-He matado incontables bestias, de aquellas que nadie se atreve a mencionar, he viajado a lugares con los que muchos ni siquiera sueñan y he vencido batallas contra enemigos que nos superaban en proporción de cien a uno. Y así me lo pagais... ¡Cerdos! ¡Traidores! El más inmundo de los seres del infierno tiene mas honor que vosotros ¡Ratas! ¡Ratas inmundas!

-No fue elección nuestra Sir Krall, fue vuestra y de nadie más...

-Si el destierro es recompensa en estas tierras por salvar a la hija del rey ¡Que bajen los dioses y me lo expliquen! Por que yo no puedo comprenderlo.

-¡Basta! ¡El daño inflingido ha sido muy grande! ¡No trateis de engañarnos y menos de engañaros a vos mismo!

La ira de Sir Krall superó a la del mayor de los dragones pero sabía que no tenía nada que hacer: Su destino había sido ya escogido.
No esperó a que nadie le pusiera la mano encima y antes de eso, ya había subido a su caballo. El horizonte era ahora su hogar...

¿¿Nadie la continua?? Venga, que podéis poner lo que se os ocurra...

PD-> Si alguien escribe un nuevo fragmento, borraré este post para que no haga feo.

Podía haber puesto una sosa descripción de personajes pero este fragmento puede ser un inicio, sobre todo considerando que a partir de aqui cualquier cosa es posible, lo que implica retroceder en el tiempo o considerarlo un prólogo de escasa relevancia y ¡Es mas! En realidad no he explicado ABSOLUTAMENTE NADA de lo que esta pasando. Cualquiera puede llegar y decir lo que le de la gana ¡Imagination!
:bounce:

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Mi ejército de orcos os va a descuartizar si no seguís el relato.

Sandro lleva razón, su inicio es tan bueno como cualquier otro.  :profesor: De hecho comenzar así implica un cierto dinamismo al principio de la historia, que puede hacerle mucho bien, impidiendo que tediosas descripciones para la descripción del personaje o de los hechos "rechazen" al lector impaciente. Éstas encontrarán su sitio en episodios posteriores...

:roll1:  menudo coñazo puedo llegar a ser... :bangin:  

Bueno, yo intentaré continuar, pero por ahora ando falto de tiempo, en cuanto pueda lo haré, vaya la narración por donde vaya.

Saludos :cheers:

¡Bieeeeeen!

:medieval: -> :ranting:  Mi malvado (benigno, en realidad) archienemigo se pone furioso ante esta noticia

La ira de Sir Krall superó a la del mayor de los dragones pero sabía que no tenía nada que hacer: Su destino había sido ya escogido.
No esperó a que nadie le pusiera la mano encima y antes de eso, ya había subido a su caballo. El horizonte era ahora su hogar...

Bueno ya que nadie sigue sigo yo, a ver que pasa...

...Aunque en lo más profundo de su corazón sabía que algún día iba a volver.
Amaba su tierra, sus árboles, sus campos, sus tierras, sus montes, sus llanos...Pero también anhelaba su revancha.
Su pena no era justa, lo sabía, lo sentía. Rescató a la princesa y en pago por tan noble servicio tan sólo quedaba el castigo del destierro.
Y es que el rey envidiaba el valor y la fuerza  de Sir Krall. Pero sobre todo envidiaba y temía el cariño que el pueblo le tenía.
El monarca era un auténtico tirano. El rey Karkes III, "el grande" como quería llamarse, el "odiado" como le llamaba el pueblo.
Si, Sir Krall volvería, pero no hoy ni mañana...no, volvería como rey, a la cabeza de su ejército y con la misión de liberar al pueblo de su tiranía. Apretó el puño y se juró a si mismo que algún día derrocaría al tirano...
Pero de momento quedaba mirar adelante, espolear al caballo y empezar a de nuevo a buscar su fortuna...

Espero que os guste y a ver si seguimos

me encanta


-¡Por orden del rey se hace saber!- Dijo el pregonero -¡Que Sir Krall, el traidor, aquel que raptó a nuestra amada princesa, ha sido expulsado por siempre de estas tierras...!
De repente, una avalancha de verdura podrida, piedra e insultos cayó sobre él hasta que tuvo que marcharse, avergonzado. La gente lo sabía: La princesa no había sido raptada por Sir Krall, sino por los propios hombres del rey. El buen caballero los mató en justo combate sin saber nada y ahora era acusado. Ni todas las mentiras del mundo podrían ocultar algo que para todos era ya evidente.

Pero Karkes Rex no se dió por vencido y difundió testimonios falsos de gente que decía haber sido atacada por Sir Krall, rumores de violaciones y de un ejército de mercenarios que quemaba aldeas... Pronto el pueblo empezó a plantearse si ellos estaban equivocados y si lo que creían verdad era mentira y la mentira verdad hasta que el nombre del valeroso guerrero cayó en desgracia.

Mientras tanto, un joven aprendiz de mago trataba de llevar a cabo un sencillo sortilegio, levantar un vaso a dos palmos de la mesa...
[/i]

¿nadie más se anima?

...Lo consiguió. Su Maestro, Alamar, le miraba cmplacido, el joven estaba lleno de talento. Sabía que Darusor llegaría a ser un gran mago.

Los rumores sobre Sir Krall había surtido efecto. El pueblo fue olvidando al héroe, pero el rey Karkes seguía despertanto sentimientos de odio. No le querían. Y todo ese odio generaba un estado de rebelión permante. La gente se negaba a pagar los diezmos y algunos, los más valientes, se organizaron en una guerrilla cuyo objetivo era defender a los más débiles de los abusos de su señor.

Karkes era consciente de su impopularidad, lo había intentado todo, pero no funcionaba. La represión de su ejército no servía para subyugar al pueblo, es más cuanto más les oprimía más dispuestos parecían a rebelarse. Podía parecer que el reinado de Karkes III tocaba a su fin, pero el rey era ambicioso. Quería pasar a la historia. Quería reinar y someter a sus subditos para siempre. Y si eso requería medidas drásticas las tomaría.

Y esas medidas drásticas se encontraban en su despacho privado, en forma de figura encapachuda, completamente vestido de negro, ocultando un rostro que era mejor que no saliera a la luz. Sandro conocido como "el inmortal" el más temido de los nigromantes, había acudido a la llamada de Karkes. Dispuesto a escuchar el trato que el monarca le iba a proponer...

-Bien- Dijo el déspota -veo que has acudido. Vuestros servicios serán esenciales para...

De repente, una llamarada verde inundó la habitación y el rey cayó al suelo, se golpeó pateticamente con la pared y observó asombrado la negra figura que no había movido ni un sólo músculo (si es que psoeía alguno o era todo hueso como aparentaba).

-No os confudáis Oh, Karkes, "el grande" que ningún servicio os presto... Más bien sois vos quien me ayudaréis a mí... Se que tienes el Manuscrito.

El rey se levantó. Aunque aun estaba asustado, trató de esconder su cobardía tras un halo de orgullo que lo volvía totalmente ridículo.

-Lo tengo, si. Por eso os he convocado.

-Bien- Siguió el Nigromante -Pedid.

La sorpresa de Karkes fue suma, pero aun con todo, trató también de ocultarla "le tengo justo donde quería" pensó "Sandro ¡Ja! ¡Un hombre como cualquier otro".

-Mandaréis un pequeño contingente al pueblo de South Happerton. Deben ser suficientes para infundir temor pero YO ganaré la batalla...

Sandró lanzó una carcajada. Karkes no comprendió su significado pero, temeroso de su poder, decidió ser el primero en lanzar una advertencia.

-Ese manuscrito se encuentra a buen recaudo... Si por alguna razón, incumplis vuestra palabra, mandaré destruirlo.

Hubo un intenso silencio.

-Lo haré. Daos por complacido.

Karkes se asombró de su poder ¡Había doblegado Al Nigromante! No pudo contener una sonrisa, y muchos deseos de grandeza cruzaron su mente. Puede que este fuera el comienzo de una nueva era.

En otro lugar, Alamar miraba con preocupación el Manuscrito de Almuth, aquel que, según se cuenta, contiene los secretos paravolver el día noche y la noche día, el agua sangre y la sangre agua, aquel que contiene conocimientos que nadie debería conseguir jamás.
Alamar estaba preocupado. Su alumno no lo sabía pero ellos eran protectores de un gran poder. Debía destruirlo. Pero si lo hacía, sin duda el rey decapitaría al buen Darusor, eso lo había dejado bien claro.

-Que calamidad...- Se repitió una y otra vez -Que calamidad.

-...¡No lo entiendo, mi señor!- objetó Lucretia, la vampiresa- Por qué tenemos que someternos a los deseos de ese individuo tan patético.
-Lucretia, pequeña aprendiz- contestó Sandro con su vo lúgubre desde la inmensidad de su capucha- los no-muertos no tenemos ni honor, ni orgullo, sólo inteligencia para conseguir la victoria. deshecha esas pasiones humanas que quedan en tu alma y no dudes, los no-muertos volverán a levantarse y Karkes "el patético" será uno de los nuestros.

Mientras el nigromante y la vampiresa observaban la batalla desde la colina. Un grupo de unos sesenta esqueletos cayeron a sangre y fuego sobre los desprevenidos habitantes de South Happerton. Los muertos se contaron por cientos y los supervientes huyeron aterrorizados. Aunque poco después, y tal como estaba previsto, el signo de la batalla cambió. El ejército humano pareció reaccionar y un contingente de 100 milicianos reforzados por diez inquisidores cayó sobre los esqueletos. Algunos milicianos murieron en la batalla, pero los esqueletos no eran rivales para los inquisidores y su magia. El ejército esqueleto fue barrido en menos de una hora.

-Mi señor, no puedo quedarme aquí contemplando la derrota!- protestó Lucretia- déjame intervenir.
La vampiresa miró a su escolta compuesta por vampiros y sobre todo por segadores de almas. Suficientes para acabar con aquel grupo de inquisidores.
-No, pequeña. Déjales. podemos asumir esta pequeña derrota. Pero ellos no podrán asumir una guerra. Además es hora de que empieces a ver el gran secreto de los nigromantes. aguarda a que marchen los soldados.
Y cuando el campo quedó desierto Sandro comenzó a recitar su letanía. Los muertos se movieron, sus huesos se levantaron, recuperaron la no- vida. En cuestión de minutos 120 esqueletos estaban a disposición de los nigromantes. El doble de los que habían caido en combate. Por primera vez Lucretia sonrió, casi había dudado de su maestro.

-Ve al castillo con nuestro ejército- indicó- Yo voy a reclamar nuestra recompensa.
- Maestro- indicó Lucretia con una reverencia- de verdad crees que accederá a darnos el manuscrito.
- Mi pequeña. Jamás nos dará el manuscrito. Pero ese no es el premio que nos dará. Voy a cobrarme su alma...

Sandro se alejó escoltado simplmente por dos maestros vampiro y un espectro segador de almas. Lucretia sonreía, su admiración por el maestro de los nigromantes seguía aumentando.

Miestras Sir Krall seguía perdido en el destierro, vagando sin rumbo por los bosques del norte. No pasaba hambre pues era un gran cazador , mejor pescador y gran conocedor de las hierbas. Acusaba la soledad, más por añoranza de los suyos que por debilidad, por eso se sintió encantado cuando aquella pequeña hada juguetona se acecó para hablar con él...

Al principio creyó que era niña pero de repente alzó el vuelo ante sus asombrados ojos...

-¿Que demonios sois?

-¡Demonio no, Sir Krall! ¡Soy un hada!

-¿Como sabes mi nombre?

-¡Las hadas los abemos todo!

-¡Esto es increible!¡Creía que eráis leyendas!

-Lo mismo se podría decir de vos...- Dijo sonriente la criatura.

-No, ya no. No desde hace mucho. Ahora soy un cuento para aterrorizar a los niños. Me he convertido en un monstruo.

-Aun puedes recuperar lo perdido, Sir Krall, mientras mantengas alta la cabeza llegará un día que regresarás y todo volverá a ser como antes... Volverás con tu pueblo... Y tu princesa.

-¿Pero de donde vienes tu, que pareces mas un zafiro resplandeciente que algo vivo?

-Eso no te lo puedo decir aun.- Se posó en su hombro -Te basta saber que te ayudaré.

Sir Krall antuvo confianza ciega en aquella criatura de apariencia frágil pero gran poder. Todos los días la visitaba a aquel prado y siempre que se iba se asustaba ¿Sería esta la última vez? Pero no, nunca lo era. Y el hada proporcionó al caballero muchos y muy prodigiosos regalos, tales como armas y armaduras y utensilios que no eran de guerra, como ojos de cristal que veían el futuro o capas que le permitían volar. Pero todos los regalos desaparecían al cabo d euna semana. Esto no le importaba a Sir Krall. De hecho, los únicos momentos que se sentía feliz era cuando hablaba con ese ser extraño, msiterioso y mágico.

En otro lado, Karkes esperaba vestido con su mas resplandeciente armadura en las mazmorras del castillo. El día siguiente era el desfile conmemorativo de la victoria, más hoy tenía que cumplir su promesoa. Porsupuesto y tal y como vaticinó su "aliado" no pensaba hacerlo. Sandro llegaría de un momento a otro y él estaba preparado: Había escondido, con su gran inteligencia (o eso pensaba) a muchos arqueros a diestra y siniestra del pasillo, ocultos tras los muros, que dispararían a través de las troneras en cuanto El Nigromante apareciera.

Y El Nigromante apareció. Pero el plan no resultó como esperaba... Cuando Karkes dió la orden, ya no quedaba ni uno de sus hombres vivo.

-No intentes comprender mi poder, Karkes- Fue lo último que el rey oyó -Ni en mil años podrás averiguarlo.

¡Continuad la historia, colegas! ¡Seguro que podeis! A partir de aqui cualquier cosa es posible ¡Seguid vosotros la aventura!

El nigromante retiró un poco su capucha, lo suficiente como para que el aterriorizado ser viera su esquelética faz. Entonces comprendió, había pactado con un liche. El más poderoso de todos. Una luz verde salió de su pecho y se diriíó a las manos del espectro que escoltaba a Sandro. Karkes no entendía su significado, pero no dudaba de que estaba en el más grave peligro de su vida.

-¿Qué me has hecho?- preguntó balbuceante.

-Me he quedado con tu alma, puesto que no has querido darme el Manuscritio de Almuth- Karkes miró sin comprender y Sandro, incapaz de perder la paciencia ante la estupidez del monarca decidió explicarse el sentido de su hechizo.

-Ahora eres uno de los nuestros, un zombi sin alma. Tu existencia, que ya nunca más será vida, depende de mi voluntad. Sírveme y seguirás existiendo, rebélate y simplemente desaparecerás.
Tiene gracia, los ejércitos humanos a partir de ahora servirán a los órdenes de un no-muerto y para gloria de la muerte...


Un día el hada del claro del bosque llegó con gesto preocupado. No emitía la felicidad habitual.
-¿Qué sucede?-preguntó Sir Krall.
-Las sombras se ciernen sobre los reinos del sur. Tu reino. Algo terrible ha pasado. Sir Krall, eres su esperanza y también la nuestra. Acompáñame por la Senda de los Elfos, te ayudaré a pasar las pruebas del unicornio, del árbol milenario y del dragón esmeralda.
Sir Krall aceptó sin comprender muy bien el sentido de aquellas palabras. Pero tenía fe en aquella criatura. Sabía que ella le iba a guiar a su destino.

Las tropas del rey entraron como un ciclón. Alamar fue hecho a un lado

-¿¿Donde está el manuscrito, anciano??

-¿¿Quien lo ordena??

-¡El rey, imbécil!

-¡Pues si no son los mismos dioses los que lo reclaman, no saldrá de aqui!

El soldado alzó su espadapero de repente, su acero se evaporó y una fuerza mágica lanzó al guerrero contra la pared. De inmediato el resto se puso en marcha: Alamar sabía lo que iba a ocurrir. Lo había visto. Esta era su última batalla.
Los hombres del rey le atacaron uno a uno, luego en grupos de tres y finalmente todos al unísono pero ni aun por estas lograban superar la hechicería del gran mago del reino. Mas eran muchos. Algunos murieron. Otros quedaron inconscientes. Y siempre había más. Un gran contingente había sido envíado por Karkes: Tenía que obedecer a su señor, y sabía perfectamente que Alamar jamás entregaría el pergamino. Rayos y centellas surgían de las manos del encantador , escudos invisibles le protegían, ciclones invadieron la sala, pero al final, un filo certero, le cercenó el cuello...

Y atravesaron toda la torre y destrozaron baúles y puertas, y saquearon el lugar, pero no encontraron el pergamino por que Darusor, por orden de su maestro, se lo había llevado lejos. Muy lejos. Para cuando la orden del rey era cumpldia ya hacía dos días que Darusor avanzaba a tarvés de ríos, colinas y bosques... Todo para ir hacia un único lugar...

--BORRAR CUANDO SE PUEDA--

Primero que nada quiero pedir perdón por interrumpir la narración...

Segundo... hasta ahora está MUY buena... pero me siento un poco... superado  :roll1: ... ustedes escriben muy bien... si me llega a entrar la inspiración puede que aporte una que otra sección, pero hasta el momento estoy maravillado con la historia y no se me ocurre nada  :bangin: ...

Sólo voy a aconsejar unas cosillas...

Me parece que quedaría mejor si en cada dialogo se utilizara lo siguiente:
[ i ] - " [insertar dialogo] " - [ / i ] de está forma el dialogo se vería diferente a la narración haciendo de la lectura más amena y fácil de seguir (básicamente lo que se hace en la sección de Rol   )... no es gran cosa... pero ayuda.

También que si existe algún moderador con un poco de tiempo vaya limpiado los comentarios para que la narración se vea más continúa... yo podría hacerlo pero no es mi sección así que por eso aconsejo que alguien se tome algunos minutos para borrar los 3 o 4 (incluyendo este) mensajes que no se relacionen a el cuento... y también quitar (en mi humilde opinion) comentarios en las secciones de narracion... como por ejemplo el "me encanta" de nuestro seños y necromante Sandro  :tongue: , pero claro que esto es sólo en caso de que los participantes quieran...

Si encuentro tiempo y algo de inspiración puede que más adelante aporte algo... pero por ahora... SOLO PUEDO DECIR... MUY BUEN TRABAJO  :thumbup:

Salu2 :cheers: