó el caos. Tobías se recompuso y miró a su alrededor.

Ya no había caballeros negros, el enemigo había huído... o mejor dicho, había desaparecido. Había hombres muertos desperdigados aquí y allá, la mayoría pertenecientes a la milicia, pero los dioses habían protegido al culto. Entretanto un hermano se le acercó y le susurró algo al oído. Tobías asintió.

Con una mirada alcanzó a los forasteros, que habían salido huyendo del caos hacia ninguna parte en concreto. Alzó la voz y gritó en su dirección: ¡VOSOTROS, LOS FORASTEROS! ¡ESPERAD, QUIERO HABLAR CON VOSOTROS!. Tobías marchó en su dirección, esperando no tener que salir corriendo tras ellos.

Medea

Aridane se incorporaba lentamente mientras observaba como su forma elfica volvia a su estado original ,lo q antes habia sido unos ropajes ahora no era mas q trapos andrajososy desgarrados,aun ella notaba el aceleron de la transformacion era algo q aunque era algo q habia aprendido a controlar con la mente habia momentos en los q el corazon la dominaba,quizas el odio, no noe ra odio lo q sentia por el,quizas rencor,no tampoco;era una especia de miedo locura y compacion,pero por que despues de tanto tiempo transcurrido volvia a ella esa sensacion.Cuando salio de su abstraccion miro incredula a su alrededor,que habia pasado ¿era ella la causante de tanto dolor?,¿fue su fiera interior la q habia causado tanto caos?.
-Por el amor a la madre Tierra,¿he causado tanto terro y tanto panico?-a pesar de su aturdimiento solo veia gente lamentandose,sollozando y veia como Athos invocaba al gaia.
-Melkor podeis darme una ligera idea de pq  se ha venido a bajo ese cubiculo-su tono era como siempre,entre sarcasmo,prepotencia y algo de ironia,era inebitable en ella cambiar el tono cuando se dirigia a alguien de su especie,esa especie qno eligio y q le fue dada como castigo a actos pasados enotras vidas.
En unos segundo mientras esperabala respuesta de alguien giro sobre sus talones,ella sintio la punzada del lamento mientras la madre Tierra rugia de dolor,en su interior oyo el lamento de sus hermanosy y algo mas,esa voz de nuevo esa voz q por milesimas de segundo le anulaba el control de su mente y su cuerpo.
¿Me seguiras queriendopor la mañana?
Por siempre jamas,amor

rasdel

Athos sonrió al notar que su plan había funcionado, no lograba ver a ningún herido.

-hmm... al menos se puede sacar algo bueno de este loco día- dijo mientras miraba a su alrededor. Todos las personas se estaban despertando de lentamente.

-OH NO!, DIOS MIO, QUE HA OCURRIDO!!!- se escuchó desde un rincón saliendo de la boca del cantinero quien agarraba su cabeza con ambas manos...

El pueblo no era más que una vieja memoría casi todas las casas estaban derrumbadas y las que milagrosamente aún estaban en pie mostraban un daño increiblemente grande.

-Lamento lo ocurrído... es una verdadera lástima, pero su taberna iba a caer de cualquier manera... tenía que asegurarme que no lastimara a nadie...- dijo Athos tratando de buscar una explicación para lo ocurrido mientras veía la cara del pobre cantinero quien parecía haber perdido lo poco que tenía...

A lo lejos se veía una sombra que poco a poco se acercaba... una niebla espesa y negra como el carbón iba tomando forma desde lo lejos. Algo había despertado, un terremoto de esa magnitud no podía ser una simple hecho de la suerte, algo o alguien lo había ocasionado...

-Swann viejo amigo... como me serviría tu conocieminto en estos momentos- pensó Athos mientras miraba como la espesa niebla se acercaba...

-Debemos movernos... salir de aquí. Algo está ocacionando estos temblores, algo esta ocurriendo... lo presiento... y puede que este relacionado a los ataques que estas personas sufren...no se ustedes pero no me quedaré con las manos cruzadas... debemos averiguar que es lo que ocurre...- dijo Athos refiriendose a el pintoresco grupo de gente que aún estaba despierta...

-No se que piensen hacer ustedes, pero yo pretendo volver al Círculo Druídico, Gem debe saber lo que ocurrío... ella sabrá que hacer en un caso de esta magnitud... además, debemos conseguirte algo de ropa Aridane... no te podemos tener así- dijo refiriendose finalmente a su compañera que trataba de taparse con su capa.

-Melkor... eres bienvenido a acompañarnos, quizás mi gente te haga cambiar de opinión y te darás cuenta que no soy el asesino que buscas-dijo refieriendose al oscuro personaje quien no le quitaba los ojos de ensima...

-Por último, creo que todos ustedes deberían venir con nosotros... el viaje es corto y seguro, estaremos allí antes de que lo noten y estarán a salvo con los druídas. Creanme cuando les digo que esto no es arte nuestra... algo oscuro... algo muy peligroso se acerca y debemos estar unidos. Es mejor que se resguarden y teniendo en cuenta que esta ciudad necesitará que reconstruirse es mejor que vengan con nosotros, creo que no sería buena idea quedarse aquí sin un refugio, además los druidas estríamos encantados de ayudarlos a reconstruir esta ciudad... en su tiempo... ahora, debemos irnos... espero estar junto al círculo druídico antes de que anochezca... sólo tomen lo necesario...- dijo ayudando a levantar a algunos que aún estaban en el piso. Era hora de irse, de consultar a los sabios y era mejor hacerlo rápido... una oscura sensación crecía en el corazón de Athos... y esto no le gustaba...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Krator

- Por poco -

Adso miró los rostros de aquellos aldeanos. Entendía bien la tristeza de perder algo importante en la vida de todo ser. Habían perdido sus hogares de la noche a la mañana y casi todo lo poco material que tenían.
Adso paseo por pequeños grupos de aldeanos intentando animarles con sus palabras y gestos, pero poco había que pudiera hacer.

Había pasado unos instantes cuando alguien interrumpió el silencio existente en lo que antes fue un pequeño pueblo. Aquel extraño druida con el que comenzó todo empezó a hablar.

Tras escuchar las palabras del ahora ya druida, Espero que mis letras no sé estropeen por este cambio , Adso pensó para sí, que tenía razón.

Será mejor marcharse - dijo en voz no muy alta.
Doble cruzado, cuadruple placer.

TheLordAlex

Todo estaba destruido, el pueblo al que llegaron buscando una posada para descansar estaba destruido, Derec sorteba rapidamente los escombros de Janak,

Sigamos nuestro camino Mkvenner, usa tus conocimientos de explorador para buscar un lugar donde pasar la noche, sin que seamos sorprendidos por un ataque mas, estoy exausto por el viaje

Noto que junto al explorador venia también el forastero que habia conocido antes del ataque, Jubei

Gracias por tu ayuda forastero, pero esta no es tu lucha ....aunque una ayuda no nos caeria mal -dijo Derec mirando a Jubei, derrepente tropezo con una grieta y noto la magnitud de este último evento, el terremoto habia destruido toda la ciudad y una misteriosa niebla rodeaba todo

AAAAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU

Se escucho en las cercanias, algo tras el terremoto se habia despertado o ese algo ocasiono el terremoto?, tendría que ver con los Nigromantes y con los artefactos que ya poseian?, que podía ser?, muchas ideas se le pasaban por la cabeza solo atino a acelerar el paso

Rapido que no quiero averiguar que nos espera si nos quedamos, sabes que estamos en peligro constante y no podemos quedarnos quietos en un solo lugar-refiriendose esta vez a MkVanner

¡VOSOTROS, LOS FORASTEROS! ¡ESPERAD, QUIERO HABLAR CON VOSOTROS!. -se ecucho un grito a unos metros de donde estaban

SI QUIERES AVERIGUARLO TENDRÁS QUE SEGUIRNOS EL PASO!!!-dijo fuertemente, pero sus palabras fueron bruscamente interrupidas

AAAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU-esta vez parecia mas cercano
\"En la sabiduria esta el poder\"

Swann

Separado de Lord Ciego y acompañado por un paladín joven e inexperto y un atolondrado aprendiz, no pudo por menos Swann que sentirse una vez más, como tantas en su vida, prácticamente solo en una situación muy delicada. Echó de menos amargamente la seguridad que le proporcionaban los poderosos hechizos de Athos, el mago.
Pero ¿qué cabía hacer ahora? ¡Esconderse! ¡Sin duda! Reptar como sabandijas y procurar ver sin ser vistos, oir sin ser oídos...
Los que parecían tambores militares dejaban pronto de ser un rumor. Su sonido se volvía cada vez más penetrante. Pero aun no podía verse qué lo producía: los edificios de piedra, abigarrados y distribuídos en callejuelas serpenteantes, dificultaban la visibilidad. Eso era bueno para Swann y sus compañeros, que se decidieron a entrar en una casa de aspecto poco llamativo, y hasta algo descuidada -pues el liquen y algunas setas se arracimaban en las grietas de las paredes.
Como parecían serlo todas las de la ciudad, la puerta de aquella casa era metálica. Swann hizo a todos el gesto de silencio y se dispuso s intentar entrar.
¿Estaría abierta? ¿Habría alguien dentro? ¿Qué tipo de "alguien"?

ADICTO20

El pálido mago se detuvo para hablar con su compañero, tan fatigado como el, y después se volvió para hablar con Jubei.

-Gracias por tu ayuda forastero, pero esta no es tu lucha ...aunque una ayuda no nos caería mal-

Jubei ya esperaba un comentario como ese, a lo que respondió –Una gran carga pesa sobre ti y te pone en peligro al igual que a todo lo que te rodea. Debo seguirte- hizo una pausa para resaltar la importancia de aquellas palabras -El deber dicta que mi cuerpo sea tu escudo y que mis espadas luchen por ti hasta quebrarse- se detuvo para observar un momento el rostro del mago y terminó diciendo –Se que no entiendes nada, pero no hay tiempo de explicar ahora. Lo que necesitas saber por el momento es que tu camino es el mío hasta el último paso-

Después de decir esto Jubei miró un momento a su alrededor y escuchó a lo lejos -¡VOSOTROS, LOS FORASTEROS! ¡ESPERAD, QUIERO HABLAR CON VOSOTROS!- Era aquel extraño monje de la ciudad.

Jubei le hizo un gesto con la mano mientras sonreía, indicándole que se diera prisa. Después se unió a la marcha junto a Mkvenner y Derec, mientras murmuraba -...Esta niebla no me gusta nada... nada de nada...-

Después de esto se escuchó un fuerte aullido.
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ValenciaBest

una mueca de satisfacción se dejó entrever en el rostro de Melkor cuando vió cumplido su objetivo, escuchó q la joven elfa se dirigía hacia él y le dijo en lenguaje elfico:

- ***

en ese momento todo empezo a cambiar bruscamente, la elfa empezo a transformarse, Athos trataba de convencer a Melkor y unos ruidos lejanos aun, arreciaban una batalla dura y sangrienta sino se actuaba con rapidez. Melkor dijo:

- Athos, será mejor q todos nos vayamos a alguna parte mas segura, esto no pinta bien, ese sitio del que hablas puede ser la mejor opcion, indicanos el camino y marchemos para alli, sobre lo demás ya habrá tiempo d hablar.
Hungry of HoMM!!
.-.-.-. O G A M E.gr .-.-.-.
AGA uni 1 <-> tu alianza d progreso

Lepastur

Sin duda alguna aquellos magos o druidas debía estar majaras ¡Pretendían que los aldeanos fueran al hogar de aquellos a quienes odiaban! Y lo que es peor, aún cuando los aldeanos aceptasen ¿Cómo iban a conducir a tanta gente a un lugar cuya ubicación oculta suele ser protegida con un celo mortal? Aquellas cosas despertaron el instinto de Jojosh haciendo que se alejara del Druida, de nombre Athos según el mago chulángano, y buscara una situación más neutral junto al cantamañanas. Lo que estaba claro es que quedarse allí, a campo abierto y sin ver un pimiento a causa de la niebla no era buana idea, así que como de momento no había nada nuevo que decir, permaneció en silencio esperando el momento adecuado para hablar en caso de ser necesario.
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Greeny

Los campesinos miraron asustados a uno y otro lado, mientras el posadero lloraba desconsoladamente, acariciando cada cascote de su derruida taberna como si fueran algún hijo perdido. Athos les pedía que confiaran en él, en los druidas, en aquellos que a sus ojos eran los culpables de todas sus desgracias, y, porqué no, de aquel fatídico terremoto.

El hombre de la espada corta, con ésta aún en su mano –aunque con la punta levemente partida ahora-, se acercó al druida.

- No queremos la piedad de los druidas. Vosotros habéis estado matando a nuestro pueblo, y ella es la prueba –concluyó, señalando con su arma a Aridane-. Hechicero –el hombre se giró cabía Melkor-, si es verdad que debéis llevaros a este asesino, que así sea. Yo, Leumas, como alcalde de este pueblo, lo prometo –se volvió a girar a Athos-. Iremos hasta el bosque, pero no tendremos tratos con los druidas, a no ser que sea con mi espada. Te estaré vigilando.

Dicho esto, comenzó a andar hacia Bosque Largo, seguido lentamente por el resto del pueblo. Suspirando, Athos caminó tras ellos, junto a Aridane, Adso y Jojosh. Melkor se quedó quieto, mirando a la misteriosa niebla, que los alcanzó y cubrió. El rubio elfo gruñó, y finalmente siguió al grupo. Un aullido se oyó, y fue respondido por otro.

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Las ruinas de Janak estaban cubiertas por la densa niebla. No se veía nada, e incluso los compañeros creían oír extraños sonidos dentro de ella. Es como si la realidad fuera diferente dentro de ella.

- No os separéis –gruñó Mkvenner, liderando al grupo. Tras él, Derec, Jubei y finalmente Tobías, lo seguían.

- Aún no entiendo que hacéis con nosotros –dijo entonces Derec, refiriéndose a los dos nuevos compañeros.

- Mi deber es estar contigo –repitió Jubei con un tono misterioso, mientras Tobías permanecía en silencio.

- ¿Y tú, monje? –insistió Derec.

- El Culto de Baal ayuda a todos los necesitados. Es obvio que estáis en peligro, así que no so vendrán mal mis puños –sonrió con sorna el hombre.

A Derec las respuestas de ambos no le convencieron, pero no podía hacer nada por ahora. Tenía algo con lo que preocuparse: la niebla y esa maldita sensación de peligro.

- ¿Ves algo, Mkvenner? –preguntó el nigromante. Él desde luego no veía nada.

- Sinceramente, no –replicó el explorador-. Pero creo que hemos salido de la ciudad... ¡quietos!

Todos se detuvieron bruscamente, mientras Mkvenner agachaba la cabeza, concentrado en oír algo.

- ¿Qué...? –dijo Derec.

- Algo se acerca... o mejor dicho, varios se acercan...

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Las pisadas de ritmo militar se oían muy cerca. Swann señaló silenciosamente a sus compañeros una pequeña casa que estaba a la izquierda de la calle, y todos entraron allí con premura. La puerta crujió más de lo que ellos hubieran querido... era como si todo pequeño sonido pudiera atraer la atención de aquel ejército.

Entraron.

El interior, al igual que toda la ciudad, estaba iluminado, a pesar de no haber ninguna fuente de luz. Por lo demás, estaba totalmente vacía. Agachándose junto a una de las ventanas, Swann asomó su rostro lo mínimo para poder ver y no ser visto. En otra ventana –o habría que decir mejor hueco en la pared- se colocaron Tom y Greg. El sonido de tambores y de pisadas se oyeron más cercanos.

El sabio se dio cuenta entonces de que aquella avenida debía ser la calle principal de la extraña ciudad subterránea. Alzando la vista, vio varias estatuas decorando los edificios de enfrente: representaban seres de formas variadas –humanoides y no humanoides-, pero todas con una misma característica común.

"Todas tienen algo asociado a los dragones", pensó.

En efecto, bien un ala, bien un hocico, bien unas escamas; todas parecían ser criaturas dragoneas.

Ya habían llegado. Ahí estaba el ejército. Una enorme criatura los lideraba: un ser que parecía de otro mundo, de otra realidad. Gigantesco –de unos 4 metros de altura-, envuelto en llamas, de forma ligeramente humana –que parecía haber tomado como burla-, el ser portaba una gran guadaña de dos manos. Los cuernos curvos de su cabeza brillaban entre llamas, al igual que sus oscuros ojos. Su piel rojiza era tersa, y fuerte como sus músculos, pero todos notaron que su poder no era sólo el de la fuerza bruta. Una enorme maldad emanaba de él, pero no una maldad conocida, no la maldad de un No-Muerto que odia y reta a los vivos, no la maldad de un Señor de la Mazmorra que odia la luz del día y los seres que viven en la superficie –y cuyas ciudades no se parecen nada a ésta-; aquello odiaba de verdad, odiaba a todo: a cada piedra, a cada sonido, al propio ejército que lo seguía, incluso a él mismo. Era La Maldad. Y no venía sola.

Tras él, numerosos diablos –pues no tenían otra definición- le seguían en perfecta formación: los había con alargados y puntiagudos cuernos, los había con enormes hocicos de negros dientes, los había con alas semejantes a murciélagos; portaban hachas, o espadas negras, o látigos de tres colas. De roja piel y ojos oscuros, de garras afiladas y cuerpos fuertes, el ejército de demonios era terrible. Nunca en este mundo se había visto un ejército como ese, ni unas criaturas como esas. No al menos en esta era, aunque quizás en las guerras entre los Antiguos y los Kreegan de hacía milenios...

Las piedras estelares empezaron a vibrar en los bolsillos y zurrones de Swann, Tom y Greg. El aprendiz, que había estado tapándose la boca para no gritar de miedo ante la visión del ejército, soltó un gemido ante el repentino movimiento en su zurrón. Greg lo empujó al suelo, tapándole la boca. Afortunadamente, el ejército siguió su camino, al ritmo de sus tambores. Sus filas eran interminables.

El paladín se arrastró hacia Swann, seguido por un tembloroso Tom.

- Apuesto lo que sea a que se dirigen a la superficie –susurró Greg.

El sabio asintió, desconsolado. Y, en ese mismo momento, un ligero temblor de tierra –no tan poderoso como el anterior, aunque quizás la protección mística de la ciudad provocara esa sensación-, tambaleó el suelo ligeramente, durante unos breves segundos.

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El Bosque Largo ya estaba a la vista. La niebla se había quedado atrás, y todos sentían que estaba a salvo. Pero un nuevo temblor de tierra les hizo saber de la cruda realidad. Justo frente al grupo, algo pétreo emergió de la tierra, soltando -como si soplara- una densa niebla. Ahora no se veía nada, y se oían gritos de miedo entre los campesinos. Pero no sólo se oyó eso... también se oyeron aullidos, pero esta vez no estaban en las cercanías... estaban entre ellos.

Athos oyó varios gritos, y supo que eran los gritos de los moribundos. La gente moría. Antes de que pudiera reaccionar, algo le golpeó en la espalda, y cayó. En su espalda tenía algo pesado, y estaba vivo, pues notaba su fétido aliento en el cuello... notaba como unas gotas de caliente saliva caía sobre él... notaba la respiración baja de aquella criatura...

Melkor miraba a todos lados, pero la niebla ocultaba su visión. Entonces le pareció ver a Athos derribado, a su derecha, con alguna criatura –de forma lupina- sobre su espalda. Al mismo tiempo oyó un grito a su espalda, el grito de una mujer... muriendo.

Aridane retrocedió, con su arco presto, pero no tenía a donde apuntar. No veía apenas nada. Maldijo la suerte de los que morían, y de los que quedaban por morir. Y entonces supo que esas criaturas no eran sus hermanos, pero notaba que lo habían sido alguna vez. Desgraciadamente, ya no podían volver al seno de Gaia, por lo que debía enfrentarlos... y si era necesario, matarlos. Frente a ella, gruñendo, se acercaba una criatura, casi invisible por la niebla...

Adso y Jojosh, espalda contra espalda, sacando sus armas. El mensajero vio la daga de Adso, y le murmuró:

- No me digas que esa es tu mejor arma...

Encogiéndose de hombros, el bardo vio como varias criaturas los rodeaban –parecían ser un total de cuatro de ellas-. Ambos se pudieron a la defensiva, pero algo distrajo a Jojosh. Había pisado algo.

- Ouch –gruñó alguien en el suelo-. ¡Mi mano!

- ¡El posadero! –gruñeron a la vez Adso y Jojosh, mirando al hombre en el suelo, llorando. Levantándose, se puso junto a los compañeros, mientras gritaba desconsolado:

- ¡Vamos a morir!

Los gritos de dolor y muerte de los alrededores parecieron confirmar sus temores.

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El nuevo temblor de menor fuerza no distrajo a ninguno de los compañeros. El explorador, el nigromante, el guerrero extranjero y el monje de Baal formaron un círculo defensivo, listos para enfrentarse a lo que fuera. Todos notaron como la niebla se hizo de repente más densa, justo tras el nuevo terremoto.

- ¿Alguna idea brillante, amigo? –gruñó Mkvenner, dirigiéndose a Derec.

- Pregunta a nuestros nuevos guardaespaldas –replicó con sorna Derec.

Varias criaturas lupinas rodearon al grupo, pero ninguno supo concretar su número...

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El ligero terremoto cesó, y las últimas filas del interminable ejército se dirigían ya fuera de la ciudad, a donde quiera fuera su destino.

Y fue en ese momento cuando algo puntiagudo se clavó ligeramente en la espalda de Swann, y en la de Tom. Dos lanzas más apuntaron a Greg, cerca de su cuello. Pillados totalmente desprevenidos, no pudieron hacer nada ante la emboscada.

Media docena de trogloditas apuntaban con sus lanzas a los tres hombres, mientras les hablaban con su extraño dialecto. Por donde habían entrado, no lo sabían.

- Gsssss, gggsssss –decía uno de ellos, y Swann juraría que se dirigía a él, aunque las ciegas criaturas no tuvieran ojos para mirar-. Gssss, gs, gss.

"Desde luego, si quisieran matarnos, ya lo habrían hecho", pensó Swann, pero poco convencido de sus propias palabras. De reojo, vio como Greg lo buscaba con la mirada, como diciéndole silenciosamente si actuaba. El paladín se llevó lentamente la mano a la empuñadura de su espada, esperando un gesto del sabio.
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Swann

Tras la visión del interminable ejército de demonios, dirigidos por aquel enorme ser que no parecía sino la encarnación del Mal, nadie, ni siquiera Tom, consideró demasiado amenazantes aquellos pequeños seres, tan cotidianos, tan vulnerables, que les amenazaban a prudente distancia con sus largas lanzas. Swann se levantó e inclinó respetuosa y prolongadamente la cabeza. Su estancia de siete años en la Ciudad de Piedra de los enanos le había permitido conocer bastante de las criaturas del subsuelo erathiano. Y ese gesto ere el que, como diplomático en la corte de Hothfarr, debió repetir en numerosas ocasiones en sus embajadas ante los diversos Señores de las Mazmorras.  Tom y Greg lo imitaron.


-Enarûna -el bibliotecario les habló en Khuzdul, con la esperanza de que aquellos soldados trogloditas conocieran algo del idioma de los enanos, al menos la célebre fórmula con la que se deseaban bendiciones.

rasdel

-Asesino... hmmm... he sido considerado muchas cosas, pero un asesino es algo nuevo... supongo que uno nunca puede escapar de sus demonios. Que acaso siempre seré considerado lo que no soy?... porqué la gente vive con una mentalidad tan cerrada?... los druidas somos seres pacíficos... seríamos incapaces de atacar a gente inocente, que acaso eso no quedó claro en la taberna?... y que haz hecho al salvarlos... absolutamente nada... CALLATE!... QUE DICES!? SALVASTES VIDAS! Dejate de preocuparte por ti mismo Athos... esa gente está a salvo gracias a ti... al menos les diste un momento más de vida podrían haber muerto en la taberna... al menos hiciste lo que debias- pensaba Athos mientras el Bosque Largo se acercaba lentamente. Miró sobre su hombro para ver como Jojosh y Adso cerraban la marcha y a lo lejos, ya casi sin notarse la niebla se perdía en el olvido.

Pero un nuevo temblor de tierra les hizo saber de la cruda realidad. Justo frente al grupo, algo pétreo emergió de la tierra, soltando -como si soplara- una densa niebla. Ahora no se veía nada, y se oían gritos de miedo entre los campesinos. Pero no sólo se oyó eso... también se oyeron aullidos, pero esta vez no estaban en las cercanías... estaban entre ellos.

Athos oyó varios gritos, y supo que eran los gritos de los moribundos. La gente moría en ese momento Athos escuchó sus propias palabras retumbar en su mente...

-Por último, creo que todos ustedes deberían venir con nosotros... el viaje es corto y seguro, estaremos allí antes de que lo noten y estarán a salvo con los druídas.- había sido su idea ir al Bosque Largo... esos gritos de gente aterrada muriendo... todo era su culpa... si es cierto los había salvado, pero para que? para morir unos minutos más tarde? En ese momento un fuerte golpe lo tumbó al suelo. En su espalda tenía algo pesado, y estaba vivo, pues notaba su fétido aliento en el cuello... notaba como unas gotas de caliente saliva caía sobre él... notaba la respiración baja de aquella criatura...

Lo primero que le vino a la mente era que le quedaban pocos minutos de vida. Pero no podía dejarse caer así... Athos no terminaría así! Cerró sus ojos y fuertemente agarró su vara. De repente, casi instanteneamente sus musculos y piel... inclusive sus mismos huesos se volvieron fuertes y resistenes... sentía como todo su cuerpo de volvía tan fuerte como el de una bestía de los bosques... tan fuerte como un oso...

-Ahora es mi turno...-susurró con una sonrisa nerviosa en su rostro mientras sentía como el aliento de la bestia movía los pelos de su nuca...

Sólo necesitaba un simple movimiento para recuperar la ventaja, pero estaba de espaldas y la bestia lo tenía a su merced... lograría llegar a su daga?... Su mano se movio lentamente, no quería alertar a la bestia, sólo debía alcanzar su daga y con un rápido pensamiento utilizar el poder de su hechizo "filos incandescentes" para lograr atacar a la bestia... despues de todo era una bestia y estas le temían al fuego... aunque estas bestias no parecían ser muy normales... su mano lentamente se movio hacia su cinto...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

ADICTO20

-Pregunta a nuestros nuevos guardaespaldas- replicó con sorna Derec

La cosa pintaba mal, estaban rodeados, tanto por una densa niebla como por alguna clase de criaturas parecidas a lobos.

Jubei se baja de nuevo la cinta hasta tapar sus ojos, y responde con rapidez al comentario de Derec:

-Mi sugerencia es que Derec se introduzca en el centro de nuestro círculo, donde estará más protegido. No podrá lanzar conjuros a algo que no ve, o que en medio segundo salte a su cuello- Dijo Jubei preocupado, después hizo una pequeña pausa, para más tarde continuar diciendo:

-Derec, si tienes algún conjuro protector o que nos sea de ayuda en esta situación, te animo a que lo uses ahora-

Dicho esto sacó una de las espadas de su cintura con la mano izquierda y la que tenía atrás en su espalda con la derecha, preparándose para un posible combate, colocándose en una posición defensiva.

-Solo queda esperar- Murmuró Jubei
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Medea

Esa niebla ese olor q pasaba desapercibido para los humanos,a que le recordaba ,a quien le recordaba,esta situacion le era tan familiar,pero por que no lograba vislumbrar ese recuerdo,por que el otra vez el dominaba su mente; tras su momentanea abstracion  vio como el que en tiempos no tan lejanos habias sido su confidente su fiel amigo le iba a atacar,que hacer, ser consecuente con su corazon o matarlo curelemente.Aridane estaba confundida los aullidos que la gente oia,  no era sino aclamaciones ,suplicas de ayuda de sus hermanos,le pedian  ayuda,les pedia una formula para  poder aplacar su sed de sangre;una formula  cuanto tiempo habia pasado desde qno tocaba esas materias.

Se concentro respiro con ansiedad y fuerte mente se hinco de rodillas y con voz mas q tenebrosa aclamo.
-Vientos de la muerte,Tierra de la vida,invoco a los TEnctaculos de Bosque, venid a miiiiiiiiii-mientras grito esto  su intinto se disparo no oia a los humanos oia ala naturalezay ese continuo y repetitivo grito. . . -Sed tenemos sed, la sed nos llama dejate llevar,saca al instinto q tienes dejate llevar por la sed- Esa voz era la misma pero con distintos acentos. . .....
¿Me seguiras queriendopor la mañana?
Por siempre jamas,amor

TheLordAlex

Poco falto para estar nuevamente ante un enemigo, esta vez invisible por el momento, el tiempo pasaba, solo se escuchaban eso aullidos, que no cesaban ni un instante, y lo peor es que se iban acercando, Mkvenner sus 2 nuevos aliados y él formaron un circulo para protegerce de lo que podia ser un ataque inminente, tras el reciente temblor la niebla se hizo tan espesa que era imposible de ver lo que habia unos metros adelante

Esto es insoportable, quien sabe cuantos de esos lobos estan a nuestro alrededor esperando atacarnos

Mi sugerencia es que Derec se introduzca en el centro de nuestro círculo, donde estará más protegido. No podrá lanzar conjuros a algo que no ve, o que en medio segundo salte a su cuello- Dijo Jubei preocupado, después hizo una pequeña pausa, para más tarde continuar diciendo:

-Derec, si tienes algún conjuro protector o que nos sea de ayuda en esta situación, te animo a que lo uses ahora-


Tal vez no es uno de protenccion pero si tengo algo que nos ayudara a ver nuetro objetivo, preparen sus armas que tratare de despejar momentaniamente la niebla-dijo Derec a su reciente compañero de aventuras.

Traten de matar la mayor cantidad de lobos ya que sus cuerpos nos pueden ser de mucha utilidad-Una sonrisa algo macabra surgio de su rotro

Rego Auram!!!!-Entono en la direccion en la que parecia que provenian los aullidos
\"En la sabiduria esta el poder\"