Guerra de fuego - Narración comunal

Iniciado por Sandro, Marzo 07, 2006, 02:33:24 PM

Rafanest

...lejos, muy lejos. Hacia el sur...más allá de montañas, colinas, bosques y ríos. Dónde la tierra se vuelve árida. Iba a desierto de Surnia. Dónde los últimos hechiceros habían encontrado refugio tras haber sido diezmados en la guerra de las sombras 100 años atrás.

Darusor conocía perfectamente el poder del pergamino. Y también conocía el peligro que suponía si caía en malas manos, especialmente si esas manos eran las de un no-muerto. Un pergamino capaz de convertir el día en noche, y el agua en sangre. El pergamino suponía borrar de un plumazo las dos grandes limitaciones de los mejores guerreros del ejército no-muerto. Los vampiros no pueden luchar bajo la luz del sol. Y deben alimentarse de sangre viva; cuando no hay vivos no hay vampiros, simplemente desaparecen. Pero sin ese límite...podrían crecer como legiones, legiones de vampiros inmortales y capaces de regenerarse con sólo tener unos bidones de agua para convertir en sangre...no podía fallar, perder el pergamino significaba el final de la vida tal y como la conocemos.

Mientras, muy lejos de allí Sir Krall afrontaba su primera prueba. Siguió al hada hasta lo más profundo del bosque.
-Si quieres tener el favor de los elfos deberás ser aceptado por un unicornio- indicó el hada con voz dulce.
-¿Qué tengo que hacer?
-Acercarte a un unicornio. Entonces sabrás si te aceptan o no.
-¿Unicornios?¿No hay ningún unicornio?
El hada se rio, y señaló a la espalda del héroe que se volíó para ver un claro dónde pastaban plácidamente 4 de aquellos fabulosos animales. Krall estaba sorprendido, hubiera jurado que allí no había nada, sólo árboles.
Se acercó con dudas a los gloriosos équidos. Temiendo su reacción, pero los animales continuaron tranquilos, sin hacer gestos de hostilidad. Finalmente llegó junto a uno de ellos y pudo acariciar su lomo con timidez pero sin peligro.
-¡Bravo!-exclamó el hada- ¿sabía que lo conseguirías?
-No lo entiendo, ha sido muy fácil.
-¿Eso crees? eres el primer humano que lo logra en los últimos 1000 años...

Rafanest

CitarSi encuentro tiempo y algo de inspiración puede que más adelante aporte algo

Por favor, no os corteis de participar. Cuanta más gente aporte cosas más divertido será esto.
No soy un experto en foros, pero imagino que no habrá ningún problema para "llevar" el relato entero a otro foro nuevo para que quede todo  seguido y sin interrupciones.

Sandro

Voy a seguir yo pero preferiría que alguien mas participase.


Mientras tanto, Karkes gobernaba bajo las órdenes de Sndro. La ciudad entera se cerró al comercio, y se impidió salir a las gentes que la habitaban. Pero aquello fue sólo el comienzo. Los cementerios se exhumaron, se doblaron las ejecuciones públicas y los impuestos se hicieron inpagables. Toda la aldea estaba convencida de que esu rey se había vuelto compeltamente loco pero nadie osaba levantar ni un brazo en su contra pues la represión podría ser aterradora.

Y mientras tanto, poco a poco, Sandro obtenía conocimiento sobre el paradero del Manuscrito de Almuth. Sabía que Darusor había escapado con él y sabía hacia donde se dirigía. Sólo le quedaba averiguar que camino tomaría para llegar... Mas otra preocupación cruzaba su mente retorcida: Sir Krall. Era famoso en muchas ciudades y llevaba desaparecido largo tiempo. Pero el nigromante tenía una idea: Si lograba hacerlo uno de los suyos y mandarlo contra Darusor tendría al mas poderoso de los aliados.

Pero Sandro no podía hacerlo sólo...
\"Yo soy Sandro, el Archilich. Hazte a un lado si aprecias tu vida\"

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Tulkas

Dhayiznna caminaba imperturbable entre los árboles. Embozada en una gruesa túnica oscura se dirigía, ajena a todo cuanto la rodeaba, hacia la linde del bosque. Con el rostro sumido en las sombras de la capucha, era imposible adivinar hacia donde dirigía su mirada, aunque en realidad, su atención estaba puesta en otros menesteres, y su visión no estaba puesta en su alrededor. Su implacable voluntad le permitía seguir su camino hacia los límites del bosque mientras que su mente se perdía en otras labores menos mundanas que prestar atención al camino. Ni siquiera la reciente lucha había hecho mella en su infranqueable concentración. En estos momentos ya no recordaba la sangrienta escena que había dejado tras de sí. No recordaba el porqué de la lucha, tan solo la imagen vaga de una flecha silvana dirigida hacia el centro de su corazón sobrevivía en su mente. Luego un destello, un par de espadas girando y algunos puntos brillantes que salían de la espesura...

"Imbéciles" -pensó- "Cuán inútiles y predecibles son los débiles. Creen que por conocer el terreno ya dominan la situación... Sí, eso creen. Pues bien, yo dejaré que lo sigan pensando. Cuando conocen la verdad, ya es demasiado tarde."

Sus pensamientos pasaron rápidamente por los escasos segundos que duró el combate. Un leve gesto con las manos, un breve cántico y una certera descarga de energía acabó con sus indignos oponentes.

"Mmmm, el de las espadas sólo quedó paralizado, tuve que cercenarle el cuello con una de sus hojas" -sonrió- "pero su sangre me sirvió para maldecir el claro... y me servirá para algunos experimentos."
"Ingénuos, ¿acaso creían que podían atacarme por sorpresa? Estos estúpidos no entienden que si me detectaron fue porque quise que lo hicieran, porque no puedo evitar pasar por estos lares sin tomarme una pequeña venganza..." -se decía mientras seguía caminando por entre los árboles, próxima ya a los límites del bosque.- "Pero aún no es el momento, tengo otras prioridades que vengar, y otros asuntos en los que descargar mi ira... Todo a su tiempo, tengo furia para todos y cada uno de los que la merecen y ante todo, no tengo ninguna prisa por desperdiciarla... la venganza sabe mejor en frío, lentamente, sin pasiones que nublen la mente y te hagan vulnerable..."


Perdida en sus divagaciones, Dhayiznna se encontraba ya a pocos metros del borde del bosque.

"Pobres desgraciados, ellos no saben nada del verdadero poder, no saben controlar sus emociones -rió para sí- Mejor! Mi juego es más placentero."

Pór fín, tras varias jornadas de camino en el bosque, había llegado a la linde; a su derecha vislumbró el poco frecuentado sendero que se dirigía hacia el poblado. Lo tomó y se dirigió hacia la pequeña villa, mientras que su mente seguía ocupada en otras actividades.

"Bueno, este sitio es tan bueno como cualquier otro para comenzar." -murmuró para sí, y con un tono desafiante concluyó- "Puedo sentirte, querido, pronto nos encontraremos..."
El cyberespacio; ¿Es un espacio euclídeo?

Sandro

El hada cayó como alcanzada por una flecha. Sir Krall se agachó preocupado. La diminuta criatura se retorcía muerta de frío y con palabras entrecortadas dijo:

-Un gran mal se acerca a este bosque... Se encuentra en sus lindes...

El caballero se preocupó garndemente por que creía ya que aquel lugar era inexpugnable y sin embargo, alguna clase de siniestra oscuridad había llegado hasta su corazón.

-No puedo permitirlo. Tendré que luchar otro día.

-¡No lo hagas! ¡Aun no! ¡Sólo has pasado la primera de las pruebas!

-No hay tiempo ya para eso.


Y en un instante se levantó, desenvainó su espada y se marchó corriendo.
No podía imaginar siquiera el error que acababa de cometer.

Krall se encontraba solo entre mil árboles que le encerraban bajo un cielo que se había vuelto repentinamente negro, atrapado por una espesa neblizna que le cubría entero.

Una mujer sonrío. Pero nadie podía verla.

De súbito, cien despreciables monstruos voladores, demonios del mismo infierno, asaltaron al caballero por diestra y siniestra mas su espada era poderosa y su habilidad inigualable y ni uno sólo salió con vida del encuentro.

La doncella sonrío de nuevo. Y esta vez una diminuta gota de sangre recorrió sus colmillos y cayó en la tierra.

-Al fin, oh, mi eterno amante... Al fin podremos encontrarnos...

Y ante el guerrero no apareció bestia alguna, ni engendro aterrador, ningún rival que le amenazase con sus armas ni ningún hechicero conocedor de malas artes. Apareció la más bella de las mujeres. La hija de Karkes, Titiana. La princesa. Aquella a la cual había salvado y por culpa de aquello había caído en una trampa que le costó la patria.
La amaba tan profundamente. Ningún otro ser copaba su corazón como ella. Y toda razón desapareció de su mente.

¡Oh, triste Sir Krall! ¡Tan valiente caballero, tan poderoso adalid del bien! ¡El primero en miles de años en tocar un unicornio! ¡Aquel que podía haber salvado reinos enteros sólo con desearlo!

Engañado... Por la no-vida.
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...Y en lo más profundo del bosque Ylthina, el hada agonizaba, víctima no tanto de sus mortales heridas como del dolor de su corazón. La caída del héroe le había herido más que las flechas. Las lágrimas dolían más que la sangre.

Con las últimas fuerzas levanto la cabeza pare mirar hacia el sol que se colaba entre las copas de los árboles. El sol, generalmente alegre le deslumbró los ojos, pero no aclaró las sombras de su alma. Lloraba, presa de la impotencia, no sólo había perdido al héroe, la vida se escapaba y con ella la posibilidad de luchar contra la amenaza.

-¿porqué lloras pequeña?- preguntó una voz dulce que llenó todo el prado.

-He fallado...el héroe es un no-muerto...ahora nadie pasará las 3 pruebas...la profecía del héroe.

-Puede que la profecía fuera malinterpretada- indicó la voz. El hada alzó su mirada con sus últimas fuerzas y pudo ver a uno de los druidas venerables de pie junto al unicornio que aceptó  a Sir Krall- no debes partir aún.

El Druida indicó al unicornio que que se acercará a la muchacha. Le acarició con su frágil mano y sintió que las fuerzas volvían. Las heridas se cerraron...hoy no iba a morir.

-Pero ¿Y el héroe?...

-No es a mi a quién debes hacer esa pregunta. Acompáñame, hablaremos con los árboles más ancianos de bosque...

Sandro

Darusor se protegía con su capa de la lluvia. De repente alguien vino por detrás y lo empujó. Aunque se asustó bastante no tardó en descubrir que no era un enemigo, sino tan solo un imbécil.

-¡Malditos sean estos bárbaros!- Dijo irritado.

Nunca había salido de la seguridad de su gran torre. Y ahora estaba allí, asqueado, atrapado en la escoria y rodeado de vándalos y fugitivos. Al principio fue sólo una lágrima de rabia pero pronto empezó a llorar desconsoladamente. Su maestro era el único padre que conocía y jamás lo volvería a ver.

Se levantó. Después de todo tarde o temprano tendría que hacerlo. A lo lejos vio una posada "Que oportuno" pensó.

El sitio era de todo menos acojedor y estaba a rebosar de esa gente que tanto detestaba Darusor. Al ver la calaña que allí se reunia ocultó bajo su capa muy acertadamente su elegante túnica de mago y agarró con fuerza la bolsa donde guardaba el oro y el manuscrito.

Como no iba a detenerse en batallar contra cien borrachos por una jarra sucia de cerveza fue directamente a las habitaciones.

-¡Eh, tu!- Oyó detrás de él -¿Adonde crees que vas?

Era el posadero.

-Quiero una cama. Tengo dinero.- Respondió friamente.

El posadero esperó hasta que Darusor le mostró tres piezas de oro. Se acercó a él, las miró y agarró una de inmediato.

-Seguidme buen señor.

Darusor no se fiaba mucho del posadero asi que me mantuvo en guardia pero al fin lo único que hizo fue acompañarlo hasta una habitación muy pequeña y sencilla, con una cama, una ventana y un orinal en una esquina.

-Muchas gracias- Dijo, aunque en realidad querría haber dicho -Que asco...

-Espero que la estancia sea de su agrado

Darusor cerró la puerta y la ventana y se acostó.
"Bueno, mañana no puede ser mucho peor"
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...El joven mago dio innumerables vueltas en su incómodo lecho, incapaz de conciliar el sueño. Y cuando lo estaba consiguien alguien aporreó la puerta con fuerza. El corazón se puso a mil por hora, se levantó en el momento en que el visitante misterioso golpeó la puerta con tanta fuerza que la arrancó de sus goznes.

-¿Qué quereis?- preguntó Darusor asuistado.--

-Sois un mago muy buscado jovencito- contestó el visitante, uno de aquellos bárbaros, alto delgado, mejor aseado que la media y con cierta nobleza bajo su ropa innoble, compuesta por pieles mal confeccionadas un pantalón de malla y un casco abollado.

-¡Insisto! ¿Qué quereis?

-Salvaros la vida muchacho. No sé quien sois, ni por qué sois tan importante pero debéis acompañarme.

-¡No os entiendo bárbaro!

- Hay una vampiresa preguntando por vos abajo en la taberna. El tabernero no se ha dado cuenta de su condición, pero yo si. Algo quiere de vos, los vampiros no se rebajan a hablar con la chusma si no es por una mala razón. ¡Vestíos! No tenemos toda la noche.

Darusor, que se había acostado vestido por si tenía que huir cogió su capa y sus cosas y acompañó al desconocido a la ventana. Era consciente de que podía ser una trampa, pero en el fondo confíaba en aquel hombre. Además la historia de la vampiresa era coherente con los sucesos del castillo.

Mientras, muy lejos de alli, en los densos bosques del norte tenía lugar una peculiar reaunión. Uno de los árboles ancianos miraba con su habitual tranquilidad y su aire reflexivo a Ylthina, el hada que eludió la muerte.

-Siento mucha tristeza en ti. Casi desesperanza.

-He fallado maestro. Encontré al héroe de la profecía y le perdí. Se entregó a una no-muerta y ahora es uno de ellos..

-La profecía dices. Las profecías no existen. Cada uno es dueño de su propio destino.

-Pero era el héroe señor. Tocó al unicornio.

-En mil años nadie lo había conseguido y en un día lo consiguen dos- indicó el árbol.

-Yo...yo también le toqué. Yo también he pasado la prueba. Pero yo no soy el héroe.

-Eso no lo sabes. Tocaste al unicornio, estás compartiendo sabiduría con los árboles venerables...

-...¡Pero yo no puedo encontrar al dragón esmeralda!

- Esa es la prueba que te falta. Eres dueña de tu destino. Sabes donde debes ir, sólo te queda decidir si irás. Mi pequeña Ylthana, tal vez no interprestate bien la profecía.

La paciencia infinita es una de las mejores virtudes de la muerte. Los acontecimientos seguían un curso favorable a sus designios. Sandro hubiera estado satisfecho de haber podido tener sentimientos. Lucretia estaba sobre la pista de Darusor. Tatiana, la nueva vampiresa, había atraído a Sir Krall a sus filas. Lord Karkes masacraba a su propio pueblo, con su ejército humano, incrementando cada día más el ejército oculto de los no-muertos. Pronto llegaría el momento de avanzar un poco más en su estrategia...

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...Darusor y Terek, que así se llamaba el desconocido, salieron de la posada por la ventana. Se dejaron caer hasta el callejón trasero y corrieron hasta las caballerizas para hacerse con dos monturas de refresco. Terek guió al muchacho hacia el sudoeste. Hacia la Cordillera Yerma.

-¡Este no es el camino!- exclamó Darusor- debemos ir hacia el sur.

-¡No lo dudo muchacho! Pero para reunirte con los hechiceros es imprescindible que primero conserves la vida.

Darusor no contestó, se limitó a seguir al bárbaro hacia las montañas. El terreno era muy escarpado, pero el bárbaro parecía conocer a la perfección todos los pasos, valles y gargantas. Al final llegaron hasta un enorme valle, al fondo una espectacular construcción de madera y piedra a modo de fortaleza, de aspecto rústico pero de gran solidez.

-¡Kreulog!- la capital de los reinos bárbaros- aquí estarás a salvo muchacho.

Darusor estaba impresionado. Los llanos del valle estaban llenos de campos de labranza y chozas hebitadas por extrañas criaturas humaniodes que pudo identificar gracias a sus estudios. Goblins, hobgoblins y orcos. De vez en cuando veía alguna criatura algo mayor, Ogros. Más se sorprendió cuando vió aparecer un grupo de orcos ataviados con armadura, aunque lo más sorprendente fue el gigantesco Behemoth que les acompañaba, dócil como si fuera una mascota o tal vez un soldado más. Darusor vio dos más de estas enormes criaturas custodiando la puerta de la fortaleza. Un grupo de monstruos alados sobrevolaban el cielo, wyverns, domados por los más intrépidos orcos del ejército.

-¡Creí, creí...!

-Qué nos habíamos extinguido tras la guerra...- completó Terek- no muchacho, no. Seguimos vivos, y como ves dispuestos a recuperar nuestro antiguo esplendor. Acampañame, iremos a ver a Thrall, el líder orco. Quiere hablar contigo.

Darusor se sintió inquieto. Aquello podía ser una trampa. Podía confiar en un bárbaro humano como Terek, pero un líder orco era otra historia...

Mientras, al pie de las montañas, Lucretia reunía a su ejército. Más de mil esqueletos creados tras las masacres de Lord Karkes. Reforzados por un numeroso grupo de vampiros y algunos espectros.  Todos en silencio, no necesitaban gritar, cantar o tocar tambores para aumentar su moral. No tenían moral, sólo su determinación para ganar la batalla. Lucretia miró al cielo y ella sí que se permitió una sonrisa, residuo de su antigua naturaleza humana. Varias sombras rompieron la oscuridad volando rápidas como flechas, el gran orgullo del ejércityo de las tinieblas, los dragones espectrales estaban dispuestos...

La batalla de la cordillera Yerma estaba a punto de comenzar.

rasdel

Derusor siguió a Terek por un corredor enorme, grandes columnas sostenían un techo adornado con imagenes de poderosos guerreros bárbaros. Caminaban sobre una alfombra amarronada con adornos dorados en sus bordes que los llevo hacía el final del corredor donde en un trono enorme se posaba Thrall, el lider orco, quién estaba acompañado por dos enormes y fuertes bárbaros uno a cada lado de su trono.

-Ya era hora... pensamos que los no-muertos ya te habían eliminado- dijo Thrall con una voz seca y un tanto amargada.

-No mi señor, no tuvieron exito, he aqui Derusor, el guardían del manuscrito-las palabras de Terek sonaron raras en la cabeza del joven hechicero quien no sabía que estaba pasando.

-Entonces... te han seguido??-dijo Thrall dirijiendose a Terek quien estaba arrodillado a los pies de su trono.

-Lo dudo mi señor... pero no puedo asegurarlo, los no-muertos no son de fiar, y en el pasado han demostrado ser más inteligentes de lo que pensabamos... no me extrañaría que nos encontrarán pronto... no hay tiempo que perder.- lenvantando su mirada Terek miro al poderoso Thrall quién preocupado hizo una seña a sus guardias, quienes enseguida salieron del amplio salón.

-Joven Derusor... sabía que este momento iba a llegar... me han informado que Allamar a caido, no te sientás mal por eso... lucho y murió como un verdadero guerrero y pocos tenemos esa oportunidad- Derusor se sorprendió al escuchar al orco, nunca había oido hablar a un orco de forma tan elocuente, no tardo en darse cuenta de que este no era un simple orco, Thrall continuo-Eres el último sobreviviente de tu Torre... los que atacaron no eran más que el principio de la caida de tu hogar... los no-muertos no tardaron en llegar con sus tropas para "reclutar" nuevos guerreros... Malditos sean!!! Es por eso que ningún bárbaro puede darse el lujo de morir bajo una de sus espadas... pero pronto llegará la hora de nuestra venganza...- las palabras de Thrall provocaron un frío vacio en el corazón del joven quién sintió como su vida había sido robada de sus manos, ahora estaba sólo. Había pasado toda su vida en esa torre y ahora todos sus seres queridos y amigos no eran más que una recuerdo en su mente.

-Ese manuscrito que posees...-tomó una pausa al notar como el Derusor casi salto al escuchar sus palabras-Acaso, pensaste que no lo sabía?... hace tiempo que los bárbaros sabemos de la existencía del manuscrito... pocos lo saben. Lo hemos guardado en secreto, porque sabíamos que este momento llegaría... Se dice que un día, la oscuridad tomará control en estas tierras, los muertos caminarán una vez más por las calles y poblados trayendo consigo su reinado de muerte y destrucción... y la salvación, estará en manos de unos pocos valientes que no se rendiran, esas fueron las palabras que han sido pasadas durante generaciones. Ahora, tu eres el guardían del manuscrito, debes protegerlo con tu vida... el día que los no-muertos lo consigan, será el día donde los vivos, dejarán de existir...- los ojos del orco reflejaban una ira hacia los no-muertos que Derusor sintió enseguida, no le costó reconocerla, ya que él sentía exactamente lo mismo...

De repente un fuerte sonido retumbo en la sala...

-El Cuerno de Armath!!!-dijo Terek incorporandose y desenvainando su enorme espada...

-Como puede ser... tan rápido?... No hay tiempo que perder... los no-muertos han llegado... GUARDIAS!!!-gritó el poderoso orco mientras con ambas manos levantaba un hacha doble que estaba posada al lado de su trono...

-No muertos??, No! Otra vez no!!... Vamos a morir!!...-digo el joven aprendiz que a pesar del odio que sentía estaba aterrado ya que no quería pasar denuevo por lo mismo...

-Morir?? Sólo moriras si esa es tu voluntad, mi pequeño amigo. Un guerrero es dueño y amo de su destino, deja que esta espada refleje tu ira-Thrall entrego al joven una liviana pero afilada espada y continuo-- Pelea por Allamar y el resto de los caidos, vengalos... no temas a los no-muertos, no son más que un montón de huesos-el lider orco sonaba más como un rey humano de antaño que la bestia verde que se reflejaba en los ojos del joven hechicero, y sus palabras lo llenaron de una fortaleza que lo tranquilizo, Derusor quería combatir pero no sabía como lo haría con la espada que le acababan de entregar.

-Pero yo soy sólo un aprendíz, no se como usar esta espada...-dijo el joven preocupado mientras probaba lanzando estocadas, la espada parecía ser sumamente ligera... y apesar de no saber usarla, parecía sentirse comodo con esta...

-Aprendíz?... tus días de aprendíz terminaron el día que tu torre fue atacada... tus días de guerrero empiezan hoy!... no te preocupes, cuando empiece el combate, la espada pareserá tener vida propia... sólo debes permitir que ella tome el control... hoy aprenderás a luchar, pero no olvides lo que te fue enseñado en aquella torre mágica, te servirá en un futuro, lo presiento... - dijo Thrall mientras guiaba a Derusor y Terek fuera del salón del trono para proteger la muralla... el combate se avecinaba... y las fuerzas bárbaras ya estaban prontas para enfrentarlo...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Sandro

La batalla sin duda se acercaba. No podían ver nada pero a lo largo de la oscuridad del pasillo pero el golpe de los aceros era música inconfundible.

El asedio no duró mas de dos horas ya que muy pronto al muralla fue superada, pero aun con todo para Darusor cada minuto parecía durar días.

Los heroícos comabtientes estaban, al menos de momento, muy lejos de la acción, pero sólo prestando atención, casi se veía el valor en cada grito, la sangre de los bravos guerreros derramarse en cada agonía, aterradores combates entre estertores y sonidos metálicos y las chispas que saltaban cada vez que un escudo detenía un filo.

Pero cuando el horror en verdad invadió a Darusor fue cuando todo aquel ensordecedor ruido cambió y fue sustituido por gritos de guerra. Y en los paganos cánticos veía ahora su propia muerte... Pero pronto recordó las palabras del valeroso guerrero que le acompañaba ahora: "Un guerrero es dueño y amo de su destino, deja que esta espada refleje tu ira". Y ahora mismo tenía mucha ira contenida en sí.

La estancia no tardó en inundarse de enemigos... Y sus enemigos no eran esqueletos andantes, murciélagos de las tinieblas o almas en pena sino Orcos, criaturas viles que reflejaban sangre en sus ojos, venganza en sus colmillos, de aspecto repulsivo y fuertes brazos, armas primitivas pero rotundamente letales y movimientos seguros e implacables.

Thrall se prepararó para esta lucha encarnizada: Ellos dos y un flaco muchacho contra toda una legión de enemigos. Le encantaba. Y aunque ahora os resulte extraño os aseguro que no tenía la menor intención de perder.  

Él no era uno de ellos. Era un hombre. O lo habia sido al menos. Y no podía soportar verse con ese aspecto. Se detestaba. Su amyor sueño y deseo era morir como el gran Rey que fue y no como un monstruo ermitaño. Pocos creían en él pero aun así tenía partidarios en muchos lugares y podía permitirse perder muchas batallas... Por que muchas había ganado ya y, ciertamente, más esperaba vencer.

Darusor no soportó otro segundo de incertidumbre y, contra todo pronóstico fue él y no otro el que comenzo el combate. Sin temor, sin piedad. Él creía en su propio destino e iba a demostrarlo. No sabía nada del pasado de Thrall, de que no siempre tuvo ese nombre pero confiaba en él e hizo bien en confiar.

Y la violencia estalló como un relámpago sobre la campiña: Aquello no era simplemente una escaramuza sino la mayor prueba a la que el aprendiz, antes de mago y ahora de soldado, se había enfrentado jamás....
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La filosa espada de Darusor arremetió contra uno de los orcos quien no tardó en detener el golpe casi sin esfuerzo para luego tirar al joven por los aires. Darusor golpeo el piso bruscamente y con un rápido movimiento de cabeza no pudo evitar ver a Thrall y Terek despachando orcos a diestra y siniestra. Parecían verdaderos heroes, rodeados y aún así sin un sólo rasguño mientras los cuerpos enemigos no hacían más que acumularse a sus pies. A pesar de alegrarse por estar acompañado por 2 espectaculares guerreros con alta experiencia en combate, el joven no tardó en notar que el orco venía por él, la asquerosa bestia venía a clamar su victoria...

-Jejeje, eres patético humano... quién iba a pensar que un jovencito de tu porte iba a tener la agallas para atacar a un orco como yo... Me das lastima!... un aprendiz de mago nunca será un rival para un guerrero orco!!!-dijo el orco mientras levantaba su espada para terminar con el joven muchacho que parecía estar perdido...

"WOOOSSHHHHHH", el fuerte sonido que pareció cortar el mismo viento fue seguido por un agudo dolor, un chorro de sangre se esparció por el piso y el cuerpo cayó... Al mismo tiempo que Darusor se levanto firmemente, su espada ahora estaba empapada con sangre negra como la noche, y el orco se desangraba mientras parecía luchar por un último respiro...

-Aprendiz??... no estabas luchando con un simple aprendiz de mago... ya no soy un aprendiz... pero tampoco soy un guerrero aún... ambos caminos se han unido y yo soy el resultado... ni uno ni otro, sino ambos, soy el nuevo Guardían del Manuscrito de Almuth... mi espada reflejará mi ira y mi magia mi pasión... malditos sean todos ustedes y sus amos!!... estás tierras no tendrán el destino que ustedes tienen planeado... no mientras yo viva!!!-entonó con seriedad mientras miraba a su primera victima.

Aferrando fuertemente su espada se avalancho hacía donde estaban sus otros 2 compañeros. Sus ojos parecían estar en llamas, no podía pensar en otra cosa que no fuera su estimado maestro Allamar, sus compañeros y amigos, y todos aquellos con quienes había vivido en su hogar... o mejor dicho, aquel lugar que una vez llamó hogar... lo que provocó una ira interna tan grande que parecía emanar de su ser.

De sus ojos volaban pequeños diamantes en forma de lagrimas que parecían iluminar por instantes lo que ahora era un oscuro rostro llenó de odio y desprecio. Derusor lanzó estocadas reclamando las vidas de las viles criaturas y una a una fueron cayendo a sus pies.

A pesar de la oposición que Thrall, Terek y Derusor estaban imponiendo el enemigo era muy numeroso y ellos sabían que no lograrían salir vivos de esta a menos que sucediera un milagro...
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Como un interminable ejercito de hormigas los orcos seguían saliendo de todos lados. Los cadaveres eran incontables, pero aún quedaban muchos más y los 3 valientes comenzaban a cansarse.

Justo cuando pensarón que todo había acabado el aire trajo un sonido extraño. Al mirar al cielo todos los combatientes observaron como 3 enormes aves caían en picada hacía la muralla. Una lluvía de flechas orcas fueron lanzadas hacia las bellisimas criaturas que sin dudar mantuvieron su veloz marcha a lo que parecía una muerte segura. Justo cuando las flechas parecían que iban a tocarlas, de la nada, cada una fue envuelta una llamarada de fuego. Los 3 meteoritos, o al menos eso es lo que parecían pasaron por la lluvía de flechas las cuales desaparecerian antes de poder tocar a las majestuosas aves. El calor que emanaba de las bestias era tal que sólo con pasar por ensima de el ejercito de orcos, se escuchaban gritos de dolor y sufrimiento. Los pocos orcos que pudieron intentaron escapar pero una lluvía de flechas los baño en su propia sangre.

Todo parecía haber terminado, los atacantes habían sido eliminados hasta el último orco. Derusor estaba más que alegre al notar que los enemigos ya no eran un problema, pero tanto Thrall como Terek estaban aún más preocupados, ya que no sabían quienes los habían ayudado, ni si realmente eran aliados, o enemigos que los querían con vida.

Los tres caminaron entre los cuerpos de orcos y bárbaros caidos. La batalla había sido brutal, el olor a sangre llenaba el aire. Terek no tardó en levantar su espada, pero no la envainó, ya que presenciaba que aún estaba en peligro. Al llegar al portón principal tanto Thrall como Terek se preocuparon al notar que estaban rodeados nuevamente. Un pequeño pero desafiante grupo de elfos estaba apuntandoles sus arcos.

-Dejenlo ir si quieren vivir!!! Liberen al Guardían o serán eliminados!!!-dijo el elfo a la cabeza del grupo.

-No deje que mi apariencia te engane, Elfo, no soy un orco... al menos, yo no como los que atacaron. Y no somos enemigos, sólo estamos aquí para ayudar al joven, mi nombre es Th...- antes de poder terminar de introducirse una flecha se enterró en la tierra a sus pies.

-Eso fue una advertencía, la proxima será tu fin!... Dejenlo ir, o enfrentense a las consecuancias!!!-mirando seríamente a Thrall el elfo preparó otra flecha.

Derusor estaba congelado, pero sabía que sólo él podía prevenir la catastrofe que estaba apunto de ocurrir. Juntado coraje dió un paso al frente y con una reverencía se presentó ante el grupo de elfos.

-Mi señor, mi nombre es Derusor, Guardían del Manuscrito de Almuth. Agradesco su intervención, pero porfavor, no lastime a estos bárbaros... ellos lucharon valientemente para protegerme y vienen conmigo. Sus nombres son Terek y Thrall señor de este lugr. Perdonenles la vida, ya que si no fuera por ellos, probablemente yo estaría muerto y el manuscrito en manos de los enemigos-dijo Derusor tratando de mantener la calma mientras aclaraba la situación.

Al escuchar el nombre de Thrall en elfo enseguida hizo un movimiento en con su mano, y el pequeño grupo bajo los arcos, mientras el capitan se presentó.

-Mi nombre es Daeron, Capitan de este escuadron... pido disculpas, mi señor... no sabía que era usted. Veo que la leyenda es verdadera... realmente es un orco. Con su permiso, se me ordenó buscar al Guardían para llevarlo antes mis superiores, los Druidas de Erolan, el Bosque Encantado. Si me permiten será un honor escoltarlos en el viaje- al terminar sus palabras señalo el camino a seguir.

-Erolan??... Pensé que no se permitía a extraños en ese bosque. Dicen que está muy bien protegido, y que quienes entrán sin ser invitados no logran salir-dijo Terek sorprendido al escuchar el nombre de su destino.

-Si, eso se dice... pero ustedes no tienen que temer, sólo se ataca a posibles amenazas. Además, si las palabras del joven Derusor son ciertas, ustedes han luchado valientemente, y serán bienvenidos en mis tierras. Apresurense... no es lejos de aquí, pero no hay tiempo que perder- al decir estás palabras Daeron se dirigió al frente para guiar al grupo.

Los tres sobrevivientes siguieron a los elfos, emprendiendo camino hacía el Bosque Encantado de Erolan sin saber que les esperaría allí.
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--

Sandro

Sin emabrgo no se podía decir que hubiesen tenido una victoria compelta: Practicamente todos los simpatizantes de Thrall habían sido brutalmente asesinados por los pérfidos orcos.

Los cuerpos se amontonaban sin sepultura y el hedor era terrible, un hedor que se extendía muchas millas así como los tétricos rios de sangre bajaban por la colina.

Y asi la marcha continuó, a traves de rios y sierra, un gran ejército se abria paso sin oposición hasta el místico Bosque Encantado. Todo esto superaba a Derusor. Lo superaba sin duda. No sabía como habia podido llegar hasta ahí y como era posible que hubiese tanto en juego.

-Mi señor- Dijo una vez al líder de los elfos

-Vos no me hableis en esos térmitos, Derusor, sois El Guardian...

-A eso me refería.... Mi Maestro, el buen Allamar me ordenó destruir este temible artefacto y dijo que el tiempo se agotaba... Incluso me dio el nombre de un lugar...

De repente Daeron se detuvo en seco.

-¿No lo has entendido verdad? No se trata de cualquier pergamino mohoso, el poder de los conjuros que contuvo Almuth en el pasado es tan grande como el mundo entero. La posibilidad que acabas de mencionar no quiero que vuelva siquiera a pasarse de nuevo por tu mente.

Y ya no hablaron mas.

"Esto no es buena idea" se repetía el buen Derusor "No lo és".

Las gentes lanzaban vítores al paso de los elfos como si llevasen esperándolos estaciones enteras y siempre conseguían alojamiento y provisiones sin tener que pagar nada.

Mas mucho quedaba todavía para llegar... Y allí, esperándolos en el trono de hojas y ramas, no se sentaba un rey altivo ni un anciano venerable sino la mas hermosa y fragil de las hadas, que aunque preocupada, mantenía esperanzas en la victoria del Bien. Por que ella representaba hoy al Bien... y su enemigo era sin duda El Mal... ¿No?

Y Sandro no era ciego... Poseía miles de ojos. Ojos en lugares inpensables. El malvado no tardó en conocer el resultado de la batalla que tuvo lugar en La Fortaleza de Geruk (que asi se llamaba el lugar) y los rumores de que había sido el poder del manuscrito lo que le había dado fuerzas a los defensores....

-¡Inadmisible! ¡Morirán! ¡Morirán todos!

-Por supuesto, Milord, pero la idea es que seais vos quien acabe con ellos.

-Ahora no, Lucrecia, la situación es crítica. Muchos se han aliado contra mi y el gran Poder que iba a obtener cada día parece separarse más. He conseguido cientos de pequeñas victorias los últimos días más la mayor de todas me resulta lejana y compleja ¡Como yo, Sandro, Señor de la mas profunda Tiniebla, se ve en esta encrucijada!

-Cierto es todo aquello, Sandro, pero tambien tenéis un nuevo aliado...

Y Sandro, que era astuto y temible, no rió aún y decidió preparar colosal ejército pero no para detener el avance elfo, eso habría sido Obvio, impropio de él, un fracaso asegurado, sino para tomar las ciudades fronterizas: Pronto tendría control sobre los Señores de Las Bestias del Noroeste, los Hombres Corruptos del Sur y, por supuesto, sobre los Orcos del Norte que una derrota tan grande habían sufrido. Y para comandar al ejército mando a aquel que había sido Campeón de sus adversarios y hoy era el suyo propio....   [/i]
\"Yo soy Sandro, el Archilich. Hazte a un lado si aprecias tu vida\"

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rasdel

:huh: soy yo o el relato se está poniendo un tanto lento??  :confused:  Ahora que me pongo a escribir, el resto ya no lo hace  :bangin: ...



-Adelante, Valientes-dijo una voz tan más tierna que calentaba el corazón y tranquilizaba el alma.

Enseguida los tres compañeros se arrodillaron ante el trono. Tanto Thrall como Terek mantuvieron la mirada gacha pero Derusor quien era un poco más impaciente e impertinente no pudo evitar tomar la palabra.

-Un hada?... Debo admitir que esperaba un rey elfo mi señora, perdón por ser tan imprudente-dijo Darusor disculpandose por su comportamiento.

-Nada de eso, creeme cuando te digo que yo estoy tan sorprendida como tu. Tu debes ser Darusor Guardían del Manuscrito de Almuth, no es así... si, se que lo es, se te ve en la mirada. Mi nombre es Ylthina, y parece que como tu he recibido un título de gran peso estos últimos días. Pero este reconocimiento, también nos ha traido una gran responsabilidad. Sabes de la profecía joven Darusor??- dijo Ylthina mirando al joven quien enseguida levantó la mirada.

-Si mi señora, pero mi maestro, me ha dado la orden de destruir este manuscrito, su poder es demasiado, y no debería tomarse a la ligera... no es nuestra arma, sino nuestra perdición!-Darusor se levanto, sus palabras habían empezado un murmullo en cada boca presente, el sonido iba subiendo hasta que poco se lograba oir, parecía que los habitantes del bosque no estaban de acuerdo con la destrucción del manuscrito.

De repente, un destello de luz apareció y todo quedó en silencio. A un lado del trono Daeron, bajó su mano de la cual había salido tal destello, para pararse frente del joven con una mirada de satisfacción. Daeron no entendía pero no tardó en darse cuenta que este no era un simple elfo, sino que era respetado por toda esta gente, no era un simple habitante era más bien un simbolo de esta nación.

-Terco como el resto!-Entonó con fuerza, y el chiste que ninguno de los tres había entendido, hizo reir al resto de los elfos y hadas presentes.

-Cada mil años un guardían se levanta de entre los mortales, cada mil años se recibe la responsabilidad de cuidar este manuscrito, y cada mil años debemos explicar la misma historia-explico el Elfo posando su mano sobre el hombro de Derusor quien parecía estar confundido.

-Esa lengua escrita en el manuscrito no es una lengua común... este manuscrito no es uno maligno, sino es un manuscrito que posee tanto bien, como mal... como la vida misma tiene sus momentos buenos y malos, también los tiene este artefacto. Por un lado, puede dar vida y luz eterna, por el otro puede dar muerte y oscuridad. Está lengua de la que hablo es la Maskhlukmandar, no creo que puedas pronunciarla, pocos pueden. Es un lengua ancestral, quizás tanto como nosotros, y todo en ella tiene una doble interpretación. Acaso crees que si el destino de este manuscrito hubiera sido su destrucción, este estaría intacto por tanto tiempo. Allamar temió toda su vida que este poder llegará a las manos del mal... es por eso que te dió esa orden. Pero recuerda, tu eres el guardían... y tu misión es protegerlo, no destruirlo-El elfo dió un paso atras y comenzó a recitar parte de la vieja profecía.

Y cuando todo paresca estar en penumbra él, con su ilimitado poder y conocimiento, se alzará sobre el mal, y su iluminada mano obtendrá la victoria, porque es él y tan sólo él puede comprender los simbolos acenstrales, y así lograr la ilumunación. Él es el guardían y no sólo de las letras sagradas sino de la vida misma.

-Ese eres tu... sólo tu puedes ver la verdad escrita en esas palabras... sólo tu puedes alcanzar la iluminación, el conociemiento pleno... lee el texto... leelo y sabrás que es correcto. El conociemiento y la escencia de cada guardían están guardadas en ese manuscrito, leelo y verás a lo que me refiero-Derusor volvió a su posición inicial a un lado del trono de Ylthina.

Lentamente Derusor tomó el manuscrito que estaba en su bolso, rompió el sello con cuidado y lo abrió. Estaba vacio! No había ninguna letra en él, que era esto? Algún tipo de broma? El joven no entendía que estaba pasando pero antes de que pudiera responderse la respuesta apareció delante de sus ojos. De la nada comenzarón a aparecer simbolos, que para su sorpresa podía entender, a pesar de ser la primera vez que los veía, cada vez que sus ojos pasaban por uno de ellos este se prendía en una luz incandescente. Derusor continuó su lectura hasta el final, para entender el porque de su misión, él era el guardían y como las palabras del elfo lo decían, no lo era solamente de este manuscrito que tenía en sus manos, sino de la vida misma, y mientras exista el mal, el Guardían de Almuth estará presente para preservar la vida. Del manuscrito emanaba una luz que parecía iluminar el bosque, todos los presentes se sentían llenos de vida y con esperanza de que lograrían vencer las fuerzas del mal. Thrall y Terek estaban boquiabiertos, nunca habían presenciado algo similar, un poder tan pleno, tan puro.

Los simbolos comenzaron a resbalarse como agua, cada uno se escurrió por los brazos del joven cada uno fue tomando una posición en el cuerpo, como tatuajes de luz fueron llenando a Derusor ilumunandolo como un ser divino. Las sagradas palabras finalmente se apagaron y quedaron impresas en la piel del guardian.

-Finalmente! El guarían a sido elegido!! Aún hay esperanza!!!-las palabras de Ylthina fueron seguidas por aplausos y gritos de alegría.

-Hoy festejamos, pues mañana hemos de partir hacia Tirlandir, ciudad de magos. El viaje no será corto, pero allí nos espera un viejo amigo mio que se nos unirá en nuestra misión y ahí sabremos el paradero del Dragón Esmeralda, y Ylthina cumplirá la profecía-Daeron parecía haber cambiado, ya no tenía el ceño fruncido, parecía que estaba más tranquilo.

-Perdónen que interrumpa, pero no puedo festejar, todos aquellos que una vez siguieron mis palabras han caido... se que murieron por una causa más grande y que se les será recordado, pero mi pena es muy grande como para festejar-Thrall se levantó y se retiró del claro.

-Thrall, mi señor-las palabras de Derusor provocarón que el orco se diera vuelta-No todo está perdido, te doy mi palabra, he visto lo que fue y lo que será, el conocimiento y experiencia de aquellos que una vez portaron el nombre de guardían ahora forma parte de mi. Vovlerás a tu gloria, aquella que te fue arrebatada hace tiempo... volverás a tu verdadera forma, pero no aún... en tiempo sabrás y entederás que esos valientes que ahora parecen sólo ser parte del olvido, no pelearon por mi, sino por su rey, aquel que lucho y sangro por su gente. Ellos te hubieran seguido al mismisimo infierno, pero volverás a verlos, descanza, mañana partiremos a Tirlandir y me encantaría que tanto Terek como tu me acompañacen-Thrall no podía creer que este era el mismo muchacho con el que lucho hacía menos de un día. A pesar de su joven rostro parecía haber madurado de repente. Thrall movió su cabeza en signo de aceptación y se retiró del claro, Terek siguió a su señor y ambos se perdieron entre las ramas y arbustos.

El día llegó iluminando cada árbol y cada hoja en la zona. Los rayos de sol penetraban por cada espacio como agujas de alegría, las hadas volaban y de a poco Derusor abrió sus ojos. Caminó entre las criaturas del bosque para llegar a Daeron quien preparaba unos caballos.

-Buen día Guardían, espero que hallas descanzado, nos espera una largo viaje-dijo el capitán elfo mientras encillaba uno de los caballos.

-Si, lo se. Ayer no te pregunté pero como es que un arquero es capaz de saber ese tipo de magia... esa luz que creaste, nunca había visto a un arquero tener ese tipo de conocimiento-Derusor pregunto mientras miraba al horizonte, que aún ocultaba parte del sol.

-Veo que has vuelto a ser tu nuevamente... la iluminación provoca un golpe de conocimiento tan fuerte que el elegido parece ser otro durante las primeras horas. Me alegro, que hayas logrado asimilarlo todo. Con respecto a mi magía, debes saber que no soy simplemente un arquero... no sólo soy elfo lo que significa que tengo conociemientos en hechizos basicos de curación, sino que también soy un arquero arcano. He recorrido estas tierras lo suficiente como para aprender sobre los beneficios de la magia arcana, mis hechizos son poderosos, no tanto como los de un mago... pero me ayudan en combate, de está forma no sólo puedo entonar hechizos en mis flechas sino que he llegado a crear flechas de diferentes materiales de la nada. Es bastante util y me ha salvado la vida más de una vez. Todo se lo debo a Warren, el viejo amigo del que tanto te hablo, es él quien nos espera y nos guiará hasta el Dragon Esmeralda. Ahora ve a buscar al resto, mientras termino con estos caballos-dijo Derusor apuntando hacía su derecha, a los lejos Thrall, Terek y Ylthina estaban sentados a la sombra de un árbol.

-Ya es hora... -dijo Derusor mirando a sus compañeros, Ylthina enseguida voló al hombro del joven y con su pequeña mano señalo a los caballos junto a Daeron que ya estaban listos.

-Es hora de partir, mi señor...-dijo Terek mirando a Thrall quien enseguida se levanto.

-Que esta sea la última vez que me dices "señor"... de ahora no soy más que un igual... tu eres mi mejor alumno, desde pequeño te enseñe sobre el combate, y ahora eres el último de los que una vez vió mi verdadero rostro... El útlimo sobreviviente de aquel lugar que una vez llamamos hogar. Ya no eres un simple guerrero bárbaro, eres el campeón de Kreulog-dijo Thrall tomando su hacha, mientras seguía a el resto hacía los caballos.

-Mi señ... Thrall, siempre te he considerado un hermano... haz cuidado de mi desde que tengo memoría, todo lo que soy te lo debo mi viejo amigo...-Terek se sentía orgulloso de ser parte de los Barbaros, y toda su vida había anelado ser tan poderoso y leal como Thrall, el simple hecho de que su propio rey le hablara de esa forma lo llenó de orgullo.

-Quién lo iba a pensar, bárbaros poniendose sentimentales... y eso que pensaba haber visto todo en estas tierras, veo que aún queda mucho por ver-la broma de Daeron provocó risas en el grupo. Parecía que se llevarían bien despues de todo, y así partieron del bosque hacía Tirlandir, la mistica ciudad de magos al norte de Braccada.

Un hada vuelta Heroina, un joven aprendiz vuelto Guardían, un rey bárbaro vuelto Leyenda, un capitán elfo vuelto Símbolo y un simple bárbaro vuelto Campeón se perdieron en el horizonte, su aventura recíen comenzaba...
--Efectos secundarios pueden incluir: sequedad de boca, náusea, vomitos, retención de agua, dolorosa picasón rectal, alucinación, demencia, psicosis, coma, muerte y mal aliento. La magia no es para cualquiera, consulte a su doctor antes de uso--