- Quítame las manos de encima estúpido- gritó Adso histericamente por la situación, mientras a la vez agarraba con su mano el brazo del tabernero, quien estaba agarrándole por la camisa. Adso no estaba dispuesto que nadie le estropeara el modelito.
- ... y deja de sollozar, cobarde . Adso tenía claro que no obtendría nada del tabernero, pues estaba demasiado preocupado con su taberna.

Adso giró su cabeza a la última persona a la que habló el tabernero y la estudió de arriba a abajo.

¡Matadla! –gritó una mujer, y su grito fue secundado por otros-. ¡Está maldita! Resonó esta frase, deteniendo el estudio de Adso sobre el emisario. Al oirlas pudo ver que se referían a la que antes le susurró una extraña frase.

Adso había oido algunas historias sobre lobos al llegar al pueblo, pero eran tantas las versiones, que no sabía que pensar. Pero como buen bardo, era muy curioso y siempre oía historias para componer sus canciones...este podía ser un buen tema. Desde luego, lo que tenía claro es que esta vez la música no amansaría a las "fieras".

¿Qué tal si, por el momento, hacemos lo que nos pide el tabernero? - dijo Adso dirijiendose al emisario.

El azar, que es como un imán para el hierro de las almas cándidas como Tom, tal vez nos haya proporcionado un descubrimiento inesperadamente importante: ¿será esta la madriguera de los lobos? ¿Será una...¡Tom, serás zoquete... ¿qué haces...? Deja de dar vueltas con la cuerda, ¡me estás haciendo un nudo, besugo!... Desátame. Pero suelta antes las antorchas que me ...aaargh... ¡me vas a quemar otra vez!

Tras un minuto en que todos colaboraron para desenredar  a Swann de la cuerda, éste prosiguió:


Bien: creo que deberíamos explorar este pasadizo subterráneo con la máxima cautela. Tal vez nos lleve a la clave de lo que andamos buscando

En el estrecho cubículo, la luz vacilante de las antorchas proyectaba sombras temblorosas. Tom miró, pálido, hacia arriba: se despidió en silencio del cielo frío y estrellado con la convicción de que no lo volvería a ver. La mano en el hombro de su maestro le despertó de su ensimismamiento.

Tom: le dijo con una voz más condescendiente de lo habitual lleva las antorchas. Lord Ciego y Greg te protejerán. Tras ello desenvainó su espada corta y trató de moverse del modo más sigiloso posible.

-Nuestra conversación tendrá que esperar...- dijo Athos dirigiéndose a Melkor mientras alzaba su vara dorada...

PUM! PUM! PUM!

La vara golpeo el piso de madera tres veces provocando un fuerte sonido que retumbo en la taberna. Un pequeño silencio se apoderó de la sala...

-Silencio!- gritó Athos con una mueca de disgusto y desagrado.

-Es cierto que es una druida, también yo lo soy... pero no somos los culpables de estos ataques, es más... estamos aquí para aclarar las cosas, no para ser atacados!- dirigiéndose a cada una de las enojadas caras que miraban a su compañera con despreció.

-Si yo fuera tu soltaría ese banco antes de que se prenda fuego en una llama que reclamará tu cuerpo también... Los druidas somos personas pacificas, pero no les recomiendo que nos provoquen...- dijo el joven druida mirando a un enorme calvo quien ya estaba preparado a atacar a la elfa.

-Es muy simple culpar a otro, mientras uno no hace más que quejarse! No es así? Pues déjenme decirles algo... el círculo druídico nos ha mandado a Aridane y a mí para resolver estos problemas que los aquejan... Gem, cabeza del cículo de los drudias del Bosque Largo, dice que estas criaturas no son hijas de Gaia, o al menos no se comportan como tal... son engendros de algo o alguien que aún desconocemos y es por eso que hemos venido... así que esta "mujer-lobo" ha venido a aquí para ayudarlos, ya que sabe el comportamiento de estar criaturas como la palma de su mano.... Sabiendo que no sería bienvenida, ha venido de todos modos por ustedes, y es así como le agradecen?... Muestren un poco de respeto!- terminó con un gesto de la mano insinuando que bajasen los bancos y palos que cada uno había cogido.

Melkor se quedó pensativo tras las palabras d Athos, estudió la situación friamente, no le atraia la idea de que quemaran a una joven y hermosa elfa, además quienes eran ellos para ir quemando a nadie, y tras terminar de hablar Athos, Melkor reaccionó, poniendose cara a toda la taberna clamando:

Señores!!, ustedes han venido aqui a tomar unas cevezas tranquilamente, no se metan en problemas, puesto que ustedes no son quienes tienen que juzgarlos, para eso está la ley, ya me encargaré yo personalmente de que todas esas dudas se aclaren ante la ley, yo vengo exprofeso desde tierras lejanas para resolver todos estos enigmas. No me obliguen a tener que poner orden. ¡¡Todo el mundo a su sitio y que siga corriendo la cerveza!!

Nada ocurrio, el hechizo que habia lanzado Derec habia fallado

Creo que subetime el poder de estos no muertos, son mucho mas poderosos que con los que habia luchado antes-Penso mientras veia como se acercaban mas los caballeros del terror

Jijijiji! ¡Qué divertido! ¡No tienes el poder necesario, Derec! ¡No eres nada sin la Gema! –Thant señaló al nigromante

Entonces usare la gema si es tu deseo-Derec metio en ese momento su mano en un bolsillo oculto dentro de sus ropajes oscuros, buscando la gema, la sostuvo en sus manos, pero fue interrumpido por Jubei

Provocar una batalla de esa forma ha sido poco sabio- dijo este a Derec con tono áspero

La batalla empezo hace 2 años, mi estimado amigo, ellos no entienden de diplomacia, solo destrullen-replico Derec, luego vio como este y Mkenner se preparavan para enfrentar a la amenaza que se venia, esto le daria tiempo para invocar el poder de la gema, finalmente la saco, cerro sus ojos y se concentro, esta vez a diferencia de la primera vez que la uso tenia  mas conocimiento de ella y de lo que podria ser capaz.

En plena concentracion alzo la gema, abrio sus ojos que hasta el momento los tenia cerrados, estos se tornaron completamente blancos, la oscuridad se sentia en el...

PEEEEERDOOO COOORRRRPUUUUUUSSSSSS-Entono con mucho más enfacis que la primera vez y con una voz que no parecia la de el, nisiquiera parecia humana.

Aridane miro con parsimonia todo lo q veia no era acorde con lo q sus oidos escuchaban ,veia mover las bocas pero hasta ella le llegaba lamentos de sus hermanos,suplicas,llantos,aullidos de terror,pero como explicar eso a simple mortales q no eran capaces de ver mas alla de sus narices.Instintivamente Aridane volvio a cubrir su rostro mas q por verguenza por ocultar su cara de lastima hacia quien la rodeaba.
-Bien puesto q necesitais con tanto afan a un ser al q culpabilizar yo os servire a ese ser ,no es una promesa es un hecho-Aridane tras su corto periodo de abstracion,volvio a or las voces delos seres humanos.
-Athos,agradezco tu deteminacion,pero no es necesario q me defiendas,se me ha imputado ataques q no he realizado tengo mi alma en paz,y se q en el fondo,estos seres se rigen por el miedo y temor a lo desconocido.
Aridane miró a los ojos de la mujer que pedía su muerte:
-Siente como siente mis hermanos,siente su temor siente como es la mente de un animal q huye acorralado ante situaciones desconocidas y q solo le provocan panico.
Seguidamente  Aridane sonrió a Adso:
-Nunca una fiera atacara sino es acorralada yhostigada,ahora bien¿ como actuarias tu,querido Adso si quien crees q es un simple mensajero  fuese en realidad tu temor mas interno y tu demonio personal?
Siguio  su camonio y en lengueje elfico se dirigio a Melkor:
-Mostradme el crimen y yo os dare al asesino .
En ese intante algo surgio volvia a pasar ella no daba credito por que ,ahora no era el momento no en ese lugar, no ahora .........

Jojosh se quedó dubitativo ante aquella mirada de reconocimiento del cantamañanas, lo cual le dijo que quería algo de él, y su intuición no le falló, pues momentos después le habló buscando colaboración para resolver el entuerto, despejando momentáneamente la duda de si sería mariquita.

C - ¿Qué tal si, por el momento, hacemos lo que nos pide el tabernero?

Jojosh echó una rápida ojeada a su alrededor y le habló rápidamente al cantamañanas.

J - Magos... están majaras. Confían mucho en sus poderes pero no son capaces de ver que en menos que canta un gallo un taburete les puede abrir la cabeza. La experiencia me dice que en este tipo de situaciones poco podemos hacer tú y yo. Lo único que se me ocurre y que podría salvar algo del mobiliario de este manojo de nervios sería desviar la atención hacia nosotros mientras ellos huyen, pero parece que no están por la labor, así que, una de dos, o esperamos a ver qué ocurre o mientras uno de nosotros va hacia allí para comunicarles el plan que hay, el otro se las apaña para llamar la atención y prepararse para huir. Si la cosa se pone fea tendremos que ayudarles con los puños.

Después de esto, miró fugazmente al tabernero y le dijo:

J - ¡Rápido, tabernero! ¿Tienes alguna cuerda resistente por ahí de longitud considerable?

Tobías había conseguido esquivar el ataque del primer caballero, pero este primer lance de la batalla ya le dio idea del poder real del enemigo al que se enfrentaban. Esta vez no sería como el resto de ocasiones, el combate sería mucho más duro.

Tres caballeros oscuros le habían sobrepasado y se aproximaban a los aventureros recién llegados. Los tres restantes se mantenían ocupados con la milicia y sus hermanos de culto. Tobías medito medio segundo sobre qué hacer a continuación. Tres de esos caballeros negros podrían llegar a ser demasiado poderosos para los extraños y no podía permitirse perder esa valiosa compañía. Decidió unir sus esfuerzos a los de los forasteros. Cuando hubieran dado cuenta de estos tres caballeros se las verían de nuevo juntos contra el resto de los jinetes negros. Mientras tanto la milicia y los cultistas los mantendrían ocupados.

Sin embargo antes de dirigirse hacia sus nuevos compañeros se prepararía para el combate. Sus ojos se cerraron, a su alrededor todo parecía ocurrir a cámara lenta entre borrosas imágenes. Mientras tanto Tobías recitaba una especie de mantra en una lengua extraña. Su voz sonaba distinta, mucho más grave y ronca, y a la vez que recitaba hacía signos indescifrables con sus brazos y manos. Si conseguía que el hechizo de los Colosos tuviera efecto su poder físico se vería aumentado, incluso su tamaño aumentaría dándole una presencia mucho más imponente.

Su atención se concentraba completamente en el hechizo pero aún así consiguió escuchar a través de los solidos muros de concentración una voz que helaba la sangre y erizaba el vello.

PEEEEERDOOO COOORRRRPUUUUUUSSSSSS.

- ¿Estás loco? –susurró Mkvenner, viendo como Jubei se tapaba los ojos con la venda, y echaba a correr hacia los caballeros. Incrédulo, el explorador gruñó, y corrió tras él. Los veloces caballos negros aceleraron su carrera, contra ellos. El guerrero oriental corrió hacia el hueco entre dos de sus enemigos, y teniendo una idea. Mkvenner tuvo el mismo pensamiento, y corrió hacia el tercer enemigo.

Jubei, a pesar de llevar la venda en los ojos, corría con mucha seguridad. En el último momento, cuando las espadas de sus enemigos iban a empalarlo, se frenó en seco y se agachó velozmente, extendiendo las hojas de sus katanas a sus lados. Las patas de los caballos negros fueron golpeadas por las espadas, al tiempo que las armas de los caballeros pasaban cerca de su cabeza, pero fallaban.

Al mismo tiempo, Mkvenner se enfrentaba al otro caballero, deteniendo el golpe de la espada enemiga con una de sus armas, la más corta. El golpe fue muy duro, y fue derribado, pero mientras caía el explorador giró en el aire y en el último momento hirió con su espada larga las patas traseras del enemigo, que ya embestía hacia Derec.

Al unísono, como si estuviera preparado, los tres caballos relincharon y cayeron torpemente al suelo. Dos de los caballeros rodaron por el suelo, mientras el tercero –uno de os que atacaron a Jubei-quedaba bajo el cuerpo de su caballo, intentando escapar en vano del peso de su montura. Los animales se convulsionaban de dolor, intentando en vano levantarse. Los dos caballeros libres se alzaron lentamente, con sus armaduras abolladas. Habían perdido sus armas, pero ambos sacaron pequeñas dagas, cuyas hojas tenían tintes verdosos.

Mientras todo ello ocurría, Tobías se levantaba ágilmente del suelo, analizando la situación de su alrededor con rapidez. Decidido a ayudar a los recién llegados, decidió usar sus poderes.

- ¡Muto Corpus! –masculló, y su cuerpo creció en cuestión de segundos unos treinta centímetros. Pero lo primero que oyó el ahora gigante monje fue una heladora voz de ultratumba.

- ¡Peeeeeerdoooo Cooooooorpuuus! –era la voz de Derec, que había sacado una oscura gema y la alzaba. La noche pareció de repente más oscura, y las antorchas que iluminaban la calle, a pesar de seguir ardiendo, parecían emitir sombras en lugar de luz. Un ligero viento se levantó en la calle, mientras un poder oscuro inundó a todos los presentes. El combate se detuvo un segundo...

Repentinamente uno de los caballeros, que acababa de eliminar a un miliciano, gritó con una voz terrorífica y cayó del caballo, llevándose las manos al cuello. Un segundo después, era polvo. El oscuro poder siguió inundando el lugar, y otro de los caballeros, uno de los que encaraban con sus dagas a Tobías y Mkvenner, empezó también a deshacerse en un montón de polvo con otro inhumano grito.

- ¡No! –aulló Thant, que estaba apuntando con su dedo a Tobías. Enseguida cambió de objetivo, apuntando a Derec-. ¡Creo Terram!

Un dardo de cristal surgió de su dedo, lanzado a gran velocidad contra el nigromante. El dardo golpeó a Derec en el brazo de la Gema Oscura, y ésta salió por los aires mientras el nigromante gruñía de sorpresa. La gema cayó al suelo, detrás de Derec, y la oscura presencia desapareció.

- ¡Cogedla, ahora! –gritó Thant. Los tres caballeros que quedaban –dos a caballo y uno a pie-, se dirigieron hacia la gema con premura, mientras Thant apuntaba a Derec de nuevo y empezaba a entonar con una sonrisa-. ¡Creo...!

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La situación en la posada pareció calmarse tras las palabras de los extranjeros... pero sólo fue una ilusión; la calma antes de la tempestad.

- ¡Druidas, sois unos asesinos! –se oyó una voz, y una silla salió por los aires. Melkor tuvo que agacharse para no recibir el golpe.

- ¡Mi posada! –gritó el posadero.

- ¡Rápido, tabernero! ¿Tienes alguna cuerda resistente por ahí de longitud considerable? –dijo Jojosh. El tabernero lo miró perplejo.

- ¿Una cuerda? ¡¿Para qué?! –el hombre casi lloraba; salió corriendo hasta un extremo de la barra, se agachó y cogió algo: una vieja cuerda de unos cinco metros-. Toma emisario... ¿su señora, la condesa, tendrá en cuenta mi ayuda verdad? ¡No quiero perderlo todo!

Mientras, Adso miraba como las cosas se ponían feas: otro taburete salió por los aires, rozando a Athos. Varias dagas relucieron, sacadas de sus fundas. Incluso una mellada espada corta fue alzada. Los gemidos del posadero se oyeron sobre la marabunta.

Había que distraerlos... o eso le había dicho el emisario. El bardo pensó, pero no sabía qué hacer. Entonces, levantó ambos brazos y gritó:

- ¡Un momento todos! ¡Esto es importante! ¡Sileeeeeeeeeeencio!

La posada enmudeció, y todos se giraron lentamente hacia el bardo. Adso notó todos los ojos –incluso los de los forasteros-, clavados en él. Una gota de sudor recorrió su mejilla.

- ¿Qué? –dijo enojadamente un hombre, el portador de la espada.

- Eh... -Adso se quedó sin palabras. Ahí se acababa su plan... aunque al menos ya tenía su atención.

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- Greg y LordCiego te protegerán –se repetía Tom. Eran las últimas palabras que había dicho Swann para tranquilizarlo, pero no estaba muy seguro-. Greg y LordCiego te protegerán –repitió de nuevo, menos seguro aún, mirando atrás al imponente LordCiego.

- ¡Bú! -gruñó el paladín, y Tom respingó del susto.

El túnel descendía suavemente, en dirección este. Swann, espada en mano, se movía sigilosamente, seguido por Greg, que portaba una antorcha y su espada. Tras ellos, el asustado Tom llevaba dos antorchas, y LordCiego cerraba la marcha con su escudo y su espada prestos.

- Ilumina esto, Greg –indicó el sabio, señalando el suelo, y el paladín lo hizo. Pequeñas marcas de garras horadaban el suelo-. Mmm, sigamos.

No mucho después, llegaron a una pequeña caverna. Las antorchas iluminaron la totalidad del lugar; como el túnel, todo estaba lleno de pequeñas marcas de garras. Había cuatro túneles, aparte del que habían usado para llegar a la sala.

- Vaya... ¿qué camino tomaremos? –preguntó Greg.

- ¿Qué tal si volvemos? –susurró asustado Tom, dando un paso atrás y liándose con sus propias piernas. Con un pequeño grito, cayó atrás, provocando un enrome eco en todos los túneles que hizo temblar la caverna suavemente. De su zurrón se cayeron varias piedras estelares, provocando de nuevo la sensación asfixiante en los lanzadores de conjuros.

- ¡Guárdalas o nos afectarán! –gruñó LordCiego, levantando bruscamente a Tom del suelo y guardando él mismo las piedras en el zurrón del joven. Tartamudeando una disculpa, el enrojecido Tom cogió las antorchas del suelo.

- Ggggsss –se oyó repentinamente en los túneles-. Ggggssss.

- ¿Qué es eso? –Tom casi dejó caer las antorchas-. ¡Larguémonos de aquí!

- Ya es tarde, Tom –susurró Greg. De varios túneles –si no de todos- se oía ese extraño sonido, cada vez más cerca-. Estamos acorralados...

Después de sentir el estruendo de tres pesados jinetes caer de sus monturas, Jubei supo que había tenido éxito. Se puso en pié, e iba a rematar a los jinetes caídos cuando escuchó un atronador grito:

-¡Peeeeeerdoooo Cooooooorpuuus!- El grito provenía del pálido mago que acababa de conocer.

Jubei vio como dos de los enemigos pasaban a convertirse en polvo, convirtiendo sus armaduras en simples carcasas vacías. Todavía estaba Jubei impresionado por esta repentina evaporación cuando escuchó otro grito, esta vez proveniente de la extraña criatura enemiga:

-¡Creo Terram!-

Lo que fuera que lanzase esta criatura por medio de sus dedos golpeó la mano del mago, haciendo caer la oscura piedra que sostenía, evaporando la tenebrosa atmósfera que cubría la zona.

-¡Cogedla, ahora!- Ordenó el extraño ser a sus jinetes restantes, mientras volvía a fijar su atención en el pálido mago, apuntándole con el dedo, y comenzando lo que parecía ser el lanzamiento de otro conjuro.

-No...- Murmuró Jubei amargamente para si mismo.

En medio segundo se interpuso entre el mago y la criatura, y guardó sus espadas mientras corría hacia el engendro verde lo más rápido que le permitían sus piernas, con la intención de arrojarse sobre el, interrumpiendo su lanzamiento e inmovilizándolo en el suelo, sin matarlo. Jubei pensó:

-Si los jinetes alcanzan la gema, solo la criatura verde podría ordenarles que nos la entregaran en vez de huir con ella en sus garras-

Swann decidió que lo mejor que podía hacer era tranquilizar al acólito, no fuera a cometer una locura: estaba demasiado nervioso.
No temas, Tom... Los lobos huyeron al vernos... ¿Crees que las criaturas cavernarias que emiten esos sonidos tan ridículos tienen algo que hacer contra nuestros valientes guerreros? A buen seguro serán patéticos trogloditas cabezones, enanos y medio cegatos, incapaces de empuñar un palo... O esas harpías gritonas, las que te enseñé en el Liber Speluncarum, esas no mucho más grandes que una paloma pero inmensamente más torpes... ¿Te acuerdas de los dibujos? Venga... Mantente a mi lado y no tires las antorchas.
Pero en la imaginación de Tom, las descripciones del maestro, que pretendían ser tranquilizadoras, se transformaban en los más terribles monstruos. El asqueroso siseo aumentaba. Quedó paralizado de terror.
Swann estaba dispuesto a poner en uso su aparentemente inocente pero afiladísima espada corta. Pero, a decir verdad, prefería dejar que Greg y Lord Ciego tomaran el primer contacto...

¡Un momento todos! ¡Esto es importante! ¡Sileeeeeeeeeeencio!

La posada enmudeció, y todos se giraron lentamente hacia el bardo. Adso notó todos los ojos –incluso los de los forasteros-, clavados en él. Una gota de sudor recorrió su mejilla.

- ¿Qué? –dijo enojadamente un hombre, el portador de la espada.

- Eh... -Adso se quedó sin palabras. Ahí se acababa su plan... aunque al menos ya tenía su atención.

Melkor en el momento en que escuchó al bardo atraer la atención de todo el mundo y aprovechando el silencio reinante en la taberna, aprovechó para concentrarse y con voz alta, clara y poderosa dijo:

- Rego Mentem!!!
un ligero ambiente a lilas empezo a fluir hacia el interior de la posada!!!

El silencio en la posada luego de las palabras del bardo era muy débil y Athos sentía que el menor sonido podía quebrarlo. Lento y muy silenciosamente se acercó a Aridane tomandola de la mano...

-Creo que es hora de salir de aquí- susurró al oido de su compañera...

-No se que pretendas hacer pero no creo que pelear contra estas personas sea lo correcto. No están es sus cabales y no debemos utilizar nuestros poderes contra ellos, no crees?- dijo tratando de convencer a su compañera que salir evitando el confrontamiento era más sabio que quedarse y manchar aún más el nombre que los druidas parecían tener entre los ciudadanos del pueblo.

Al mirar a la puerta notó un gesto raro en la cara de Melkor... parecía concentrado. El joven druida se preguntó si éste estaría invocando algún hechizo, pero Athos no podía hacer nada... su principal preocupación era salir vivo de ese lugar junto a su compañera druida.

-REGO MENTEM!!!-las fuertes palabras de Melkor interrumpieron el silencio...

Aridane sintio de nuevo esa sensacion de vertigo,esa angustia qle presagiaba lo peor;apreto la mano de Athos con toda las fuerzas  de su ser.
-Athos,por favor sal tu ,es mejor q hutas tu yo ahora mismo no puedo_mientras decia eso iba callando lentamente al suelo y soltandose de la manop de Athos.
La furia crecia en ella ,intento disuadirla,pensar en aquello q la calma,aquel lugar q era un remanzo de paz a pesar de no ser el cielo presisamente, y en el por que siempre el le traia la paz,pq cuando su fiera interior emergia pensar en el amanzaba su fiera interior.Esta vez no estaba funcionando pensaba ene l y se enfurecia mas ,¿pero por que?¿que habia cambiado?¿que era distinto para q reaccionara asi?.
EN cuestion de segundos su manos tomaban forma de pezuñas,su torax se delitaba,sus dientes  se afilaban y en un quebranto de dolor no pudo mas q exalar. . . .  
-AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUuuuuuuuuuuuuu..........- aullido q significa una peticion de socorro q sus hermanos. . . .  .

Cuando LordCiego vio que a Tom se le caian las piedras rapidamente las metio en el zurrón del joven

- ¡Guárdalas o nos afectarán! - dijo, sabiendo que tenían alguna clase de poder que los afectaba de algun modo, algo que tendrían que estudiar más detenidamente cuando volvieran al templo del sol. Pero de momento tenían que centrarse en el tunel.

Siguieron avanzando y empezo a oirse un siseo cada vez más cerca.

- No tiene porque significar nada pero en esta situación sera mejor que ponga toda mi atención - pensó LordCiego

- Ya es tarde, Tom. Estamos Acorralados - Dijo Greg.

- Bueno, parece que las buenas noticias nunca acaban ¿verdad Tom? - Dijo el paladín