Los pasos que se oían por todos los túneles aumentaron de intensidad. Pero el grupo –a excepción de unos atentos Jojosh y Athos– ignoró el sonido, y se concentró en defender a Zieq del Dios Kreegan. Pero Mkvenner parecía no estar conforme con lo sucedido.

- ¿Cómo te atreves, Zieq, gran impostor, a acusar de traición a nadie? ¡Ja! ¡Tú, el más grande de los manipuladores! ¡Me diste esperanza, dejaste que me alimentara de ella, y ahora me la arrebatas! ¡Maldito traidor! ¡Devuélveme la gema! ¡Devuélvemela!Apenado, Zieq miró al explorador.

- Ellas han muerto... han muerto y nunca regresarán. Es algo que sabías en el fondo de tu corazón, igual que Derec. Él eligió la luz, eligió a Adela, pero finalmente cayó en la oscuridad. No caminéis por ella, yo ya lo hice, y no hay vuelta atrás una vez que la sombra llega al corazón. La nigromancia sólo podría invocar la sombra de lo que fueron ellas en vida. Vuelve a vivir, Mkvenner. Vuelve. Y no las olvides, pues ellas, te lo aseguro, no te olvidan.

Mientras el Antiguo hablaba, Athos, por consejo de Jojosh, invocó otro de sus muros de piedra, cerrando con él dos de los accesos a la sala.

- ¡Zieq! Si en algo estos mortales podemos ayudarte, indícanos en qué –dijo Swann, mientras todos y cada uno apartó por el momento de su mente la traición de Tobías.

- Sólo necesito vuestra fe –susurró, miando fijamente a T´Zil. El Kreegan azotó el aire con varios de sus extrañas extremidades, similares a finos tentáculos, y abrió su enorme boca.

- No os mováis ahora, o el hechizo desaparecerá... ¡Perdo Imaginem! –masculló Melkor entonces, y alzando su brazo derecho volvió invisibles a todo el grupo reunido alrededor del Antiguo.

- Buen hechizo, aunque quizás no sirva ante el Kreegan –masculló Athos, al ver como sus compañeros –sólo él y Jojosh estaban visibles– desaparecían. Enseguida apareció de nuevo Tom, que dando un paso atrás había tropezado y caído al suelo, volviendo a ser visible.

- ¡No! ¡Me van a ver! –dijo, levantándose y corriendo junto a Jojosh.

Entonces, antes de que Athos pudiese invocar más murallas, de los cuatro túneles restantes –ya que por el camino por el que habían llegado ningún enemigo llegó– surgieron numerosos demonios de puntiagudos cuernos. Ante el numeroso grupo, Jojosh, Athos y Tom tuvieron que retroceder, colocándose cerca de la entrada por la que habían llegado.

Los demonios iban acompañados por unos pequeños demonios de minúsculas alas y grandes ojos, que reían con sus extrañas voces agudas. En total, una veintena de demonios y otros tantos y pequeños "familiares" –como reconocieron varios de los compañeros- llenaron la sala, colocándose frente al Dios Kreegan, como si éste hubiera dado la orden de protegerlo. Todos ellos miraban de un lado a otro de la caverna, como si buscasen algo que no veían. Pero todos y cada uno de los inmóviles héroes invisibles notaron que T´Zil podía verlos, y era sólo cuestión de tiempo que el Kreegan indicase a sus lacayos donde atacar...

- Ellas han muerto... han muerto y nunca regresarán. Es algo que sabías en el fondo de tu corazón, igual que Derec. Él eligió la luz, eligió a Adela, pero finalmente cayó en la oscuridad. No caminéis por ella, yo ya lo hice, y no hay vuelta atrás una vez que la sombra llega al corazón. La nigromancia sólo podría invocar la sombra de lo que fueron ellas en vida. Vuelve a vivir, Mkvenner. Vuelve. Y no las olvides, pues ellas, te lo aseguro, no te olvidan.

Mkvenner cayó de rodillas con un sollozo ahogado y dejó caer su espada, que repiqueteó contra la piedra del suelo. Sabía que el dios tenía razón, siempre lo había sabido. Pero se había negado a dejarlas marchar, a dejar que la vida siguiera su curso, primero alimentando una venganza que le había dejado vacío, y posteriormente alimentando la vana ilusión de devolverlas a la vida, a su lado...Ahora se daba cuenta de que había sido un empeño egoista. Con los ojos arrasados de lágrimas, decidió que seguiría el consejo de Zieq. Viviría. Sintió que su fé en el dios volvía pálidamente a resurgir.

Fue entonces cuando se percató de que los esbirros del Kreegan tenían los ojos clavados en él. Al parecer su movimiento había deshecho algún tipo de hechizo, pues el explorador no podía ver a sus compañeros, y supuso que los Demonios tampoco.

-No...Ahora que finalmente he comprendido, no me cogereis, escoria - sonrió levemente al recordar el epíteto que tan libremente había utilizado con Derec. Ahora comprendía muchas cosas. - Ahora sí, mis pequeñas, ahora descansaremos en paz...- le sonrieron. Era todo lo que necesitaba.

Aún arrodillado, levantó su mano y apuntó al Kreegan. Las palabras místicas se atropellaban en sus labios, fruto de la falta de práctica...

- Creo Auram...

El grupo ahora era invisible a los ojos de los demonios menores, pero bien sabía Jubei que para una criatura como T´Zil eso no era un problema.

Tom tropezó cayendo al suelo, volviendo a ser visible, y MkVenner tras discutir con Zieq se arrodilló y dejó caer su espada, volviendo a estar a la vista de todos también. Esto hizo pensar a Jubei que el efecto del conjuro desaparece cuando el afectado se mueve, así que permaneció en la misma posición de guardia para proteger a Zieq, como una trampa mortal oculta.

Su entrenamiento en las artes marciales que recibió desde pequeño sería puesto a prueba aquel día. Con un paladín herido y semidesnudo, un escudero inexperto, un explorador algo abatido, un frágil bardo, un simple mensajero, un bibliotecario, un monje sin mas protección que su túnica y sus puños, y un puñado de magos y druidas cansados, Jubei sentía que una gran responsabilidad pesaba sobre sus hombros... pero -Si el Maestro me encargó esta tarea es porque sabía que lo conseguiría - pensó para si mismo. Nada de lo que allí ocurriera podría sacarlo de su absoluta concentración.

Mientras tanto, en otro lugar-----------------------------------------------------

-A ti, Juhai, que has demostrado tu habilidad en incontables ocasiones, el más grande de nuestros guerreros, tú que has sido capaz de liberar Horishikawa de las garras del abominable Dragón de Hueso entre otras muchas hazañas... a ti te encargo la sagrada tarea de... (El Maestro mira un papel) liberar nuestra tierra de la terrorífica amenaza del Puño de Rayo...-

-¿Es el nombre de algún poderoso titán, Maestro? No sabía que hubiese titanes en nuestras tierras-

-Eh...no... más bien no... ¡Pero es una tarea igual de heroica! (carraspeo): Busca a tres rápidos ladrones de alas, busca entre la naturaleza que te rodea y podrás ver. Ve durante la noche y derrótalos  perdonándoles la vida, para que justicia se pueda hacer-

-Perdón Maestro... Has dicho ladrones de ALMAS, ¿verdad?-

-Eh... no-

-Entonces... ¿Me estas pidiendo que me meta en el bosque de ahí mismo durante la noche para que te traiga a unos ladrones de gallinas llamados Puño de Rayo que estarán borrachos y/o dormidos?

-A rasgos generales es eso, si-

-No quiero ser grosero Maestro... pero esa es la típica tarea que encargas como prueba a tus aprendices-

-... Y salvar el mundo de las garras de un dios demoníaco y deforme es una tarea que suelo encargar a los héroes...-

-¿Has dicho algo Maestro?-

-No, solo pensaba en voz alta... bueno si: Que La Serpiente nos coja confesados...-

Aquel asustadizo aprendiz de ¿bibliotecario? había aparecido al tropezar y ahora buscaba refugio entre los que quedaban visibles. Aquel explorador también parecía estar afectado mentalmente, probablemente a causa de un extraño ataque telepático del malvado dios, ya q no había quien entendiera lo que le ocurría. El caso es que ahora era visible y pretendía hechizar al supuesto dios con una destreza aparentemente deplorable. Había que actuar y rápido, así que se arrodilló en su posición habitual de concentración y, con su cuerpo oculto por su capa, empezó a recitar unas ásperas palabras en aquella extraña lengua arcana a la vez que se observaban unos extraños brillos verdosos que emanaban de la parte oculta:

* Uish kafku urdolagash fuskar cladem juagar yiskat zurbem FUALAGART...

Aquella palabra final rugió con una fuerza y reverberancia inusuales en aquella cavidad. Justo después, Jojosh se incorporó con su fiel machete ensangrentado en una mano y con un fino puñal en la otra, cuyas hojas portaban unos resplandores verdosos fruto de su sortilegio. Dispuesto para la lucha, sugirió a Athos que tuviese sumo cuidado con el uso de su magia, pues las pequeñas criaturas cabezonas tenían fama de canalizar el maná.

Mientras avanzaba hacia el explorador lentamente, pues intuía que aquel hechizo no podría salir muy bien contra el dios, no perdía detalles de los otros túneles, motivo por el que aconsejó al asustadizo muchacho que había tropezado que si no iba a pelear que estuviese atento y que prestase atención para informar de cualquier imprevisto. Su intención era no dejar a MkVenner solo tan cerca de la posición que suponía que ocupaba el grupo mágicamente oculto ante los ojos mortales, ya que observaba que aquella masa amorfa con tentáculos no desviaba su atención hacia aquel lugar. Si podía alejar al explorador, que ahora parecía también hechicero, un poco de allí y desviar la atención de los esbirros demoníacos hacia otro lugar, quizá habría alguna posibilidad de una emboscada sorpresa por parte del grupo oculto...

Aridane vio como Tom trpoezaba y se hacia visible.
-Sera inutil,fuerte pive mas torpe-penso para si misma.
Visto lo visto decidio seguir en su posicion defensiva intentando no mover ni un musculo para q su visibilidad no se hiciera efectiva.
Mientras observaba como el mensajero  se arrodillaba y emitia lo q ella dedujo q era un rezo penso para si misma.
-Debe de ser musulman,pero tiene ekivocada la dicreccion de rezo ,la meca esta para el otro lado,pero kien soy yo para corregirlo-dijo mientras observaba divertida al humano mensajero.

Aparentemente, los demonios no podian observarlos, debido a un extraño conjura que habia pronunciado el cazador, pero esto no seria suficiente para deternerlos, Derec no sabia como ayudar a Zieq, ya que no habia manera de enfrentarlos solos.

Que debemos hacer para ayudarte a eliminar a T`zil-Le pregunto a Zieq bastante angustiado por la situacion, a la vez que tenia aun la esperanza de que luego de la batallla, lo ayudara a recuperar a su amada, ya que Zieq en vida habia cultivado las artes nigromates.

De todos los demonios presentes los que más preocupaban al Druida eran los asquerosos y debiluchos demonios alados llamados Familiares. Cuando aún era mago a Athos se le había contado de estas criaturas, que a pesar de su enorme debilidad física tenian una ventaja cuando peleaban contra magos y es que de alguna forma podían absorver la magia... lo que fatigaba a los magos con el tiempo... 10 de ellos no serían problema... pero aquí había más... eran demasiados y Athos no sabía que tan peligroso podría ser utilizar magia, cosa que lo ponía nervioso...

Athos vio como el mensajero se arrodillaba mientras hablaba en una lengua extraña... al pararse, el mensajero sugirió a Athos tener cuidado con la magia, cosa que molesto al joven Druida...

-"Quien es él con esas sugerencias?? Acaso no se da cuenta que soy un Druida?? Acaso no es obvio que entiendo de magia y las consecuencias al pelear contra estas criaturas??... Desde la Taberna que está dando ordenes, quien se cree??... Si no estuvieramos en las circunstancias que estamos lo pondría en su lugar... pero deberé dejar eso para más tarde... o será que está situación nos pone tensos a todos y estoy malinterpretando??"- pensó Athos quien estaba bastante disgustado con la actitud del mensajero.

Athos sabía que la "sugerencia" de Jojosh era obvia y que en caso de utilizar la magia... podría dejarlo indefenso. Pero una cosa era cierta... tanto él como el resto, no eran más que una distranción para entretener a los demonios mientras Zieq recuperaba sus fuerzas...

-"Quizas no sirva de mucho, pero necesitamos TODO el tiempo que podamos obtener... CREO TERRAM!!!"- entonó Athos, mientras apuntaba su vara a la sección de tierra entre sus compañeros y los demonios... si el muro se levantaba al menos podría retrazas a los demonios unos instantes. Al mismo tiempo con su otra mano, saco su daga, preparandose para el inminente combate...

-"Espero que  los 2 años entrenando con los Druidas en combate se noten en este momento..."- pensó con vara y daga en mano...

El primer instinto de Swann fue propinar una buena colleja a Tom por meter la pata de esa manera. Pero al pensarlo dos veces comprendió, primero que si se movía seguramente se evaporaría el hechizo de invisibilidad de Melkor, como le había ocurrido a Tom y segundo, que en lo tocante a tropezones, el muchacho demostraba ser un excelente discípulo suyo.
Así pues permaneció inmóvil: ¡poco más podría hacer en aquella crítica situación que no fuese confiar en que Zieq se ocupase de todos aquellos seres del Averno!
Más por curiosidad científica que porque pensase que ello iba a ser útil para sobrevivir, no pudo evitar retar la mente de T´Zil y tratar con un susurro de ver algo en esa profunda sima de maldad:
Intellego Mentem

No sabía si sus palabras habían resultado suficientemente convincentes o no, pero por el momento sus compañeros parecían decididos a seguir su desesperado consejo y protegían a Zieq.

Un hechizo del mago elfo pareció hacerlos invisibles, mientras que una horda de demonios menores salían de los conductos que desembocaban en la sala. De pronto, un gran muro de piedra se interpuso entre los aventureros y las bestias infernales. Tobías pensó entonces que podía usarlo estratégicamente. Corrío hasta situarse pegado al muro, justo en la mitad, observando como dejaba de ser invisible, pero daba igual puesto que tras el muro seguía sin ser visto.

- Muto Corpus, - dijó en voz baja Tobías -.

En cuanto las criaturas aparecieran por uno de los laods del muro descuidando su flanco, atacaría creando confusión y quién sabe si se crearía un tapón que las retrasaría al menos durante un momento.

- Creo Auram...

Las palabras susurradas por el explorador Mkvenner invocaron alrededor de T´Zil y sus esbirros más cercanos una densa y amarillenta niebla. Enseguida, el muro invocado por Athos cerró el frente del grupo, y ello logró condensar la sulfurosa niebla contra los demonios. Toses y jadeos se oyeron al otro lado, mientras un rápido Tobías se colocaba junto al muro, mientras invocaba de nuevo su poder para crecer en tamaño y fuerza.

- Muto Corpus.

Rápidamente Jojosh, seguido por Greg y LordCiego, y tras indicar al asustado Tom que vigilase los túneles, vio claramente su oportunidad. Con al intención de llamar la atención sobre sí para lograr una emboscada, y armado con su daga y su machete, en cuyas hojas brillaba un tono verde, el emisario se colocó a un lado del muro. Tras hacer un gesto con la cabeza al hermano de Baa, Jojosh se asomó a un lado del muro, logrando que dos demonios, que no dejaban de toser, arremetieran contra él. El mensajero saltó atrás, volviendo tras el muro, y los dos demonios cayeron en la emboscada, pues la espada de Greg, la lanza de LordCiego y los grandes puños de Tobías dieron cuenta de los debilitados seres.

- ¿Qué debemos hacer para eliminar a T´Zil? –preguntó entonces Derec, volviendo a ser visible por sus palabras. El nigromante sentía la mirada del Kreegan sobre ellos, a pesar del muro. El poder que emanaba atemorizaba a Derec, y a sus compañeros.

- Vuestra fe... -repitió el Antiguo-. Sólo vuestra fe podrá derrotarlo. Las armas y los hechizos no sirven aquí –Zieq volvió a ser visible, y miró al sitio donde estaba el invisible Melkor, como si pudiera verlo-. El hechizo no me ocultará del Kreegan, pero aún tenemos a nuestra espada para defendernos –concluyó, mirando al sitio donde un concentrado Jubei se mantenía quieto e invisible–. Has mostrado clemencia con el traidor, no olvides esa lección, guerrero del Ojo.

Aridane, Melkor y Adso permanecieron quietos también, esperando su momento para actuar. Pero el estar quieto era más difícil de lo que parecía, pues todos sus músculos se tensaron.

Mientras, Swann decidió intentar algo...

- Intellego Mentem –susurró, concentrándose en la mente de T´Zil...

Y entonces lo sintió, dentro de su cabeza. Y Swann, el sabio, gritó.

Con ambas manos en su cabeza, el bibliotecario cayó al suelo, sin dejar de gritar. Todo el poder y la maldad de T´Zil, todos sus milenios de crueldad... todo ello llenó de pesadillas su cerebro. El macabro grito desconcentró al resto de compañeros invisibles, y todos miraron al bibliotecario. Nadie quedaba invisible. Con terribles convulsiones, Swann deseó morir...

... y entonces vio una luz. Una mano se aferró a la suya, y las pesadillas desaparecieron. Zieq, el Antiguo, lo ayudó a levantarse.

- Ahora has sentido la auténtica maldad... y quedarás marcado por ella. No la olvides, nunca. Pero no sigues su oscuro sendero.

Zieq, ya en pie con Swann a su lado, vio como el muro de piedra de Athos estallaba en pedazos, derribando a los que luchaban contra los demonios cerca de él. Todos enseguida, movidos por su instinto, formaron un círculo alrededor de Zieq, y se prepararon para la batalla.

T´Zil movía sus tentáculos con ira, y empezó a alargarlos lentamente hacia Zieq. Frente al Kreegan, todos y cada uno de los familiares aparecieron muertos, asfixiados por el denso humo amarillento que empezaba a disiparse. Varios demonios quedaban en pie –concretamente once de ellos-, pues el resto había caído por el hechizo del explorador o por las emboscadas de Jojosh, LordCiego, Greg y Tobías.

Entonces el Dios Kreegan abrió la boca, y en su lengua aparecieron unas esporas... parecía estar a punto de escupirlas sobre el grupo...

Con los demonios atrapados detrás de un muro que contenía la nube tóxica lanzada por MkVenner y Tobías, el mensajero y Greg acabando con los pocos que conseguían salir de allí, la batalla se estaba poniendo verdaderamente favorable.

-El hechizo no me ocultará del Kreegan, pero aún tenemos a nuestra espada para defendernos– dijo Zieq mirando al sitio donde un concentrado Jubei se mantenía quieto e invisible -Has mostrado clemencia con el traidor, no olvides esa lección, guerrero del Ojo-

Jubei escuchó las palabras del ser divino y se sintió fortalecido al ver como aquella criatura confiaba en sus habilidades, pero no entendió el significado de su última frase. Tal vez fuese un acertijo, su vida estaba llena de acertijos, aún que de todas formas en aquel momento estaba demasiado concentrado y no pensó en ello. Inmóvil, permaneció a la espera por si algún demonio conseguía acercarse demasiado.

De pronto, con ambas manos en su cabeza, el bibliotecario cayó al suelo sin dejar de gritar. El macabro grito consiguió desconcentrar a Jubei, al que casi se le escurre la espada de entre sus manos. Nadie quedaba invisible.

Zieq cogió de la mano a Sawann y pareció aliviarlo al mismo tiempo que lo ayudaba a levantarse... con un simple toque había liberado a Sawann de la terrorífica pesadilla que estuviese sufriendo. –Zieq es en verdad una criatura divina- pensó Jubei.

Al instante el muro de piedra estalló en mil pedazos, y todos los aventureros formaron un grupo en torno a Zieq.

-Bien, solo quedan once- dijo Jubei mientras seguía con los ojos vendados.

Entonces el Dios Kreegan abrió la boca, y en su lengua aparecieron unas esporas... parecía estar a punto de escupirlas sobre el grupo... Jubei recordó una observación que hizo Derec acerca de uno de los lobos que los habían atacado, también tenía esporas, por lo que supuso que las esporas servían para controlar a otras criaturas, así que le dijo a Zieq:

-Ayúdanos Zieq, no permitas que nos matemos entre nosotros. No podemos morir así-

Jubei pensaba que solo él podría ayudarlos, pero de todas formas se llevó su mano izquierda a la cara para taparse la nariz y la boca, mientras con la derecha empuñaba su espada para acabar con los tentáculos. Tal vez las esporas solo fuesen dañinas si se inhalaban.

Melkor ni se lo pensó, apuntando a la boca del maligno ser dijo:

- creo aquam!! -

- no creo q te haga daño pero esas esporas, amigo, ya no las lanzas.- dijo en voz baja Melkor. se quedo concentrado sin dejar d apuntar a la boca y a las esporas más en concreto.

Mkvenner miró atónito el resultado de su hechizo. Nunca había parecido tan poderoso cuando lo practicaba junto a Derec. Lo había lanzado pensando en esconder al grupo de la vista de los Demonios y Familiares, y despistarles haciendoles toser un poco, pero esto era...impresionante. Seguro que el muro de piedra de Athos ayudó lo suyo, eso sí. Parecía que el tiempo que habían pasado viajando juntos (hacía sólo 2 años, pero parecía una vida entera) los había complementado en la lucha; el explorador se dió cuenta de que era una bendición contar con compañeros así.

Por desgracia, Mkvenner ya había agotado su repertorio de trucos en la manga; además, era poco probable que la magia de ninguno de ellos pudiera hacer mella en el Kreegan. Su única opción de sobrevivir era Zieq; estaba seguro de que el dios sabía lo que hacía.

Roto el hechizo de invisibilidad de sus compañeros, roto el muro que mantenía el gas venenoso sobre los Demonios, el objetivo volvía a estar claro: conseguir tiempo para que Zieq le diera las suyas y las de la Hidra al Kreegan. Con los ojos aun arrasados en lágrimas, Mkvenner echó mano de su arco, y tensándolo con una flecha entre sus dedos, apuntó hacia los Demonios supervivientes.

-Un último esfuerzo, mis pequeñas, guíad certeramente mis flechas-susurró, soltando la saeta...

Todos rodeaban a Zieq protegiéndolo de sus enemigos. Los demonios eran ya pocos y acabarían sucumbiendo a la fuerza y la magia que practicaba el grupo. Sin embargo aún quedaba el enemigo más importante, T'Zil el dios demonio.

- Vuestra fe... . Sólo vuestra fe podrá derrotarlo. Las armas y los hechizos no sirven aquí

Eso fue lo que dijo Zieq. Los dioses necesitan la fe de sus seguidores para ser poderosos. Un dios con muchos seguidores de una fe fuerte es un dios muy poderoso, mientras que un dios en el que nadie cree queda relegado a ser un dios menor sin posibilidades de interferir en el mundo material.

- Necesita que creamos en él, - dijó Tobías a la vez que seguía en posición defensiva -.

- Hace mucho tiempo te rendía culto Zieq. Pero abandoné la fe. Ahora eres nuestra única esperanza, un ser débil que acaba de despertar de un profundo letargo. Y aún así creo que conseguirás salvar el mundo de esta amenaza. Tengo fe en ti Zieq.

Era imposible saber si eso sería suficiente para hacer que Zieq recuperara su poder perdido... pero Tobías tenía fe.

-" Necesita que creamos en él, "- dijó Tobías.

Las palabras del monje resonaron en la cabeza de Athos, quien enseguida bajo su vara y se arrodillo en el suelo.

-" Muy bien, Zieq... mi vida está en tus manos... tengo tanta fe en ti como en Gaia... sólo tu puedes librar a Erathia de esta bestia... ahora muestrale a ese enjendro del mal lo que realmente es un Dios... manifiesta tu poder..."-dijo el Druida mientras no quitaba la mirada de T´Zil. Tenía toda su fe en que Zieq podría destuirlo, pero decidió estar atento por si el hechizo de Melkor no hacia efecto... en ese caso su golpe de viento podría ser lo suficientemente pontente como para desviar las esporas de él y sus compañeros...