Aullidos en la Niebla - Narración

Iniciado por Greeny, Diciembre 10, 2005, 06:58:43 PM

TheLordAlex

El fragor de la batalla estaba en el punto maximo, Jubei estaba arriesgando todo contra el demonio, Derec se sorprendio ante el valor de este extrangerio, cuando estaba dispuesto a ayudarlo un temblor remecio toda las sala, Derec recordo haber sentido ese temblor una vez en una cueva antes de enfrentarce a una Hydra del Caos con sus compañeros

Ho no, otravez!!-Inmediatamenete voltio y una impresionante bestia gemia amenazante levantando sus gigantescas zarpas capaz de elminar hata la defensa mas fuerte, hacerle frente cuerpo acuerpo no tendria sentido ya que sus poderosas zarpas podrian acabar con su atacante antes que siquiera este pueda llegar a algun punto vital de la bestia, es por eso que Derec se vio obligado a realizar el hechizo que utilizó en la Gorgona,a lo lejos escuchaba una melodia muy inspiradora, le hizo acordar aquella gran batalla de la roca en donde salieron victorioso, Derec esbozo una sonrisa y con algo mas de confianza dijo Si con esta no mueres por lo menos te dejara fuera de combate, Rapido Mkavenner es momento de actuar nuevamente-Mkvenner siempre tenia su arco listo para atacar, Derec aprovecho para hechizar nuevamente una de sus flechas, junto sus manos y se concentro, PEEEERDOOO AAAANIIIMAAAAL !!!-Entono con fuerza
\"En la sabiduria esta el poder\"

Galahad78

Al escuchar que el nigromante finalizaba su hechizo y sin detenerse a mirar si había surtido efecto o no (pronto lo sabrían), Mkvenner tensó un poco más su arco y disparó.
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ValenciaBest

Melkor observó como todos estaban concentrados en atacar a alguno de las bestias que alli estaban apareciendo, tomo la decision de intentar un ataque contra el demonio, trato de ponerse lejos de su linea visual para pillar por sorpresa al demonio, lo que seria lo normal dado que habia otros compañeros más peligrosos y cercanos a él, pensó que un ataque elemental por la espalda quizas funcionase.

creo aquam dijo apuntando hacia la espalda del demonio
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Greeny

El grupo dividió rápidamente su atención entre los dos nuevos enemigos: el demonio y el behemoth. Mientras, tras ellos, Jojosh y Aridane seguían encarados al cerbero.

El can de tres cabezas estaba muy malherido, y sus agotadas patas parecían sostenerlo por poco. Jojosh se movía a un lado y otro, mareando al cerbero, mientras Aridane retomaba su forma humana. Entonces la elfa se alejó, sin dejar de mirar a la criatura, y armada con su arco. Pidiendo ayuda a Mkvenner, la elfa vio como el cerbero la observaba con dos de sus tres cabezas. El explorado, sin embargo, no le contestó, absorto en el behemoth.

El cerbero, entonces, decidió atacar a la elfa. Corriendo con sus últimas fuerzas hacia ella, el perro saltó sobre la fémina. El arco de ésta chasqueó desesperadamente, y una flecha se clavó en una pata del cerbero. El peso del perro la derribó, pero logró apartarlo de ella con un empujón. Levantándose, la elfa recogió su arco caído, y observó al exhausto cerbero. Sangrando profundamente, el can, finalmente, cayó al suelo, esperando la muerte.

Mientras Jojosh no había perdido el tiempo. Agachándose de nuevo, mientras Melkor pasaba junto a él para dirigirse corriendo hacia el demonio, empezó a murmurar en aquella extraña lengua.

El behemoth gritó entonces, y el público enloqueció. Sin embargo, una voz resonó sobre todos ellos: la voz suave del bardo. Adso volvió a entonar su balada más famosa, y de nuevo el ánimo de los compañeros, desaparecido bajo el terror del demonio y del behemoth, volvió a alzarse como un fénix renacido. LordCiego se apoyó en Greg, y ambos esperaron que los acontecimientos avanzaran. Tras ello se escondía, casi al borde del desmayo, un pálido Tom.

Jubei se movió lentamente a un lado, mientras Melkor lo hacía hacia el otro, intentando rodear al demonio. Éste, armado con una katana del oriental y con su látigo de tres colas, no les quitaba ojo. Entonces, frente a él, apareció Tobías, corriendo con rapidez y saltando hacia el ser rojizo. Girando sobre sí mismo en el aire, lanzó una patada. El demonio, casi sin molestarse, descargó su látigo contra el monje al tiempo que se agachaba. El impacto desgarró la piel del muslo izquierdo de Tobías, que cayó tras el demonio, rodando dolorosamente por el suelo. El demonio sonrió, y pareció disfrutar de dolor causado. Podía haber usado la katana, pero prefería hacer sufrir.

Entonces centró su atención en Jubei y Melkor, que seguían rodeándolo lentamente. Sonrió, y pareció prepararse para saltar sobre uno de ellos, cuando algo lo distrajo.

- ¡Breéshiyt ' haáaarets del w'eet del hashaamayim del eet de Elohiym ' del baaraa ' Al del ` del wxoshek del waabohuu del tohuu del haaytaah de Whaáaarets - al del ` del mraxepet de Elohiym del wruuxa del thowm del pneey ' - hamaayim del pneey!

La voz de Swann sonó terrible y anormalmente oscura, e incluso quebró la voz del bardo durante un momento, aunque éste renovó su cántico. El demonio miró al sabio, asombrado. ¿Cómo podía aquel mortal conocer la lengua de los dioses oscuros? Tan asombrado estaba, que no vio como Jubei se abalanzaba sobre él ni como Melkor entonaba un hechizo de agua.

A su izquierda, un poderoso cono de agua impactó con fuerza. Melkor sonrió, pero enseguida su sonrisa se truncó. El agua se evaporaba a escasos milímetros del cuerpo rojizo del ser. Poco a poco, el cono de agua fue secándose, hasta que nada del hechizo de Melkor quedó. Su magia había sido anulada.

Entonces Jubei saltó contra el demonio, y su katana fuera directa al cuello de éste. Con hábiles reflejos, el demonio alzó el brazo donde tenía la katana robada, intentando detener el golpe, pero fue demasiado tarde. Su antebrazo sangró oscuramente, y el demonio dejó caer la katana mientras daba un paso atrás.

Entonces, sin que nadie lo hubiera visto, apareció Jojosh tras el demonio. Bajo su capa, que usaba cubriendo su parte frontal, algo brillaba. El emisario entonó algo inaudible, y un dardo ígneo surgió de su figura, hacia la espalda del demonio. Fuera lo que fuera lo que Jojosh había hecho, ello impactó justo bajo el cuello del demonio. El ser rojizo aulló de dolor, mientras algo ardía bajo su cuello. Aferrándolo con su mano libre, el Kreegan se arrancó el dardo ígneo y lo arrojó al suelo. Enojado, se giró hacia su nuevo enemigo. Inquieto, vio como Melkor, Jojosh, Jubei y Tobías –que se había levantado del suelo-, lo rodeaban completamente. Usó su látigo defensivamente, y esperó.

Mientras todo ello ocurría, otra batalla contra el behemoth había empezado.

Un triple hechizo resonó en la arena, mientras Athos y Derec usaban sus poderes contra la bestia parduzca. De la mano izquierda del druida surgió un cono de aire, dirigido a los pies del ser, mientras de su derecha surgió un pringoso aceite, que fue a recubrir asquerosamente parte del pelaje de aquel ser. El golpe de viento, poderoso, hizo retroceder dos pasos al behemoth, pero no logró derribarlo.

En ese mismo momento, una flecha disparada por Mkvenner y hechizada de nuevo por la magia nigromántica de Derec, surcó el aire, yendo a impactar directamente al ojo del behemoth. La criatura aulló de auténtico dolor, y se tambaleó.

- Esta vez no fallé -Mkvenner sonrió, pero su sonrisa desapareció enseguida. La enorme criatura enojada, corrió hacia los dos magos y hacia él mismo. Antes de tener tiempo de reaccionar, un enorme brazo los golpeó, lanzándolos por los aires.

Los tres perdieron las armas que portaban en ese momento, y cayeron varios metros atrás. Doloridos, vieron como la bestia corría enojada hacia ellos de nuevo...
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Melkor tras comprobar q el demonio no era afectado por sus hechizos, chaskeo los dientes. mientras pensaba que sortilegio tirarle de nuevas un alarido de la bestia behemoth llamo su atención, el behemoth esta muy cerca de arrollar a varios compañeros, era el momento de tratar de pararle los pies, arriesgandose al maximo puso toda su confianza y empeño en ello y dijo:

Perdo Aquam!!!!!
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ADICTO20

-¡Aún no Tobías!- Exclamó Jubei, pero ya era demasiado tarde, el monje había saltado hacia el demonio con la intención de patearle el rostro, y falló. La malvada criatura le dio un fuerte latigazo haciéndolo rodar por el suelo. Parecía no ser nada grave, aun que si doloroso.

Después Swann escupió algo en una demoníaca lengua atrayendo la atención del demonio, mientras un hombre encapuchado se acercaba sigilosamente y un hechicero lanzaba un chorro de agua, momento que aprovechó Jubei para atacarlo, hiriendo uno de sus brazos y haciéndole perder la espada que le había robado.

-Esto es mío- Murmuró Jubei con una leve sonrisa, mientras recogía hábilmente la katana del suelo, elevándola con un pie hasta la altura de su mano izquierda. Blandiendo dos espadas de nuevo y con una en su vaina, volvía a tener el equipo completo.

El demonio era en realidad un enemigo temible, ni estando distraído era fácil golpearle, aún que más temía Jubei por la suerte de sus otros compañeros, que estaban siendo atacados por un Behemoth. Vio como la criatura los mandaba por los aires de un mandoble, desparramando todo el armamento por la arena y dejándolos en una posición bastante funesta.

En ese momento el hombre encapuchado lanzó una especie de dardo al cuello del demonio, causándole un gran dolor, haciéndolo girarse hacia él y adoptar una posición defensiva.

Pero Jubei no podía parar de pensar... -Desarmados y en el suelo...-

Estuvo tentado de ir a socorrer de alguna forma a los que hacían frente al Behemoth, más aún teniendo en cuenta que Derec se encontraba en el desafortunado grupo, pero al ver como el hechicero de al lado suyo ya se disponía a ello entonando un hechizo, decidió quedarse donde estaba para enfrentarse al demonio.

-Tal vez estando herido tengamos alguna posibilidad- Pensó.

Jubei, totalmente decidido, hizo un amago de ataque para atraer la atención del rápido demonio, pero en lugar de atacarle hundió la punta de un pie en la arena y le lanzó un buen puñado de ella a la cara. Antes incluso de que la arena tocase al demonio, Jubei ya corría hacia él para proporcionarle una muerte rápida que le permitiese lo antes posible socorrer a Derec
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rasdel

Athos se levantó rápidamente, pero dolorido, otra vez "La Fortaleza del Oso" le había salvado la vida. Una leve sonrisa se formo en su rostro, no podía dejar de agradecerle a Ellessar por tan útil regalo. Con un rápido movimiento de cabeza notó que sus 2 otros amigos estaban en el suelo, y aún no se habían levantado, que no portaban armas y que su querida vara estaba a unos cuantos metros de el... y la bestia ahora herida se acercaba con enormes sancadas hacia ellos... estaban perdidos...

-Eso si fue un golpe-dijo el cansado hechicero.

En ese momento, Athos, notó que el tiro de MkVenner había dado en el blanco... lo cual, por unos instantes, lo preocupo... este tiro no sólo era un tiro perfecto, sino que traía consigo el hechizo de Derec y nada le habían hecho a la bestia...

-No puedo desperdiciar ese tiro, esta va por ustedes amigos mios-dijo Athos mientras rápidamente levantó su mano apuntando a la cabeza del Behemoth...

-CREO AURAM!-dijo con fuerza. Quizás su golpe de viento no era lo suficientemente fuerte como para tirar a la bestia pero podría ser lo suficientemente fuerte como para enterrar la flecha aún más en el ojo de la criatura, o inclusive quebrarla o moverla para que le haga más daño...

Sin perder más tiempo levanto su otra mano apuntando a el enojado Behemoth. Era hora de ejecutar la última fase de su plan...

-Espero que esto funcione... ESTA VA POR MI!!! CREO IGNEM- el fuerte grito del druida retumbo en la arena...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Swann

A lo lejos, justo en el otro extremo del coliseo, sus viejos compañeros, el montaraz, el mago y el nigromante portador de la Gema habían sido golpeados por la terrible bestia. Todo parecía perdido. La chusma troglodita berreaba.
Aquella entrevista con el Dragón Negro,¿no sirvió, entonces de nada? El ser primigenio, habló de la gema del nigromante como su salvación, Dijo:
...la piedra del oscuro ser es la clave, y deberéis estar con él en el momento clave, cuando el destino del mundo se decida Pero ¿es que el destino del mundo se iba a decidir allí, en ese cochambroso espectáculo circense, delante de un público tan idiota?
Swann quiso por un momento gritar desde lejos a Derec, que estaba tirado en el suelo, quizá malherido, que usara la gema. Pero no se atrevió a decidir por él. Si Derec era el elegido para llevar esa reliquia él mejor que nadie sabría cuándo y cómo utilizarla.
Así que, en vez de la voz, quiso lanzar algo, lo único que podía en esas circunstancias, hacia ese punto en el que tal vez el destino de Erathia se estaba decidiendo. Sacó rápidamente su querido arco y lo tensó con todas sus fuerzas intentando alcanzar alguna parte especialmente crítica del behemoth. Sin duda aquello solo sería un rasguño para el monstruoso ser, pero, si lograba distraerlo, hacer que se volviera hacia atrás para ver quién osaba molestarle con una sencilla flecha, podría dejar tiempo para que sus tres compañeros y sobre todo Derec pudieran reponerse y adoptar una posición menos vulnerable.

Medea

La situacion era cada vez mas critica y Aridane cada vez estaba mas euforica le recordaba asus años de entrenamiento con el que habia sido su maestro y luego su enemigo.
-Athos,siempre os dejais vuestras pertenecias tiradas,hay cosas q nunca cambian no crees-dijo mientras guiño un ojo a su compañero druida.
Vio al explorador algo ocupado,asi q busco a algun aliado mas.
-Bibliotecario si las unimos en vez de un rasguño le haremos una muesca mas profunda-a pesar de su hostilidad intento ser afable y moderada cosa q por naturaleza le costaba horrores.
-Propongo apuntar ambos al centro hasta que consigamos atraer su atencion- dijo en un tono que mas que una propocision sonaba a una orden-mi arco esta tensado y estoy apuntando vos decidis bibliotecario o juntos o separado-dijo mientras centraba su objetivo.
¿Me seguiras queriendopor la mañana?
Por siempre jamas,amor

Krator

Oh Dios mio! - gritó Adso al ver a muchos compañeros volar por los aires, después del manotazo del Behemoth.

A poco metros de él había quedado la vara de uno de ellos, Athos, el viejo mago convertido a druida.
Sin pensarlo dos veces Adso salió al encuentro de semejante utensilio vital para el druida, a fin de devolverlo a su legítimo dueño.

Adso agarró en media voltereta sobre el suelo la vara y aprovechó su cinética para lanzarsela a Athos, él cual ya se estaba levantando.

Athooooosss - Adso le llamó la atención para que el druida viera su movimiento.

Tom quedate con él y cuidalo, Greg, no tengas miedo...a por el demonio, ayuda a ese grupo, rápido.

A la par que pronunciaba Adso estas palabras se ponía en un modo defensivo a verlas venir, ya que el Behemoth no quedaba muy lejos de él.
Doble cruzado, cuadruple placer.

Galahad78

- Esta vez no fallé -Mkvenner sonrió, pero su sonrisa desapareció enseguida. El Behemoth no había caído desplomado como la Gorgona; la flecha sólo había conseguido enfurecerlo aun más. Sin tiempo a reaccionar, los alcanzó con su brazo y lanzó al explorador junto con Athos y Derec por los aires. El mundo empezó a girar y el suelo se precipitó violentamente a su encuentro.

- Maldita sea...-rezongó Mkvenner. La cabeza le daba vueltas, pero aun así tenía que ponerse de pie; no podía quedarse tendido con un Behemoth muy cabreado por las cercanías. Sentía un ardiente escozor allí donde los tiesos pelos del Behemoth le había golpeado el torso, traspasando incluso en algunos puntos la cota de cuero duro que le cubría el cuerpo; un dolor sordo le recorría el brazo izquierdo, sobre el que había aterrizado. El explorador intentó moverlo, comprobando con horror que le costaba mucho trabajo levantarlo. Además, se había golpeado la cabeza abriendose una brecha, y la sangre le caia sobre los ojos, cegándolo.

- Pues sí que estamos bien...- se dijo, al ver que los magos se levantaban trabajosamente. Vislumbró su arco tirado en un lado, por ahora lejos de su alcance, y el monstruo que se abalanzaba de nuevo sobre ellos. El explorador desenvainó su espada larga (aunque no podía competir en longitud con los brazos del Behemoth, se dijo amargamente Mkvenner) y se lanzó en diagonal a la carrera del monstruo, buscando su flanco débil, aquel donde había perdido el ojo. Su plan consistía escabullirse por su ángulo muerto y tratar de conseguir una de 2 cosas: alejar al monstruo de los magos, dándoles tiempo a rehacerse y acribillarlo a hechizos; o si el monstruo proseguía en su avance, acercarse sin ser observado e intentar desjarretar al Behemoth. Cualquiera que fuera el desenlace, iba a necesitar mucha suerte, máxime en el estado en el que se encontraba...

-CREO AURAM!...Espero que esto funcione... ESTA VA POR MI!!! CREO IGNEM - al menos Athos ya había reaccionado, se dijo Mkvenner al oir el fuerte grito del druida. Suplicó para que los hechizos de su compañero tuvieran el suficiente poder para despistar momentáneamente al Behemoth y proporcionarle algo más de tiempo, porque si no estaba bien jodido...
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Lepastur

Jojosh estaba visiblemente agotado por aquel sortilegio y algo descorazonado al ver que aquel monstruo, pese a haber aullado de dolor, seguía prácticamente intacto. El esfuerzo hizo que Jojosh pusiera una rodilla en tierra... pero de repente una visión de aguiluchos dorados vino a su mente y se vió como se levantaba pletórico sacando debajo de su capa su gran machete. Pese al revitalizado valor, no mostraba una actitud ofensiva, sino más bien lo contrario, se movía de un lado a otro estudiando a su rival con extrema cautela aguardando el momento oportuno, pues sabía que no era rival para un enfrentamiento directo con aquel ser...
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Vitirr

Tobías yacía en el suelo ajeno a todo lo que pasaba en el coliseo más allá del demonio al que se enfrentaba. Era un rival imponente como bien había demostrado evitando el ataque del monje al mismo tiempo que realizaba el suyo de una forma impecablemente precisa.

El demonio rió de forma exagerada al propinarle el golpe, y cuando Tobías pudo levantar la cabeza para mirarle éste aún sostenía una sonrisa maliciosa y burlona. Adoraba esto, todo este espectáculo de dolor y sangre. Seguramente no le importaría ponerse a sí mismo en peligro con tal de experimentar esa sensación del sufrimiento ajeno. El hermano jamás había conocido una maldad tan pura, basada únicamente en el placer de hacer el mal más perverso y rastrero.

Tobías se levantó rápidamente y apretó los dientes y puños. Se dirigía apresuradamente hacia su objetivo cuando en su campo de atención visual apareció Jubei. El forastero intentaba distraer al demonio lanzándole arena a los ojos tras lo cual le atacó con un movimiento rápido de sus afiladas espadas. Ese era el momento, si los dos atacaban a la vez el demonio tendría muy complicado repeler ambos ataques.

Esta vez el demonio probaría lo que sus puños son capaces de hacer. En un proceso casi instantáneo su cuerpo se tensó mientras el brazo derecho retrocedía, sus caderas giraban y sus rodillas se flexionaban ligéramente. En el punto de máxima tensión descargo el brazó con una fuerza descomunal, pero este sólo fue el primero de una serie de golpes encadenados.

TheLordAlex

El golpe habia sido muy poderoso, la bestia parecia que no se habia inmutado con el triple hachizo que realizaron entre Athos y el, nisiquiera la flecha hechizada de Mkvenner le hizo daño, viendo como la inmensa bestia corria hacia ellos para darles el golpe mortal, Derec penso que todo estaba perdido, que su fin y el de sus compañeros habia llegado, sin embargo recordo el mensaje que le escribio Swann antes de llegar a sitio en donde se encontraban actualmente, que la gema tenia que ser utilizada en el momento clave, creyendo que ese momento habia llegado (ya que al parecer para ellos no habria un "despues" cuando usarla) Derec en un momento de desesperacion, saco la gema del escondite en donde la tenia, la tomo en sus manos y siempre tratando de ocultarla de los ojos del demonio con sus oscuros ropajes, la tomo entre sus manos, Esto tiene que funcionar, sino estaremos perdidos-Penso, Derec recordo un hechizo el cual podria ayudarlo, y ya lo habia utulizado antes, era debelar la presencia de los espiritus presentes, ademas que con la recientes batallas estarian rondando los espiritus de las criaturas que calleron, pero aparte de solo debelarlas, Derec contaba con la gema la cual no solo podia debelarlas sino trataria de controlarlas para que ataquen al Behemont o por lo menos lo distraigan y le den tiempo a el y sus compañeros para poder recuperarce y poder atacar, pero nada de esto era seguro, que efecto tendria la gema sobre este hechizo?, de algo era seguro, sera algo mas poderoso que solo debelarlas, en ese momento dependia de la gema no solo el, tal vez todos en aquella mortal batalla.

Sobre sus dos manos con la gema apoyo su cabeza, y se concentro, se concentro muy profundamente depronto levanto la cabeza abrio los ojos, estos se habian tornado blancos parecia que emanaran algun extraño brillo MUUUTOO MEEEENTEEEEMMM-Con una voz tan aterradora como la del Demonio, parecia que la gema habia tomado posecion de Derec
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Greeny

El pie de Jubei se movió con gran velocidad. La arena saltó hacia la cara del demonio, pero él era un maestro de las trampas, y no cayó en ella. Echándose a un lado, esquivó la arena, y alzó su brazo derecha para golpear con el látigo al oriental. Justo entonces, Tobías apareció tras él con velocidad, y lanzó su puño derecho contra la parte posterior de su cabeza. El demonio logró agacharse en el último momento, alertado por sus excepcionales sentidos, pero fue entonces cuando el demonio notó que algo se clavaba en su brazo izquierdo. Un rápido Jojosh había dado un buen tajo con su machete en el brazo del demonio. Cogido por sorpresa, el ser rojizo no pudo evitar que el puño izquierdo de Tobías se estampase en su estómago, seguido por un derechazo en su rostro.

Fue entonces cuando las katanas de Jubei aparecieron en escena, con dos sendos tajos en la espalda alada del demonio. Y finalmente, la espada de Greg se clavó profundamente en su costado derecho.

Con un aullido de auténtico sufrimiento, el demonio usó su poder telequinético con un chasquido de lengua en su horrible idioma, y los atacantes –Jubei, Tobías, Jojosh y Greg- salieron por los aires. Tobías dar una voltereta en el suelo, y se puso en pie con el mismo movimiento. Jubei y Jojosh apoyaron sus brazos derechos en el suelo, evitando caer, mientras Greg retrocedía, logrando mantenerse en pie por poco.

- ¡Bien hecho, Greg! –sonrió orgulloso LordCiego, apoyándose ahora en un asustado Tom.

Sin duda, el poder del demonio había disminuido, pues su hechizo no había sido tan poderoso como antes.

- Malditos –jadeó el Kreegan, usando el idioma humano con asco-. No sabéis nada. Es vuestro fin, y el de vuestro querido mundo. Ya no hay ningún Antiguo que os salve esta vez. Los Kreegan dominaremos vuestro mundo, al fin.

Finalizando sus palabras, dio un latigazo al aire, y esperó de nuevo, sangrando. Todos notaron que estaba muy malherido.

Mientras tanto, el behemoth corría hacia sus enemigos, a los cuales había lanzado por los aires. Desesperados, Derec, Athos y Mkvenner actuaron siguiendo sus reflejos.

Mkvenner saltó y se levantó, dolorida, sacando su espada larga. Decidido a atraer la atención del monstruo, el explorador corrió en diagonal. Sin embargo, el behemoth ignoró al hombre, dirigiéndose directamente a los lanzadores de conjuros.

Desde un lateral Mkvenner golpeó a la criatura con su espada. El certero golpe dañó la pata izquierda, pero la pequeña herida no logró inmutar al enojado behemoth, que siguió corriendo hacia Athos y Derec, ignorando totalmente a Mkvenner. Justo en ese momento, en su otro costado, dos flechas –disparada por Swann y la elfa Aridane-, se clavaron profundamente, haciendo soltar un grito de dolor a la criatura, que aún así siguió corriendo.

- ¡Perdo Aquam! –entonó el cazador Melkor, y el pelo del behemoth se secó rápidamente... y sin embargo la criatura sólo aumentó más la velocidad, enojada por todo lo que estaba sufriendo.

- ¡Creo Auram! ¡Creo Ignem! –oyó gritar al druida Athos; mientras que un poderoso viento salía de su mano izquierda, de su palma derecha Athos invocó una ígnea bola. El hechizo de aire logró clavar la flecha de Mkvenner un poco más en el ojo de la criatura, enfureciéndola más. Pero el gemido aterrador llegó cuando la bola de fuego impactó en el enorme cuerpo peludo del behemoth...

Alzándose sobre sus patas, el behemoth mostró su verdadera altura. Ardiendo, se tambaleó a un lado y otro, sin saber cómo detener ese dolor. Sus brazos giraron, y estuvieron a punto de golpear a Mkvenner. La Vara Dorada de Athos llegó a sus manos, lanzado hábilmente por Adso, el bardo.

Fue entonces cuando Derec logró invocar el poder de la Gema Oscura... aunque no logró lo que quería realmente hacer. El nigromante notó como un enorme poder, un poder como nunca antes había notado, ascendía por todo su ser. La Gema Oscura absorbió toda la luz del lugar, y ante el asombro de Derec, flotó en el aire. Antes de que pudiera reaccionar, los ahora blanquecinos ojos de Derec vieron como la Gema salió disparada hacia la reja por donde el behemoth había surgido. Allí, desapareció, y la luz volvió a iluminar la arena.

En ese momento, el behemoth cayó ruidosamente, muerto... entonces... silencio. Silencio durante un segundo, donde todos y cada uno de los presentes miraron hacia el sitio por donde la Gema Oscura había desaparecido. Todos percibieron un gran poder, un poder que se alejaba de ellos a gran velocidad.

Y el demonio fue el que más atención prestó, como si acabase de darse cuenta de algo. Incluso podría jurarse que había temblado de miedo, si eso era posible.
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