* Vaya con la caballa... - pensó Jojosh. Mientras corría animando a los aldeanos a continuar - debe estar realmente en apuros - se decía mientras oía al explorador realmente asustado, razón por la que se figuró que los apuros debían estar relacionados con un magma que el Druida no parecía poder sortear con eficacia.

Rápidamente comprendió que, gracias a su máscara, sería el más indicado para tratar de hacer algo aguantando atrás. Además, se decía que era rápido corriendo, así que confiaba en poder volver a alcanzar al grupo. Se dirijió hacia los aldeanos tratando de convencerlos para que confiasen en el grupo y exclamó a continuación justo antes de volverse:

* ¡Necesito a un par de hombres fuertes que puedan liberarse de sus cargas!

Cuando decía esto último esperaba que en especial el hercúleo monje y el tocho guerrero de las ágiles y fuertes espadas ligeras, fueran capaces de dejar su carga a los demás y le acompañasen. Si no, todavía cabía la posibilidad de que entre el explorador y él pudiesen llevar a cabo su plan, para lo cual ya estaba echando mano de su cuerda y terminando el nudo corredizo que ya había medio hecho mientras corría todo lo rápidamente que podía.

- ¡Ayuda! ¡Athos está en problemas!

¡Necesito a un par de hombres fuertes que puedan liberarse de sus cargas!

Adso esperó a que algún compañero fuera a ayudar al mensajero.
Tranquilo, ya me encargo yo de ellos - le dijo a la persona que se deshizo de la compañia de los aldeanos.

- He, os quiero de vuelta, ¿entendido?...y Adso sonrió.

Tranquilo, enseguida estaremos arriba amigos y miraremos esas heridas, estás en buenas manos

- Rápido, continuemos el camino. Ya se nos unirán más tarde, me lo han prometido.

-¡Ayuda! ¡Athos está en problemas!– gritó MkVenner, sin saber si podrían oírlo. Al parecer el mago había quedado atrapado por la lava a escasos dos metros del tunel.

Jubei estaba demasiado concentrado en sacar de allí a los campesinos con los que cargaba como para prestar atención a lo que nadie gritase, que unido al ruido provocado por el estremecimiento de la tierra y el de las rocas al caer, hicieron que no escuchase nada de lo que dijo el explorador.

-Ya queda poco, ya queda poco. Un poco más y estaremos fuera. Solo un poco más- Se repetía mentalmente Jubei mientras subía sin pausa por el pasadizo, acelerando la marcha a cada paso.

Athos estaba en problemas, el caliente magma lo rodeaba y había quedado atrapado a dos metros de MkVenner, había poco que el pudiera hacer para salirse de esta...

-"Si sólo pudiera crear uno de mis muros para cruzar... pero estos estallan demasiado rápido, lo cual podría tirarme a un lado y caer en el magma... sería demasiado peligroso, acaso tengo otra opción?? Gaia, ayudame..."-se decía el joven druida mientras miraba de un lado a otro para tratar de resolver el problema que podría costarle su vida...

Justo en ese momento vio como Jojosh estaba corriendo hacia MkVenner, no logró ver si venía sólo o acompañado ya que los vapores le tapaban la vision pero una cosa era clara... Athos necesitaría toda la ayuda que pudiera obtener...

- ¡Ayuda! ¡Athos está en problemas! –gritó Mkvenner, sin saber si podrían oírlo. La lava empezó a llenar la caverna, rodeando a Athos, que quedó en una pequeña isla.

- Maldita sea, ¿y ahora qué? Athos, viejo amigo, ¿no tienes algún hechizo que te saque de ahí? - gritó el explorador sobre el sonido del magma fluyente. No había tiempo que perder, la lava pronto acabaría fundiendo incluso la isla en la que se encontraba el druida. Echó un vistazo al techo de la caverna; quizá pudiera atar su cuerda a alguna estalactita y pasarsela a Athos, de manera que pudiera cruzar el río de fuego líquido balanceándose por encima...Difícil, muy difícil. Podría lanzarle la cuerda directamente, y tirar de ella cuando Athos intentara saltar sobre la lava, de manera que lo atrayera hacia sí. No le terminaba de convencer, pero un mal plan siempre era mejor que la ausencia de planes, así que hechó mano de su macuto para sacar la cuerda mientras intentaba tranquilizar a Athos. Y a sí mismo.

- Tranquilo Athos, enseguida te saco de ahí, Héroe de la Roca asado no es un final digno de un druida de tu poder - le dijo con sorna. Echó una mirada sobre su hombro, presto a gritar de nuevo pidiendo ayuda cuando vió acercarse corriendo al tipo mandón, una cuerda preparada en sus manos. "Bueno, parece que el Mariscal tiene un plan; espero que sea mejor que el mío" se dijo Mkvenner.

- Jojosh, tenemos que sacar a Athos de ahí, ¿qué idea tienes en mente?

Melkor trató de despejar a los campesinos, con agua y frases amables para que se rehiciesen lo antes posible y les siguiesen , mientras esperaba que la situación con Athos se aclarase, ya que esa islita donde estaba no parecia muy segura.

Tobías iba a toda velocidad cargando con los cuerpos de varios campesinos, huyendo de la caldera en la que se había convertido la cueva cuando escuchó un grito:

- ¡Ayuda! ¡Athos está en problemas!

Era la voz del explorador, y aunque no hubo tiempo siquiera para una presentación, Tobías recordó como Mkvenner ya había usado ese nombre para referirse a uno de los magos que se les unió (o al menos eso creía Tobías ya que basaba su utilidad en el continuo lanzamiento de hechizos).

Tobías se dio media vuelta y miro en la dirección de la que venía el sonido pero no pudo ver nada. Los vapores hacían imposible la visibilidad a esa distancia.

Entonces otro de los nuevos compañeros cuyo nombre y profesión desconocía completamente Tobías, y que estaba situado cerca de la salida de la cueva les gritó:

- ¡Necesito a un par de hombres fuertes que puedan liberarse de sus cargas!

Tobías dudo por un momento hasta que el bardo le dijo - Tranquilo, ya me encargo yo de ellos -. Descargó a los campesinos y corrió al socorro de Athos.

- ¿Cuál es tu plan?

Recordó un día de invierno, hace algunos años, cuando trabajaba al servicio del rey Hothfarr IX.
-Majestad: los humanos no estamos hechos a vivir durante largos períodos de tiempo bajo tierra: mis pulmones y toda mi alma añoran el aire libre
-¿Será posible? Hothfarr montó en cólera ¿Será posible el tonto este, que prefiere el frío e inhóspito exterior a nuestra sólida, firme construcción, obra de mis antepasados Hothfarr I, Hothfarr II, Hothfarr III, Hothfarr IV, Hothfarr V, Hothfarr VI, Hothfarr VII.
-¿...y Hothfarr VIII?
-¡No! ¿Qué dices? ¡Hrothgarr I! ¡Mi abuelo! ¡Después de Hothfarr VII viene Hrothgarr I!
-Oh, mis sinceras disculpas, majestad...
-¡Y mira que es fácil nuestra lista de reyes!
-Pues, sí... Es verdad, fácil sí que es, algo monót...
-¡Toma!

El rey le lanzó una extraña y recia llave de varios kilos de peso, que cayó sobre el marmóreo embaldosado con un estruendo que fue rebotando por las galerías centenarias de la cámara real.
Tras un día de marcha siguiendo un plano grabado en una losa y preguntando a algunos enanos picapedreros que se encontraban aquí y allá, encontró una puerta de bronce, metió la llave, la giró, no sin esfuerzo, y la puerta, como era de esperar, no se abrió.
-Esa puerta no necesita llave. le espetó un pequeño enano, (sí, era pequeño)
-Qué bromista es este Hothfarr- Swann tiró la llave de varios kilos y salió al exterior empujando la puerta.

Había nevado intensamente. Las montañas del norte de Erathia no mostraban ningún signo de vida. Ni árboles. Ni pájaros. El frío cortaba la cara. Pero ¡era aire puro! ¡Al fin!

Embebido en estos recuerdos, ni siquiera se dio cuenta de que Athos estaba a punto de morir como un filete a la piedra. ¡este Swann siempre tan despistado!

- ¡Maestro! ¡Maestro Swann! –la voz de Tom hizo despertar de algún tipo de ensoñación al sabio. El bibliotecario miró a su ayudante, y vio como éste señalaba arriba. Un agujero, algo estrecho, salía al exterior.

- ¡Una salida! –dijo Jubei, que saltó y trepó arriba. En efecto, el guerrero oriental salió a un pequeño claro de algún bosque-. ¡Vamos, arriba! –dijo, bajando su mano para empezar a ayudar a los campesinos y a sus compañeros a subir.

- Athos, espero volver a verte amigo –susurró Derec, que tras mirar atrás, a las profundidades del túnel, aceptó la mano de Jubei.

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Jojosh llegó al inicio del túnel de nuevo, con su cuerda ya lista para llevar a cabo su plan. Mkvenner y Tobías esperaban allí, mirando al emisario para ver cual era su plan.

- ¡Mago, coge la cuerda y átatela a la cintura! –dijo Jojosh, preparándose para lanzar la cuerda-. ¡Te sacaremos de ahí de un tirón!

La caverna tembló de nuevo, esta vez más bruscamente, y todos mantuvieron el equilibrio a duras penas. Athos dio un tembloroso paso atrás, y casi metió el pie en la caliente lava.

La soga llegó entonces hasta él, y la recogió con premura, atándosela siguiendo las instrucciones de Jojosh. Un par de estalactitas cayeron al magma, fundiéndose.

- Sólo tendremos una oportunidad –masculló Jojosh a sus compañeros en voz baja -¡Ahora mago! ¡Salta!

El druida apoyó con fuerza su pie derecho y saltó con todas sus fuerzas. Desgraciadamente, la tensión del momento y la temblorosa cueva hicieron que Athos se doblase el tobillo, y su salto fue corto, y desigual. El druida vio como su cuerpo se dirigía directamente a la humeante lava, y supo que iba a morir.

Entonces notó un desgarrante dolor en su cintura, y dejó de ver lava para ver como el suelo del túnel se acercaba a su cara. La caída fue dura, e hizo gemir a Athos.

- Vaya salto, mago –se quejó Jojosh, levantándose. Todos habían caído al suelo tras dar un desesperado tirón a la cuerda, un tirón que aún provocad aun lacerante dolor en la cintura de Athos. Para colmo, su tobillo doblado le impedía caminar con normalidad.

- Ven Athos, apóyate en mí –dijo Mkvenner, mientras la caverna se derrumbaba a sus espaldas. El túnel empezó a quebrarse, y montones de tierra cayeron sobre los aventureros.

- ¡Salgamos de aquí! –gritó Tobías, y el túnel tembló de nuevo.

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- ¿Dónde se han metido? –dijo Greg, ayudando a salir al exterior a LordCiego que se había quedado el último en el túnel, esperando ver a sus compañeros.

- No lo sé... me espero lo peor –susurró el paladín a Greg, mientras miraba el agujero. El suelo tembló bajo sus pies... y entonces parte de él se derrumbó, taponando el túnel y la salida. Todos retrocedieron, y algunos chillaron de miedo.

- ¡No! ¡Athos, Mkvenner! –masculló Derec, el nigromante.

Silencio. El bosque quedó de repente en silencio, y nadie se movió. Aridane volvió a su forma humana, y lloró en silencio por su hermano druida. Una de sus lágrimas cayó a la tierra, mientras Adso posaba su mano sobre su hombro.

- Han muerto haciendo lo correcto –dijo, pero no pudo añadir más.

- No es posible –masculló Derec, apretando su puño con rabia.

Todos se miraron, sin saber que hacer... y entonces una gran cantidad de tierra saltó por los aires. Sorprendidos, los aventureros y los campesinos dieron varios pasos atrás, esperando una nueva amenaza. Pero lo único que vieron fue a un hombre apuntando con su bastón hacia el agujero que acababa de abrir, un hombre apoyado en el hombro de otro. Athos, apoyado en Mkvenner.

- Buen hechizo, algún día tendrás que enseñármelo –dijo el explorador, mientras ayudaba a Athos a salir del túnel. Una vez que el druida salió al exterior, Mkvenner, Jojosh y Tobías le siguieron, llenos de tierra y visiblemente agotados y magullados.

¿Todo había acabado? No, pues mucho quedaba por resolver. Un ejército Kreegan, el cual Swann, Greg y Tom habían visto, vagaba por Erathia; y la traición de Tobías seguía pendiente en la mente de algunos; la misión de Melkor -llevar a Athos ante los magos de la Torre- aún no había terminado.

No, sólo era el comienzo.

Aridane lloraba la perdida q se negaba a aceptar,ni las palabras del bardo consigueiron sosegarla,entonces lo vio aparecer,su alegria fue tal q se lanzo a sua brazos abrazandolo  y dandole besos.Sin querwer lo lastimo.
-Lo siento Athos pero la sola idea de perderte me hundio,mi alegria es tal q si tu hubieras muerto,te hubiera seguido-dicho esto se arodillo y observo el tobillo de su compañero.
-Athos si confias en mi permiteme q te lo cure-dijo esto mientras le cogio lamano esperando la respuesta de su amigo y compañero druida.
Sin olvidarse de las palabras de consuelo que Adso le dirigio anterior mente lo miro y le dijo:
-Los relatos no hacen grande alos heroes,los oradores comot u puros e corazon y grandes de espeiritu sonlos que engrandecen las minucias de una simple batalla y resta importancia alos grandes errores,gracias antes me ayudaste mucho,te debo una amigo-le dijo esto mientras le guiño un ojo.

El golpe de viento logró ser lo suficientemente fuerte como para abrir la salida. La nube de tierra se dispersó para revelar a Aridane, que con lagrímas en su rostro, corría hacia el lastimado Druida. La conmovida elfa no necesitó más que un simple abrazo para tirar a Athos al piso, quién enseguida perdió el balance debido a su tobillo.

-"Si cada vez que uno está en peligro termina siendo recibido de esta forma... parece que tendré que hacerlo más amenudo... jeje"-dijo Athos agradecido por haber salido de lo que parecía una muerte segura.

-"Lo siento Athos pero la sola idea de perderte me hundio,mi alegria es tal q si tu hubieras muerto,te hubiera seguido. Athos si confias en mi permiteme q te lo cure"-dijo Aridane mientras le cogio la mano esperando la respuesta de su amigo y compañero druida.

-"Claro que confio en ti... te confiaría mi vida... eso lo sabes..."-dijo sonriendo mientras posaba su mano en la mejilla de Aridane.

Miró a su alrededor para ver al variopinto grupo de compañeros, algunos ya conocidos... otros nuevos, un grupo que parecía haber pasado por el mismisimo infierno, pero que juntos habían logrado salir de él en una pieza... bueno... casi, pensó mientras sentía un ardor en su cintura.

-MkVenner, amigo... gracias... sin tí hubiera perdido mi vida allí abajo... aún recuerdo aquel día que te vi en la taberna en busca de trabajo... jeje... quien pensaría que ibamos a terminar aqui??... Tobías... muchos te llamarán traidor... yo te debo mi vida... no importa lo que hayas hecho, está en ti forjar la historia por la cual serás recordado, no dejes que decisiones pasadas que ahora parecen erroneas te marquen por el resto de tu vida, sin ellas no serías el mismo hombre que eres ahora, ellas son tu historia y fueron parte de tu crecimiento... es un honor haber combatido a tu lado... y sería un honor llamarte amigo."-mientras agradecía a sus compañeros buscaba a Jojosh, a quién a pesar de no tolerar mucho, debía su vida de todos modos. Finalmente lo encontro, estaba enrollando la cuerda con la que le había salvado la vida.

-"Jojosh...mensajero... debo admitir que no me caías bien... y cada vez que me llamas "mago" me dan ganas de golpearte... pero ahora te debo mi vida a ti también... y a pesar de que a veces no disfruto de tus "sugerencias"... no lo hubieramos logrado sin ti... al menos de seguro yo no lo hubiera logrado... por eso te agradesco y que Gaia te acompañe a ti también "- dijo mirando a los ojos al misterioso mensajero, a quién finalmente había aprendido a aceptar.

-"Bueno, una vez más nos vemos reunidos... cual es nuestra proxima jugada??"- dijo Athos insinuando que aún quedaban cosas por resolver, mientras miraba al grupo y hacía una pequeña pausa en Melkor...

- Gracias Adso ya había conseguido subir hasta el claro del bosque gracias a uno de los heroes que le acompañaban. Luego, entre todos fueron ayudando a salir a los que esperaban debajo, en el tunel.

Cuando todos habían subido, se notaba cierta tensión entre algunos personajes allí reunidos, los cual era debido a que algunos de sus compañeros aún no habian regresado.

Cuando el tunel se vino abajo, la tristeza inundó a varios compañeros.
- Han muerto haciendo lo correcto –dijo a la elfa, sin poder añadir nada más.
Todos se miraron, sin saber que hacer... y entonces una gran cantidad de tierra saltó por los aires. Pero lo único que vieron fue a un hombre apuntando con su bastón hacia el agujero que acababa de abrir, un hombre apoyado en el hombro de otro.

- Ya creí que no eráis hombres de palabra, me prometisteis volver. Pero veo que no así. Bienvenidos de nuevo -

- Los relatos no hacen grandes a los heroes, los oradores como tu puros de corazon y grandes de espiritu son los que engrandecen las minucias de una simple batalla y resta importancia a los grandes errores, gracias antes me ayudaste mucho,te debo una amigo - le dijo la elfa mientras le guiñó un ojo.

Adso sacó su papiro y empezó a anotar imcomprensibles signos en el papel. Una peculariedad de este bardo, era escribir las historias en una especie de jeroglifico que el había inventado, de manera que nadie más que el pudiera leer (o eso creía él), para evitar que otros bardos no muy honestos, le robaran sus historias.

Se dirigió al mensajero y le preguntó sobre lo que había ocurrido abajo.

Adso entonces se dirijió hasta la posición de Swann, con el que parecía tener cierto entendimiento místico y le empezó a comentar su sistema para escribir, sin desvelarlo.

El bardo desarrollaba a una velocidad extraordinaria, con su extraña caligrafía, que parecía más un conjunto de arabescos decorativos que una escritura, una línea tras otra sobre un pergamino de buena calidad.
Nunca había visto nada semejante... ¿Es invención tuya?
Adso fue entonando algunos de los versos que había "dibujado", asegurando que en aquellos signos iban incluídas palabras y música formando un todo.
Me parece una hermosa balada, muy élfica, sobria y algo melancólica- Swann invitó a un trago a su colega en la afición por las Bellas Letras. Pero lo que más me interesa es tu sistema de escritura litarario-musical. Me complacería tener algú día el honor de ser iniciado en ella. No debes temer en mí a un plagiador: la poesía no es lo mío. Escribí algunos pocos versos de amor en mis años de adolescente, de los que me avergüenzo ahora profundamente. Hoy por hoy solo me dedico al estudio. O debería decir: me gustaría dedicarme... -añadió con tristeza y melancolía, al imaginar cómo estaría ahora entrando la luz de la mañana por las ventanas ojivales de su mullida y silenciosa biblioteca.

Bueno... -Swann suspiró aliviado al comprobar cómo el licor le cosquilleaba alegre y tiernamente el estómago y se dirigió a todos- Quizá no tuve tiempo hasta ahora de explicar lo que Tom, Greg y yo mismo presenciamos en aquella ciudad subterránea.
Amanecía en el bosque. Los pájaros rasgaban el horizonte rojizo con sus silbos solitarios. Los frutos y las hojas muertas alfombraban la inmensa extensión de árboles antiquísimos que la ambición de Erathia aun había respetado. Mientras les hablaba del ejército de demonios, del tipo de sus tropas y del número que de ellas estimaba, intentaba aplicar lo mejor que sabía sus dotes curativas sobre las lesiones de Athos, por las que sentía cierta culpabilidad.
En resumen: no sabemos hasta qué punto podrá afectar a ese inmenso ejército Kreegan la destrucción de su general, T´Zil. Es posible que vuelvan al infierno del que salieron, pero también puede ser que no abandonen sus objetivos. Si es así, está claro que debemos avisar cuanto antes a Erathia, a los druidas y, en fin, cada uno de nosotros a aquellos que nos han enviado aquí. - El bibliotecario pensó en cómo hacer llegar a Adela, antaño su aprendiz y ahora su superior, el informe de lo sucedido. Luego advirtió una mirada huidiza de Tobías bajo la sombra de su capucha.
-De todos modos, es evidente que entre nosotros hay quienes no parecen tener interés en acabar con los Kreegan. No seré yo quien se lo censure. He tenido la desagradable oportunidad de ver la Maldad en el alma de T´Zil como ninguno de vosotros y aun así me parece que tal Maldad no procedía tanto del hecho de ser un dios Kreegan como del hecho de haber llegado a ser alguien tan poderoso. Esto, que es una doctrina de Baa, tal vez pase por herejía en mi orden. Sin embargo, me guste o no, debo actuar según me ha sido indicado por parte de mis superiores y dar parte al Templo del Sol de la amenaza que aun quizá se cierna sobre Erathia. Es una amenaza militar y militares deben ser las medidas que se tomen para contrarrestarla. Seguramente Lord Ciego tendrá mucho que opinar sobre el tema. Por otro lado, pienso que los Kreegan aun son terriblemente poderosos y que incluso un seguidor de Baa debería trabajar con ahínco por reequilibrar la situación.
Tom dormía plácidamente, acunado por el canto de los pájaros. Una piña, que se desplomó sobre su cabeza desde las agujas de un pino altísimo, le despertó bruscamente.
Esa piña te ha dado la colleja que yo debía haberte propinado hace un rato y que, por aburrimiento y por estar ocupado con las vendas que tú deberías estar cortándome yo no me decidía a darte.
El bibliotecario terminó con los trabajos de curación de Athos.
No sé qué decidiréis vosotros. Pero mi deber es informar cuanto antes para que Erathia movilice urgentemente sus defensas. Si MKVenner o algún otro tiene idea de en qué punto nos encontramos, le ruego que me lo indique, pues debo partir cuanto antes hacia el Templo del Sol.
Swann se acordó de sus caballos y lamentó el viaje a pie que les debía quedar a través del bosque, cargando con su zurrón lleno de los extraños cachivaches que siempre le acompañaban.

Mkvenner respiró el aire fresco del bosque después de dejar a Athos a los cuidados de la efusiva Aridane y el sabio Swann. Les había ido de un pelo. Por suerte, el plan de Jojosh había funcionado y aunque magullado, Athos estaba a salvo. Aun antes de darse cuenta de lo que hacía, elevó una silenciosa plegaria de agradecimiento a Zieq, se encontrara donde se encontrase este.

Los campesinos encontrados en los capullos de la cueva parecían encontrarse en buen estado; asustados, pero eso era comprensible. "Sería preocupante si no lo estuvieran", se dijo Mkvenner. Procedió a examinarse las heridas que había sufrido en el circo subterráneo mientras escuchaba las palabras del erudito Swann sobre el ejército del infierno que se abalanzaba sobre el mundo. Miró con curiosidad al monje Tobías cuando las palabras del erudito insinuaron lo que podía haber pasado en la cueva. Mkvenner se dijo que tenía mucho que reflexionar sobre sí mismo y su nuevo lugar en el mundo como para reprochar nada a nadie; de todos modos, él no era quien para juzgar a sus semejantes. "Además, seguro que me equivocaba" se dijo irónicamente al recordar estos años de peripecias. Se volvió hacia Swann al oir que mencionaba su nombre:

- Comparto tu necesidad de premura, erudito. Si mis cálculos son correctos, el Templo del Sol se encuentra a unas 15 leguas en esa dirección - señaló hacia el sol naciente.- Si nos apresuramos, podemos estar allí mañana al atardecer. Es menester que avisemos a las autoridades pertinentes de lo ocurrido aquí. Creo que nuestra aventura no ha hecho más que comenzar - terminó con una amarga sonrisa.

Tras salir de nuevo a la superficie gracias al hechizo del mago, Jojosh pudo quitarse al fin la asfixiante máscara que protegía sus vías respiratorias del polvo y los vapores subterráneos. La sensación de poder respirar aire puro y fresco del bosque fue un gran alivio para él, ya que empezaba a sentir algo de fatiga. De pronto, fue abordado por Athos, quien mostraba sus agradecimientos al rastreador e hizo con él lo mismo, ante lo cual respondió:

* No me debes nada mago... o druida, como lo prefieras... - vaciló al ver el ceño fruncido que le mostraba - si te llamo así es porque no tienes pinta ni de una cosa ni de la otra y no puedo evitar la confusión, por lo que al no conocerte opto por lo que me dicta mi instinto, así que te pido disculpas si alguna vez te he incomodado. Fuimos varios los que te ayudamos y a varios has ayudado y salvado el pellejo cuando la ocasión lo requería, como por ejemplo en nuestra salida a la superficie -dijo intentando no alargar mucho la escenita pues había cosas mucho más importantes en las que pensar. - Hemos conseguido sobrevivir funcionando en equipo y eso es lo que cuenta.

Al decir esto, trató de recapitular rápidamente sobre las palabras de aquel monje del que sólo brotaba sabiduría, y tras un interludio de reflexión intentó llamar la atención del grupo, incluyendo especialmente a las gentes que habían rescatado en un esfuerzo por ganar su apoyo.

* El monje del Templo del Sol lleva razón - sentenció Jojosh tras unos segundos. - Es más, Zieq, si era realmente él y no nos han engañado con un hechizo, - dijo con inseguridad, pues todavía era incapaz de asimilar todo lo que había ocurrido - depositó su confianza en nosotros para que tratásemos de advertir a Erathia de la amenaza que se avecina. Así pues, lo más lógico es que cada cual trate de avisar a los suyos o incluso puede que recurrir a posibles aliados, como por ejemplo los Elfos de Avlee o los Magos de Bracada. Pero para ser realmente eficaces en esta tarea, hará falta pensar bien cómo llevar esto a cabo, pues cada grupo debería contar con al menos un representante de una entidad reconocida si no queremos que se nos tome por locos o falsos profetas. Por ejemplo, la señora a la que sirvo - continuó con cautela - es una nueva rica y acaba de establecerse, de hecho, mi cometido consiste en recabar información sobre la zona y contactar con sus líderes para establecer contactos, razón por la que dudo que a mí solo se me haga caso y por la que necesitaría apoyos de peso, ya que es obvio que tendré que desviarme de mis objetivos iniciales. Como decía, - prosiguió retomando el hilo principal y evitando no desvelar demasiado - lo más sensato es dividirse para difundir antes el mensaje, pero bastará con uno o dos hombres para cada lugar, si hay varios que provengan de un mismo sitio y que gocen de fama o reconocimiento en otro, sería aconsejable que se repartieran y dirigiesen sus esfuerzos hacia el mayor número de lugares posible con la ayuda de algunos testigos si hiciese falta- finalizó refiriéndose a los ciudadanos rescatados y esperando alguna respuesta o información de su procedencia...