Aullidos en la Niebla - Narración

Iniciado por Greeny, Diciembre 10, 2005, 06:58:43 PM

Krator

- Vuestra fe... -repitió el Antiguo-. Sólo vuestra fe podrá derrotarlo. Las armas y los hechizos no sirven aquí -

El grito desgarrador de aquel simpático bibliotecario, hizo girar la cabeza de Adso, parecia estar sufriendo enormemente, pero el nuevo ser, que parecía ser un Dios, logró calmarle.

- ¿Fe me pides? ¿Fe en que o en quien? No amigo...llevo años sin dioses a mi alrededor. ¿Donde estuvo todos esos dioses cuando fuí abandonado por mi madre en un monasterio? ¿Donde estuvieron cuando pase unos meses en una mazmorra sin motivo? ¿Donde estuvieron cuando fui apalizado en un bosque, dejandome desnudo y sin dinero?

La furia estaba naciendo en Adso al recordar tantos desafortunados momentos. Su corazón cada vez latía más aprisa, sus puños se cerraban con fuerza, el sudor bajaba ya por sus mejillas y el rechinar de sus dientes  sonaba en cada tunel como eco fiel.

- Estafa, eso es lo que sois tu y cualquier Dios, solo os importa una cosa, vosotros mismos y vuestros intereses. No... solo tengo fe ciega en mi y así será hasta mi último suspiro.

Adso estaba preso de autentica ira, pero él nunca baja la guardia, y vió como el Kreegan estaba preparandose para escupirles lo que él ya vio sobre los lobos...esporas...
Adoptó una posición defensiva, dispuesto a esquivar el ataque si se produjera y quedandose un tanto distraido de los demonios.
Doble cruzado, cuadruple placer.

Medea

Aridane oyo  el discurso de Adso y a pesar de estar de acuerdo con el dado que ella mejor q nadie sabe las consecuencias de haber sido discipula de un seudodios pronuncio.
-Fe,depositare mi fe en ti Zieq,pero tengo mas fe en Athos,realmente aquien salvara la fe ¿a nosotros o a ti mismo del olvido?-pregunto sin esperar respuesta.
Se giro y vio como el explorador tomama la posicion de ataque  con su saeta,se acerco a el y le dijo al oido.
-Explorador tambien tengo fe en ti,casi la misma que en Athos,los disparos q se unen son mas certeros-dicho esto se posiciono al lado del explorador y tenso su arco apuntando donde apuntase el explorador.
¿Me seguiras queriendopor la mañana?
Por siempre jamas,amor

Lepastur

El muro había estallado en pedazos, pero afortunadamente nadie había sufrido en apariencia un daño grave conseguiendo caer bien, ya que todos se levantaron y se apresuraron en formar un círculo defensivo en torno a Zieq, quien no hacía otra cosa que repetir lo de la fe.

Jojosh, así como podría sucederle a otro, no rendía culto a nada ni a nadie, así que concluyó en que la fe no tenía nada que ver con el Dios, sino fe en sus propios corazones frente al Kreegan... y entonces lo comprendió: aquellas esporas podrían ser la razón. Quizá los animales en su instinto de supervivencia se volvían agresivos bajo el control del Kreegan, pero quizá en seres racionales el efecto sería distinto pues podrían servir de muchas formas. Quizá la fe tendría que ver con el propio grupo sobre el que no hace mucho planeó la sombra de la traición. La única fe que albergaba en Zieq era en que era real y en que era el único que podía dañar seriamente a T'Zil salvándoles el pellejo a todos.

Intuía que si las esporas se dispersaban tendrían muchos problemas incluso si conseguían salir con vida de allí, pues un recuerdo horrible de una ciudad asolada por una peste y el consejo de un clérigo del lugar le vino a su cabeza. Aún así debía tener fe en sobrevivir y hacer un último esfuerzo, así que se agachó con la intención de cortar un gran trozo de la parte central trasera de su capa para ponérsela a modo de bandido tapándose ajustadamente la boca y la nariz, pues de poco le serviría esa prenda de ahí en adelante si esas esporas entraban en contacto con ellos.

Su mayor preocupación, aparte de las esporas, eran aquellos tentáculos que se acercaban, así que trató de no perder detalle de sus agitados latigazos, porque de los demonios ya podría dar cuenta algún compañero con su arco o con la magia, dado que probablemente eso sería inútil en cuanto a daño directo contra el Kreegan.
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Swann

Swann estaba absolutamente pálido. Un temblor febril se había apoderado de él. Nada de los combates terribles que sus compañeros libraban a su alrededor parecía importarle en ese instante. Luego, sin embargo, mirando fijamente a Zieq, pero tal vez sin verlo en realidad, comenzó a hablar, como para sí mismo.

Es innecesario pedirle Fe en el Bien a quien, para su desgracia, ha visto el Mal. Ver el Mal no es pensar en él. Del mismo modo que un ciego de nacimiento no sabe qué es el color rojo, nadie sabe lo que es el Mal hasta que no lo ve y yo lo he visto a causa de mi irreverente curiosidad. La asquerosa forma exterior de T´Zil no es más que una pálida sombra de aquello a lo que obedece y que yo, oh desgraciado, oh imprudente, acabo de ver. ¡Yo me rebelo contra eso! ¡Y me rebelaría aunque estuviera seguro de sucumbir al instante! ¡Y me rebelaría aunque, como sé, el Mal finalmente triunfe! ¡Rebelión!

Tal fue la oración de Swann, que comenzó como un susurro y que ahora terminaba con un grito de rabia y de Fe. Cogió el arco, y con una furia inimaginable en él, empezó a disparar sobre todos los seres demoniacos que distinguía, sin rastro de la precaución que normalmente solía adoptar en estos casos. Ni siquiera descartó echar mano de su espada y desgarrar fanáticamente a cada una de esas criaturas que estaban destinadas a dominar el Mundo.
Le parecía, en su delirio, que sus flechas salían de tres en tres. ¡Pero eran sus compañeros Aridane y MkVenner!

Greeny

El grupo parecía estar dividido: unos concedieran su fe a Zieq, mientras otros se la negaban. Otros tenían fe tanto en el Antiguo como en sus compañeros... otros ni se pronunciaron.

- ¿Fe me pides? ¿Fe en que o en quien? No amigo...llevo años sin dioses a mi alrededor. ¿Donde estuvieron todos esos dioses cuando fui abandonado por mi madre en un monasterio? ¿Donde estuvieron cuando pase unos meses en una mazmorra sin motivo? ¿Donde estuvieron cuando fui apalizado en un bosque, dejándome desnudo y sin dinero? Estafa, eso es lo que sois tú y cualquier Dios, solo os importa una cosa, vosotros mismos y vuestros intereses. No... sólo tengo fe ciega en mi y así será hasta mi último suspiro.

Las palabras de Adso hicieron, al parecer, meditar a Zieq.

- Tus palabras son ciertas, bardo. ¿Dónde estaba yo? No te ayudé, ni a ti ni a nadie más. Los Dioses –pues así nos llamáis- no somos nada sin la fe de nuestros seguidores. Pero la Fe no tiene una sola dirección –Zieq miró a Aridane-. Mírala, ella tiene Fe en vosotros, incluso más que en mí. La Fe está en cada uno de vosotros, y también en mí. Confío en vosotros, por eso os elegí.

Zieq se irguió, y pareció que de repente crecía. Más alto que cualquiera de los presentes, miró con renovadas fuerzas a T´Zil.

- ¡Creo Aquam! –gritó entonces Melkor, y su hechizo de agua chocó estrepitosamente contra la boca abierta del Dios Kreegan. Las esporas se esparcieron alrededor de T´Zil, mojadas e inútiles.

Como respuesta, T´Zil azotó sus tentáculos contra el grupo, mientras los últimos demonios embestían. Las flechas de Mkvenner, Aridane y un desconocido Swann volaron entonces. Brillaron ligeramente, como si estuvieran guiadas por una fuerza extraña, e impactaron en los corazones de los demonios –si es que éstos tenían tales órganos-. Los arqueros lanzaron una segunda ráfaga, mientras los dos paladines, acompañados por el grito de guerra de LordCiego, embestían y acababan con los malheridos demonios. Jojosh, Tobías y Jubei golpearon con fuerza los tentáculos de T´Zil, apartándolos de Zieq, mientras Athos y Derec, con sendos hechizos de aire, obligaban a las extremidades del Kreegan a retroceder. Melkor siguió atacando con su cono de agua, impidiendo que las esporas impactasen contra el grupo. Incluso Tom, en un acto valeroso impropio de él, arrojó varias piedras a T´Zil. La voz de Adso se alzó sobre la batalla.

Era extraño, pero todos notaron una fuerza interior que ninguno sabía que tenía. "La Fe", pensaban. "Quizás es esto a lo que se refería".

Y entonces, Zieq atacó. Al fin.

Pero ninguno pudo ver el combate. Los dos Dioses chocaron y sus formas físicas desaparecieron. Pero estaban allí, pues todos notaron sus presencias. La caverna empezó a temblar, y varias partes de las paredes se vinieron abajo, mostrando a varios campesinos inconscientes –o muertos, quién sabe- atrapados en unas especies de telarañas oscuras. Contándolos rápidamente, Mkvenner vio que había doce de ellos.

"No olvidéis lo que habéis visto aquí", la voz de Zieq se oyó en sus mentes. "Extended el mensaje, avisad de la amenaza Kreegan, y, esta vez, no olvidéis. Los Demonios se han extendido por este mundo de nuevo, y los Antiguos ya no podemos vencer esta batalla. Es la hora de los mortales. Hasta siempre... tengo Fe en vosotros"

Las presencias de Zieq y de T´Zil empezaron a menguar, y lentamente fueron desapareciendo. La caverna tembló con más fuerza, y varias estalactitas empezaron a caer.

Uno de los atrapados –un niño de apenas diez años- gimió, y empezó a abrir los ojos.

Una grieta se abrió en la pared donde T´Zil había estado hacía pocos segundos, y un lento pero inexorable río de magma surgió de ella.
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La satisfacción ante la misión cumplida llenaba profundamente a Jubei, pues había honrado la confianza que su maestro puso en él, no solo teniendo éxito, sino también  sin cometer el más mínimo error. Gloria para la eternidad le esperaba en su tierra, pero antes tenía una última cosa que hacer...

-¡Están vivos, hay que sacarlos de aquí!- Dijo Jubei al ver como un niño se lamentaba dentro de uno de esos viscosos sacos.

Llevado por la euforia de sentirse un héroe, Jubei sacó sus espadas gemelas y las clavó en el suelo, para terminar después quitándose la armadura rápidamente, sujeta a su cuerpo por cintas de cuero. La lava comenzaba a inundar la sala y sabía que no habría tiempo de hacer dos viajes para rescatar a los campesinos, así que no llevar peso encima le permitiría cargar con más gente de una sola vez.

Se acercó donde el niño y, sacando su daga, libero a una mujer y un hombre que se encontraban prisioneros justo al lado, cargándolos cada uno sobre uno de sus hombros. No se paró a comprobar si seguían vivos. Por último liberó al niño y cargó con el en sus brazos.

-Que La Serpiente me de fuerzas para sacarlos de aquí- Murmuró Jubei para sí mismo.

Ahora tenían que salir de allí, cosa que sería sin duda alguna más difícil que haber entrado, pero no les quedaba otra.

-¿MkVenner puedes indicarnos el camino de salida? ¿Tal vez tu puedas aconsejarnos Swann? O quizá uno de nuestros compañeros magos tenga algún truco para ocasiones como esta. Hay que salir de aquí ya, esto empieza a oler como el aliento de un dragón-

Jubei se impacientaba, no sabía cuanto tiempo podría soportar cargar con el peso de 3 personas, aún que dos de ellas fuesen una mujer y un niño.
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una sonrisa iluminó el rostro de Melkor cuando vió que el kreegan desaparecia.

- hemos ganado- Gritó.

- nuestra fé nos hizo ganar. ¡aleluya! - tras lo cual Melkor y viendo los campesinos debiles, empezo a correr hacia ellos.

- ¡rápido!, ¡rápido! hay q sacar a esta gente de aqui, la cosa está que arde por momentos mejor salgamos de aqui por piernas pero ¡ya! terminó diciendo mientras agarraba un par de campesinos ligeros de peso.

- ¿hacia donde salimos? - increpó Melkor, mientras pensaba mentalmente en lanzar su hechizo para saltar para poder escapar de alli más rapido y con semejante carga. sólo le faltaba una dirección y seguiría tras aquella, intentando su hechizo para acelerar la marcha dando saltos con los campesinos, que sus compañeros le dijesen que era la más apropiada.

una vez elegida la dirección Melkor dijo:

- A por la libertad - clamó.

y cogiendo una bocanada de aire que imaginó como si fuera aire de su tierra natal grito:

¡¡¡rego corpus!!!
Hungry of HoMM!!
.-.-.-. O G A M E.gr .-.-.-.
AGA uni 1 <-> tu alianza d progreso

rasdel

Los dos Dioses chocaron y sus formas físicas desaparecieron. Pero estaban allí, pues todos notaron sus presencias. La caverna empezó a temblar, y varias partes de las paredes se vinieron abajo, mostrando a varios campesinos inconscientes –o muertos, quién sabe- atrapados en unas especies de telarañas oscuras.

"No olvidéis lo que habéis visto aquí", la voz de Zieq se oyó en sus mentes. "Extended el mensaje, avisad de la amenaza Kreegan, y, esta vez, no olvidéis. Los Demonios se han extendido por este mundo de nuevo, y los Antiguos ya no podemos vencer esta batalla. Es la hora de los mortales. Hasta siempre... tengo Fe en vosotros"

Las palabras de Zieq preocuparon a Athos... ahora estaba todo en las manos de los mortales, cuando la amenaza Kreegan se revele ante Erathia, sólo los condenados a morir podrán cambiar el destino del mundo. Las presencias de Zieq y de T´Zil empezaron a menguar, y lentamente fueron desapareciendo. La caverna tembló con más fuerza, y varias estalactitas empezaron a caer.

Una grieta se abrió en la pared donde T´Zil había estado hacía pocos segundos, y un lento pero inexorable río de magma surgió de ella.

Rápidamente Athos se paró frente al caluroso río con su vara en alto...

-"CREO TERRAM!!!"-entonó con fuerza y rápidamente fue a auxiliar a los pobres campesinos que aún estaban atrapados. Con daga en mano se apresuró a cortar las telarañas y comenzó a buscar con la vista preocupado a su compañera... poco se veía dado que las estalactitas chocaban contra el piso creando pequeñas nubes de tierra...

-"Rápido no hay tiempo que perder... saquen a los campesinos de aquí... yo que quedaré atrás para intentar detener el magma... no se cuanto pueda aguantar!!!, Aridane, ve con ellos... no quiero que estés aquí... es muy peligroso!!! Apresurense!!! No hay tiempo-dijo Athos. Tenía pensado mantenerse atrás cuidando la retaguardia con sus golpes de viento para intentar detener lo que parecía una muerte segura...

-"Que Gaia nos proteja a todos..."-pensó mientras esperaba con su vara en alto...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Lepastur

Mientras Zieq se hinchaba y crecía para prepararse para atacar de una vez por todas (ya iba siendo hora), Jojosh se jiñó ante los temidos tentáculos de la cosa amorfa y babeante, pero logró reunir el coraje suficiente desde lo más hondo del corazón gracias a la voz del cantamañas que se alzaba en una canción de ánimo que inflamaría hasta el alma más cobarde, y con sus hojas dio buena cuenta de los ágiles latigazos de aquellos.

De pronto, gracias al valor de aquel peculiar grupo, el Antiguo se mostró en su plenitud y al lanzarse al ataque desapareció junto al Kreegan, aunque sus presencias podían notarse en el corazón. Pero éstas empezaron a desvanacerse hasta extinguirse, momento en el cual una grieta se abrió en la cavidad donde se ubicaba la masa rezumante del Kreegan, y de la cual empezó a fluir un tranquilo pero peligroso río de lava.

* Al menos el destrozar el forro de mi preciosa capa no ha sido en vano. - pensó mientras observaba como el reluciente magma emanaba unos vapores que, tal y como notó, elevaban la temperatura de aquel lugar considerablamente.- Esta máscara improvisada me servirá de filtro ante los vapores, humos y polvaredas.

Ante aquella situación, Jojosh llamó la atención del mago-albañil del grupo con un silbido y le hizo un gesto para que levantase una  pared que sirviese a modo de presa de contención para ganar tiempo. Acto seguido, después de mostrar una sonrisa burlona ante el semblante mosqueado que le devolvió el druida como respuesta (pues él ya se había movilizado con esa misma intención), decidió intentar reanimar a aquellos aldeanos que tuviese más cerca haciendo gala de todas sus habilidades de su afilada lengua para conseguir que les hicieran caso y, si fuera posible, que alguno le indicase por dónde los trajeron, así como liberarlos de sus prisiones con su brillante y plateado puñal.
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Swann

Swann siguió a Jubei y ordenó a Tom que ayudase a cargar cuerpos. Se trataba de liberarlos de esa especie de crisálida repugnante y de apartarlos, al menos momentáneamente, del cauce del magma que iba cayendo. Athos había conseguido tapar la grieta con un muro de piedra mágico. Pero las altísimas temperaturas del magma, que no era otra cosa que piedra derretida, seguramente horadarían y derretirían rápidamente la piedra del muro. Pronto se aplicó a curar a los supervivientes.
La grieta abierta parecía sugerir que tras ella podría haber una salida... Pero ¿cómo atravesarla mientras vomitaba lava brillante? El bibliotecario, entre el griterio, el llanto del niño, y los gemidos de los campesinos agonizantes, intentó hacerse oír.
-Compañeros iniciados en el arte de los elementos: si alguno conoce la manera de crear frío tal vez pudiera solidificar el magma y convertir en inofensivo o quién sabe si incluso en útil lo que ahora constituye una amenaza.
La sala empezaba a resultar irrespirable. La deflagración del combate entre los dioses, los cadáveres de los demonios muertos, los restos de niebla sulfurosa y el creciente río de magma aumentaban la temperatura y teñían todo con los colores del Averno. ¿O es que acaso, pensó Swann, como dijo el legendario Bárbaro Ra`an Boh, enviado a combatir en los territorios de la Fortaleza, Dios mío, aquello no era sino "un infierno"?

Si todo fracasaba no habría otro remedio que huir de la lava por los pasillos que desembocaban en la sala central y rezar porque tuviesen salida o porque no les esperase en ellos una amenaza aun más terrible que la presente.

Krator

- Tus palabras son ciertas, bardo. ¿Dónde estaba yo? No te ayudé, ni a ti ni a nadie más. Los Dioses –pues así nos llamáis- no somos nada sin la fe de nuestros seguidores. Pero la Fe no tiene una sola dirección –Zieq miró a Aridane-. Mírala, ella tiene Fe en vosotros, incluso más que en mí. La Fe está en cada uno de vosotros, y también en mí. Confío en vosotros, por eso os elegí. Las palabras de Zieq hicieron reflexionar a Adso, parecían tener algo de lógica. Adso no dejó de mirar a la elfa, algo la movía por encima de su razón. Adso entonces quedó pensante.

Pero todo el grupo se puso manos a la obra enfrentandose a "sus demonios" con una eficacia que parecía cosa divina. A su vez, Adso empezó a tocar de nuevo su arpa, y Zieq atacó a T'Zil con fiereza.
Tras un pequeño estallido al chocar ambos dioses, estos desaparecieron ante los ojos del grupo.

Luego se oyó - No olvidéis lo que habéis visto aquí. Extended el mensaje, avisad de la amenaza Kreegan, y, esta vez, no olvidéis. Los Demonios se han extendido por este mundo de nuevo, y los Antiguos ya no podemos vencer esta batalla. Es la hora de los mortales. Hasta siempre... tengo Fe en vosotros - donde de nuevo se hablaba de fe.

Las presencias de Zieq y de T´Zil empezaron a menguar, y lentamente fueron desapareciendo. La caverna tembló con más fuerza, y varias estalactitas empezaron a caer.

Uno de los atrapados –un niño de apenas diez años- gimió, y empezó a abrir los ojos.

Una grieta se abrió en la pared donde T´Zil había estado hacía pocos segundos, y un lento pero inexorable río de magma surgió de ella.

Al ver al niño gemir, Adso vió una pequeña esperanza para que aquellas personas estuviesen vivas.

Adso corrió instintivamente hacia ellas, tal y como lo hizó en aquella taberna, para rescatar a todos cuanto pudiera. Si podía salvarlos, Adso lo haría.
Doble cruzado, cuadruple placer.

Medea

Paradojas de la vida, toda su vida fue entrenada para odiar a dioses y acababa de defender a uno,eso de ir contra los principios que le infundio El era solo el principio de su nueva etapa.
La voz q de su adorado  Athos la saco de golpe de sus pensamientos. ¿Salir corriendo? No, ese no era su estilo.
-Athos antes de salir intentare sacar unos cuantos aldeanos. Querido, me transformaré en lobo, una vez transformada sube a unos aldeanos, con la agilidad felina saldré rapidamente y aliviaré un poco vuestro trabajo -terminando  de decir eso Aridane concentro su furia,su ira,su dolor y repulsion a quien la habia transformado en lo q era para conseguir una transformacion limpia y rapida.
Esta vez duro segundos, su dolor fue infimo, si seguia así,  dominando su ira, conseguiria en vez de ser un monstruo a los ojos de los demás, convertir su maldicion en una especie de servicio publico.
¿Me seguiras queriendopor la mañana?
Por siempre jamas,amor

Vitirr

Todo había acabado, o quizás todo no había hecho más que empezar. Tobías pensó por un instante en lo que se le avencinaba al mundo y a sí mismo... En el primer caso una dura lucha con los Kreegan, que el propio Tobías había intentado evitar. En su caso quién sabe, pero difícilmente podría volver a integrarse en el culto después de haber traicionado al mismísimo Alto Sacerdote y haber incumplido su misión.

Pero la realidad irrumpió en sus pensamientos dura y fría, en forma de gritos de un niño.

-¡Están vivos, hay que sacarlos de aquí!, gritó Jubei.

Tobías volvió a la realidad y ayudó al resto de sus compañeros. Rasgó el tejido parecido a telarañas de algunos de unos habitáculos como crisálidas y cargó con cuantos cuerpos pudo, que fueron muchos ya que aún sufría los efectos del hechizo que le hacía más fuerte y de mayor tamaño.

- Espero que el hechizo aguante lo suficiente para salir de aquí.

Había que darse prisa.

TheLordAlex

Derec vio con asombro el producto de su fe y el de sus compañeros, lo que parecia una victoria pronto se vio ensombrecida por un repentino rio de lava que se aproximaba y a la vez observo numerosos campesinos que al parecer estaban aun con vida, con su daga libero a un campesino que aun inconciente trato de levantar, antes de salir del cuarto se aproximo a su amigo Athos que valientemente se ofrecio a quedarce a detener las flamas con sus hechizos

Espero verte afuera viejo amigo -Le dijo y rapidamente salio como pudo con el campecino apoyado en su hombro
\"En la sabiduria esta el poder\"

Greeny

El magma se deslizó lentamente, llenando la sala. El caluroso y tóxico vapor empezó a llenar la caverna, mientras unos cada vez más despiertos prisioneros iban dándose cuenta de la situación entre gemidos asustados y gritos.

Todo el grupo reaccionó con premura. Mientras algunos daban órdenes, animando a todos a salir y a los campesinos a moverse, otros corrían hacia los campesinos, sacándolos de sus extrañas prisiones. Swann y un extrañamente valeroso Tom usaron sus artes curativas para reanimar a la gente, mientras sus compañeros empezaban a cargar con ellos, o a ayudarles a caminar para los que estaban en mejores condiciones.

- ¡Creo Terram! –tronó en la caverna, y un nuevo muro cerró el caudal de magma, invocado por Athos.

- No hay mucho tiempo, seguidme... y espero que éste sea un buen camino –dijo Mkvenner, viendo como el muro de piedra de Athos empezaba a resquebrajarse. Además, otros puntos de la pared empezaron a abrirse, surgiendo pequeños riachuelos de candente lava. La caverna volvió a temblar, y varias estalactitas cayeron, una de ellas cerca de Athos.

- Rápido no hay tiempo que perder... saquen a los campesinos de aquí... yo que quedaré atrás para intentar detener el magma... ¡no sé cuánto pueda aguantar!, Aridane, ve con ellos... no quiero que estés aquí... ¡es muy peligroso! ¡Apresúrense! No hay tiempo –el druida vio entonces como toda la pared empezaba a resquebrajarse a mayor velocidad-. Que Gaia nos proteja a todos... –dijo con los ojos desorbitados. Y, entonces, la pared estalló.

Athos pudo saltar en el último momento atrás, y esquivar el magma que había salido expulsado. Melkor, que se había quedado atrás ayudando a un campesino, entonó su hechizo y saltó varios metros con el hombre, hasta la salida por la que todos ya habían salido, y donde Mkvenner esperaba.

- ¡Vamos hechicero! –dijo el explorador a Melkor-. Hay que salir de aquí –pero Mkvenner se quedó donde estaba, mirando a Athos. El druida corrió hacia la salida, mientras el brillo del magma llenó la sala desde sus paredes... y ahora también desde el suelo.

- ¡Athos! –dijo Mkvenner, viendo como también el suelo empezaba a romperse. El druida se detuvo en seco, y quedó entonces a dos metros del túnel donde esperaba el explorador, pues no pudo seguir avanzando. El magma había surgido del suelo, y no había forma de pasar caminando por ahí. Los vapores hicieron toser a Athos y Mkvenner.

El explorador entonces se giró, y vio unas formas ascendiendo. Los últimos compañeros corrían hacia la posible salida, por un túnel ascendente y no muy ancho.

- ¡Ayuda! ¡Athos está en problemas! –gritó, sin saber si podrían oírlo.

La lava empezó a llenar la caverna, rodeando a Athos, que quedó en una pequeña isla. Mkvenner gruñó.
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